Puntos Clave
- Tom Homan advierte que ICE intensificará arrestos en Nueva York con la llegada del alcalde electo Zohran Mamdani.
- ICE enfocará ciudades santuario como Nueva York, Chicago y Los Ángeles donde hay límites a la cooperación local.
- El gasto federal incluye más de 170 mil millones de dólares y planes para contratar 10,000 agentes de ICE.
(NEW YORK CITY) Tom Homan, el conocido ex director de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas bajo la administración de Donald Trump, advierte que la ciudad de Nueva York verá un aumento significativo de las operaciones de ICE a medida que el alcalde electo Zohran Mamdani se prepare para asumir el cargo. En declaraciones que impulsan el debate sobre seguridad y política migratoria, Homan subraya que ICE intensificará sus acciones en Nueva York, con especial atención a ciudades santuario como la propia Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Portland y Seattle, donde las autoridades locales limitan la cooperación con las autoridades federales de inmigración.

La advertencia llega en un momento de tensión política y electoral, cuando Mamdani, nacido en Uganda y naturalizado estadounidense en 2018, se prepara para convertirse en el próximo alcalde de la ciudad. Según Homan,
“You’re gonna see a ramp up of operations in New York,”
enfatizando que las ciudades con leyes de santuario son una prioridad para la aplicación de la ley federal. Sus comentarios plantean preguntas sobre cómo se coordinará la ciudad con las exigencias federales y qué impacto inmediato podría tener para residentes, especialmente quienes están en situación irregular o en procesos migratorios.
Homan señaló que la presencia de ICE se incrementará en la Gran Manzana y que los agentes llevarán a cabo más arrestos y acciones de cumplimiento. En su visión, las ciudades que adoptan políticas de santuario permiten que “public safety threats” sean liberadas de la supervisión del sistema de inmigración, una afirmación que ha sido criticada por defensores de derechos civiles que ven un aumento en el riesgo de errores de identidad, detenciones indebidas y separaciones familiares. En contraste, el ex funcionario señaló que estados como Texas y Florida muestran modelos de colaboración entre las autoridades locales y ICE, lo que, según él, facilita las operaciones ejecutivas y la toma de decisiones en materia de enforcement.
Una pieza adicional de la narrativa es la participación de la Guardia Nacional. Homan comentó que, si bien la Guardia Nacional no aplica directamente la ley de inmigración,
“they are assisting ICE with infrastructure, intelligence, and transportation, particularly in cities with high crime rates.”
Citó experiencias previas en Washington, D.C., y sugirió que Nueva York podría ver despliegues similares, al menos en determinadas fases de operaciones o ante escenarios de alta criminalidad. Este uso indirecto de recursos añade una capa de complejidad a la forma en que la ciudad podría percibir la presencia federal en su territorio, especialmente en un periodo de transición administrativa.
En cuanto a los blancos de las operaciones, Homan reiteró una prioridad centrada en individuos con antecedentes penales, amenazas a la seguridad nacional y aquellos que han ignorado órdenes de deportación. No obstante, los críticos ya advierten sobre el riesgo de que una expansión de las operaciones afecte a personas sin historial criminal, incluyendo solicitantes de asilo y familias que llevan años viviendo en la ciudad sin un estatus regular. La retórica de Homan contrasta con preocupaciones expresadas por líderes locales que han dicho que Nueva York, junto con el estado, continuará cooperando con las fuerzas federales para temas de seguridad pública, pero no apoyará acciones que deshagan familias ni causen daños desproporcionados a comunidades vulnerables.
La coyuntura tiene un trasfondo político intenso. Además de las tensiones entre Homan y Mamdani, el escenario nacional ya ha estado marcado por un robusto gasto en seguridad fronteriza. El gobierno de Estados Unidos ha asignado más de 170 mil millones de dólares para el fortalecimiento de la frontera y la seguridad interior, con un fortalecimiento significativo para ICE, que incluye la contratación de 10,000 nuevos agentes y la ampliación de instalaciones de detención. Críticos señalan que este “aumento de gasto” podría alimentar lo que algunos llaman un “deportation-industrial complex” y generar un costo humano alto para comunidades enteras que viven con la incertidumbre de la detención o la separación familiar.
En Nueva York, la respuesta de las autoridades locales ha sido matizada. El alcalde en funciones, Eric Adams, y la gobernadora, Kathy Hochul, han manifestado preocupaciones sobre la posibilidad de que ICE focalice a inmigrantes sin antecedentes penales ni a familias enteras. La ciudad y el estado, subrayan, mantendrán su cooperación con las autoridades federales en asuntos de seguridad pública, al tiempo que evitarán acciones que podrían desmantelar núcleos familiares o generar vulnerabilidades en comunidades ya golpeadas por crisis económicas y sociales. En este marco, el rol de las “ciudades santuario” —incluida Nueva York— se convierte en un eje central de debate entre seguridad, derechos civiles y políticas migratorias a nivel nacional.
El calendario y las dinámicas de poder importan aquí. Con Mamdani a punto de asumir la alcaldía, la promesa de una agenda centrada en derechos de los inmigrantes y en resiliencia comunitaria podría chocar con una postura de mayor dureza que la que ha sido defendida en la última etapa de la administración federal. Mamdani, que ha sido objeto de críticas de parte de figuras federales por su estatus y por cuestionamientos a su elegibilidad, siempre ha buscado articular un mensaje de unidad y resistencia ante lo que él considera retórica divisiva. En su discurso de victoria, ha pedido unidad y resiliencia, a la vez que se ha comprometido a defender a las comunidades vulnerables ante cualquier intento de desmantelarlas.
