Puntos Clave
- La Corte Administrativa Superior rechazó en noviembre de 2025 la suspensión provisional de permisos a pilotos extranjeros.
- La resolución del Cabinet de diciembre de 2024 autoriza wet-lease con tripulaciones foráneas hasta el 31 de diciembre de 2025.
- Treinta y ocho pilotos y copilotos extranjeros recibieron permisos temporales, principalmente para operaciones de Thai VietJetAir.
(THAILAND) La Corte Administrativa Superior de Tailandia rechazó este jueves una solicitud provisional de la Asociación de Pilotos Tailandesa (TPA, por sus siglas en inglés) para suspender de forma inmediata los permisos concedidos a pilotos extranjeros que trabajan en vuelos domésticos, manteniendo, por ahora, vigente la exención temporal autorizada por el gobierno para tripulaciones foráneas. La decisión, tomada a inicios de noviembre de 2025, deja en pie la medida de excepción que permite a las aerolíneas wet-lease con pilotos extranjeros por períodos de hasta seis meses, vigente desde diciembre de 2024 y extendible: la resolución del Cabinet autorizaba este arreglo para un periodo de un año, con la posibilidad de dos prórrogas de seis meses cada una, concluyendo el 31 de diciembre de 2025 y con opción de extenderse si fuera necesario. La resolución fue presentada inicialmente para hacer frente a una falta de pilotos tailandeses y a la necesidad de mantener la estabilidad operativa durante temporadas de alta demanda turística y de tráfico aéreo, según las autoridades competentes.

La decisión judicial, cuyo fallo provisional se difundió a principios de noviembre, fue recibida con reacciones diversas. El Presidente de la Asociación de Pilotos Tailandesa, Capitán Teerawat Angkasakulkiat, comentó que
“deja abierta la posibilidad para que cualquier aerolínea utilice pilotos extranjeros para rutas domésticas de nuevo durante la próxima temporada alta”
si el tribunal no se pronuncia a su favor en la revisión principal. En esa misma línea, Teerawat advirtió que
“la política podría eventualmente llevar a que el pilotaje de aeronaves sea retirado de la lista de ocupaciones restringidas de Tailandia, que actualmente reserva este papel a los nacionales”.
Estas afirmaciones subrayan la preocupación de la asociación por el impacto sobre la formación de pilotos tailandeses y los salarios en la industria, a la vez que denuncian la carencia de un límite temporal claro para la exención que podría allanar el camino para el uso continuo de pilotos extranjeros.
La asociación sostiene que
“muchos pilotos tailandeses permanecen desempleados”,
una postura que cuestiona el argumento oficial de que existe una escasez de mano de obra local. El recurso principal de la TPA, que persigue revocar por completo la autorización para pilotos extranjeros, sigue bajo revisión y
“podría servir como referencia para futuros ministros de trabajo si surgen nuevas solicitudes”,
según Teerawat, quien subrayó que la acción legal busca proteger los derechos de todos los pilotos tailandeses y que la industria debe permanecer unida en apoyo de la petición ante el Tribunal Administrativo. El caso continúa y, por ahora, la demanda de suspensión provisional ha sido denegada.
En el frente gubernamental y empresarial, las autoridades de Trabajo y Transporte sostienen que la exención es necesaria para garantizar la estabilidad operativa, especialmente durante picos de demanda estacional. Aseguran que la normativa está plenamente autorizada por la ley y que permite a las aerolíneas recurrir a tripulación extranjera para mantener servicios sin interrupciones. Por su parte, Thai VietJetAir defendió el uso del wet lease como una respuesta a la creciente demanda turística y a la escasez de aeronaves, con la Autoridad de Aviación Civil de Tailandia (CAAT, por sus siglas en inglés) confirmando que toda la documentación estaba en regla. En septiembre de 2025, una revisión oficial de las aerolíneas implicadas indicó que los permisos estaban alineados con la normativa vigente y los estándares de seguridad.
Entre las cifras que han marcado el desenlace inmediato de la disputa, se destaca que treinta y ocho pilotos y copilotos extranjeros han recibido permisos temporales bajo este esquema de exención. Esta cifra se refiere principalmente a operaciones de Thai VietJetAir, que ha volado con dos A320-200, arrendados en wet lease a Avion Express, con sede en Vilnius, para rutas entre Bangkok Suvarnabhumi, Phuket y Chiang Mai durante la temporada de invierno 2024/25. Este dato subraya la dimensión operativa de la medida y su impacto en el servicio al viajero durante uno de los periodos de mayor demanda del año.