Los efectos prácticos de estas tensiones se perciben en los barrios donde viven grandes comunidades migrantes. En Nueva York, el incremento de operaciones de ICE podría traducirse en redadas más visibles, detenciones a la frontera interior del país y un fortalecimiento de las técnicas de cooperación entre agencias a nivel local y federal. La pregunta, para residentes y activistas, no es solo si habrá más arrestos, sino qué tipo de red de seguridad —o de inseguridad— se creará para quienes viven con la sombra de un proceso migratorio en curso. Los testimonios de las familias que han pasado por procesos de detención, las personas que han visto sus comunidades marcadas por redadas pasadas y los líderes comunitarios que trabajan para proteger a los más vulnerables serán, en los próximos meses, indicadores clave de cómo se implementan las políticas federales en un continente urbano marcado por su diversidad y por su historia de acogida.
La dimensión internacional también entra en juego de forma explícita. El intercambio de mensajes entre Washington y las ciudades de la costa este atrae la atención de aliados y críticos por igual. Los defensores de los derechos de los inmigrantes destacan que la cooperación entre niveles de gobierno debe centrarse en soluciones humanas: acceso a procesos justos, debido proceso y vías legales claras para quienes buscan protección. Por su parte, las autoridades federales sostienen que reforzar el cumplimiento de la ley de inmigración es una cuestión de seguridad pública y de integridad del sistema migratorio. En este contexto, la ciudad de Nueva York —una de las más grandes ciudades del país y un símbolo histórico de diversidad— podría convertirse en un campo de prueba de cómo equilibrar estas tensiones entre seguridad y justicia.
La conversación pública continuará volviéndose más intensa en los meses que siguen a la toma de posesión de Mamdani. Las autoridades locales señalan que no se limitarán a la retórica: habrá decisiones que afectarán la vida cotidiana de decenas de miles de residentes. ICE, con recursos reforzados, podría intensificar su presencia y su capacidad operativa, lo que podría traducirse en una mayor presión para las comunidades migrantes que viven en ciudades santuario, como Nueva York. En este contexto, la conversación sobre CIudades santuario, ICE y la ciudad de Nueva York no es solo una cuestión de políticas públicas; es una mirada a la vida de las personas que recorren cada día las calles de una ciudad que históricamente ha celebrado la diversidad y la posibilidad de construir una vida mejor para sus familias.
Para quienes viven en ciudades santuario y para los que esperan decisiones sobre su futuro, las palabras de Homan —
“You’re gonna see a ramp up of operations in New York”
— son un recordatorio de que el paisaje de aplicación de la ley migratoria está cambiando ante la llegada de una nueva administración municipal y ante una postura federal que se mantiene inquebrantable en su intención de reforzar la seguridad de la frontera. Las implicaciones para Nueva York —una ciudad que ha sostenido durante años políticas de solidaridad y protección para comunidades migrantes— serán cuidadosamente observadas por activistas, abogados, académicos y, sobre todo, las familias que viven con la realidad de un sistema que puede decidir su futuro en cuestión de horas. El equilibrio entre seguridad, derechos y humanidad será, sin duda, el tema central en el que se dirimirá gran parte de la conversación pública en los próximos meses.
Para ampliar la comprensión pública, las autoridades han señalado la necesidad de transparencia y de un marco de rendición de cuentas que permita seguir de cerca cómo se implementan estas políticas en la vida cotidiana. En un contexto en el que la administración federal ha intensificado el gasto en seguridad, incluyendo un ambicioso plan de incorporación de personal y expansión de instalaciones, la experiencia de Nueva York podría convertirse en un laboratorio no solo de políticas migratorias, sino de su capacidad para proteger a quienes ya viven a su lado, compartiendo la ciudad, la escuela, el trabajo y la vida diaria. En última instancia, la pregunta que quedará en el ambiente público no es solamente cuántos arrestos se realizarán, sino cuántas familias podrán seguir aprendiendo, creciendo y contribuyendo a una Nueva York que, como siempre, se ha definido por su diversidad, su resistencia y su promesa de futuro para todos.
Para aquellos que deseen profundizar en las políticas de inmigración y el estado de las operaciones de ICE, el sitio oficial ofrece información detallada sobre las funciones y el alcance de la agencia. Más allá de las cifras y las declaraciones, las comunidades seguirán evaluando el impacto humano de estas decisiones. ICE, ciudades santuario y Nueva York están ahora entrelazados en una conversación que promete definir, en los próximos meses, si la seguridad puede convivir con la dignidad de las personas que forman la esencia de la ciudad. Para quienes buscan información práctica, el sitio oficial de ICE constituye un punto de referencia clave: ICE. En esta historia, cada detalle —el nombre de las personas, las ciudades, las políticas y las promesas— importa, y la atención se mantiene aguda sobre lo que sucede en las calles de Nueva York y sus alrededores.
Aprende Hoy
ICE → Immigration and Customs Enforcement, agencia federal encargada de hacer cumplir las leyes migratorias y las deportaciones.
Ciudad santuario → Municipio que limita la colaboración con agentes federales para proteger a residentes indocumentados.
Guardia Nacional → Fuerza militar estatal o federal que puede prestar apoyo logístico y operativo en situaciones extraordinarias.
Orden de deportación → Decisión de un juez migratorio que requiere que una persona sea removida del país.
Este Artículo en Resumen
Tom Homan advierte que ICE intensificará operaciones en Nueva York con la llegada del alcalde electo Zohran Mamdani, apuntando a quienes tienen órdenes de deportación y antecedentes penales. Homan menciona apoyo logístico de la Guardia Nacional. Líderes locales y grupos de derechos civiles temen que la ampliación de acciones afecte a inmigrantes sin historial criminal y a familias, escalando el conflicto entre las políticas federales de seguridad y las protecciones de las ciudades santuario.
— Por VisaVerge.com