La evaluación de la situación revela que, según CAAT, en Tailandia hay un total de 3.024 pilotos comerciales registrados, de los cuales 1.219 son graduados de escuelas de piloto que siguen en busca de empleo. Este panorama, que la administración describe como una necesidad de cubrir vacíos temporales durante periodos de alta demanda, se ve contrapesado por la crítica de la Asociación de Pilotos Tailandesa, que insiste en la transparencia de los datos laborales y en la eliminación de prácticas que puedan socavar la formación profesional nacional o permitir, de forma encubierta, la sustitución de pilotos tailandeses por extranjeros a largo plazo.
El cabinet de diciembre de 2024, que dio luz verde a la posibilidad de wet leasing con pilotos extranjeros, autorizó un periodo de un año para la medida, con la opción de dos extensiones de seis meses cada una. Este conjunto de disposiciones, según las autoridades, busca armonizar la necesidad de mantener la conectividad aérea con una planificación más estable de la fuerza laboral local. En el debate público, la Administración ha sostenido que la exención está diseñada para proteger la continuidad de servicios y evitar interrupciones que podrían afectar tanto al turismo como al transporte de mercancías, un argumento que la Asociación de Pilotos Tailandesa y otros críticos cuestionan por ir, en su lectura, mucho más allá de la coyuntura y abrir la puerta a un cambio estructural en el manejo de tripulaciones.
En términos de percepción sectorial, la discusión ha puesto de relieve tensiones entre la protección de los puestos de trabajo para pilotos tailandeses y la necesidad operativa de las aerolíneas para enfrentar picos estacionales. El argumento de que la medida no afecta solo a empresas de gran tamaño, sino que establece un precedente para la futura gestión de permisos de wet-lease, ha alimentado un debate más amplio sobre la política laboral en el sector y la formación vocacional de futuros pilotos. En este sentido, Teerawat ha pedido a la CAAT que
“cree un sistema de empleo más justo, publique datos de empleo de pilotos y prohíba esquemas de ‘pago-para-volar’, donde los pilotos pagan por trabajos”,
una demanda que resalta las preocupaciones sobre equidad y transparencia en un mercado que depende de la movilidad internacional de tripulaciones.
La situación actual, al menos hasta el 6 de noviembre de 2025, indica que la suspensión provisional de los permisos de pilotos extranjeros ha sido denegada; los pilotos extranjeros pueden continuar operando bajo los acuerdos de wet lease vigentes. Sin embargo, la demanda principal para revocar la política continúa en revisión judicial, y su resolución podría sentar un precedente significativo para el uso futuro de pilotos extranjeros en el sector de aviación doméstica tailandés. Esta decisión podría afectar, de forma duradera, el estatus de la pilotaje como una ocupación reservada a nacionales y, de paso, influir en la forma en que las aerolíneas estructuran sus flujos de personal ante fluctuaciones de demanda y en la manera en que las autoridades supervisan las prácticas de empleo y las condiciones laborales de los pilotos extranjeros.
El propio caso, que ha llevado a la creación de un marco temporal con capacidad de extensión, está ahora en manos de la justicia administrativa, y su desenlace podría dar forma a una política que afecte a miles de trabajadores y a cientos de vuelos. Si la corte mantiene la versión actual, podrían continuar operando rutas clave de Bangkok a destinos turísticos y regionales, un factor que podría dar continuidad al flujo de pasajeros y carga mientras se mantiene la posibilidad de que el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Transporte ajusten las medidas conforme evolucione la coyuntura laboral. En paralelo, la industria aérea tailandesa debe equilibrar la necesidad de seguridad, cumplimiento regulatorio y protección de empleos, con la realidad de un mercado global cada vez más interconectado donde los permisos de wet-lease permiten a las aerolíneas gestionar picos de demanda de manera ágil.
Para las partes implicadas, el caso marca un punto de inflexión. Si la decisión judicial final se alinea con la postura de la administración, podría consolidarse un marco que legitime, incluso con salvaguardas, la participación de pilotos extranjeros en vuelos domésticos durante periodos determinados, y que sirva como guía para futuros gobiernos ante posibles crisis de personal. Si, por el contrario, la corte falla a favor de la Asociación de Pilotos Tailandesa, se abriría la puerta a la rescisión total de la autorización de pilotos extranjeros, un movimiento que podría desencadenar una reconfiguración rápida de la demanda de empleo y de las políticas de formación. En cualquier caso, el diálogo entre sindicatos, aerolíneas y autoridades, con la participación de la Asociación de Pilotos Tailandesa y la práctica constante de monitoreo de CAAT, será clave para definir el camino a seguir.
Este episodio, que ha puesto sobre la mesa palabras como “permiso de wet-lease” y ha puesto el foco en el debate entre pilotos extranjeros y locales, llega en un momento en que el sector turístico tailandés exhibe signos de recuperación, pero también enfrenta crecientes costos laborales, competencia regional y una demanda que continúa fluctuando. En la conversación pública, la afirmación de que existen pilotos tailandeses calificados y disponibles contrasta con la realidad operativa de la temporada actual, que ha contado con la participación de treinta y ocho pilotos extranjeros en posiciones temporales. A medida que el caso avanza, los ojos de la industria y de los trabajadores se mantendrán puestos en la corte, esperando una decisión que podría no solo definir el presente de la aviación doméstica, sino también sentar un precedente sobre el papel de Tailandia en la vanguardia de la política de empleo en la región.
Para quienes siguen de cerca la evolución del panorama aeronáutico, la próxima fase del juicio, que podría incluir una revisión más detallada de los permisos vigentes y de las condiciones de empleo, será decisiva. La Asociación de Pilotos Tailandesa y sus aliados han pedido transparencia y responsabilidad, mientras que el gobierno y las aerolíneas sostienen que la medida es una solución pragmática para un momento crítico. En este contexto, la experiencia de Thailand VietJetAir con el wet lease, y la colaboración con Avion Express para proveer aeronaves y tripulación, se convierte en un caso de estudio sobre la gestión de crisis, la necesidad de formación local y la protección de empleos sin sacrificar la conectividad.
Si bien la incertidumbre persiste, el sector debe prepararse para un posible abanico de escenarios: desde una prórroga de la exención por periodos adicionales, hasta un retorno completo a un régimen sin pilotos extranjeros, o, en el extremo, una reconfiguración de la oferta de empleo que dé prioridad a la capacitación local. En cualquier caso, la conversación pública seguirá centrada en dos ejes: la seguridad y la eficiencia operativa de vuelos domésticos y la protección de los puestos de trabajo de los pilotos tailandeses. Mientras tanto, asociaciones y reguladores continúan evaluando datos de empleo, informes de seguridad y tendencias de demanda para calibrar políticas que, a corto plazo, permitan a Tailandia mantener su sistema de aviación funcionando con fluidez y, a largo plazo, fortalecer la capacitación de su talento local.
Para aquellos que buscan comprensión de la logística y de los marcos regulatorios, las autoridades insisten en que la exención está articulada dentro de las disposiciones legales existentes y que la CAAT ha supervisado de cerca cada etapa del proceso para garantizar que todas las operaciones cumplan con estándares de seguridad. En este contexto, el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Transporte declaran que la medida es necesaria para la estabilidad de servicios, especialmente durante periodos de alta demanda, y que el objetivo es garantizar que los pasajeros y la carga no enfrenten interrupciones. Este debate, que entrelaza la seguridad operacional con la equidad laboral, podría influir en futuras decisiones sobre la participación de pilotos extranjeros en vuelos domésticos y su regulación en un sistema que, al final, busca equilibrar la protección de los trabajadores tailandeses con la necesidad de mantener una aviación competitiva y resiliente ante las fluctuaciones del turismo regional.
Para quienes deseen profundizar en las bases legales de la exención, el marco normativo ha sido objeto de escrutinio público y jurídico, con la Administración subrayando que la medida está respaldada por la autoridad gubernamental y la legislación vigente. En paralelo, la Asociación de Pilotos Tailandesa mantiene que la transparencia de datos, la protección de empleos nacionales y la prohibición de esquemas que impliquen que los pilotos paguen por trabajos deben ser parte de cualquier reformulación futura de la política. En un país donde la aviación es un vector clave para la economía, estas tensiones entre rapidez operativa y seguridad laboral señalan que las decisiones que tomará la corte en el corto plazo pueden tener efectos duraderos sobre la forma en que Tailandia administra su panorama de pilotos y su relación con socios internacionales.
Para cerrar este capítulo, cabe recordar que la medida de wet-lease con pilotos extranjeros, tal como ha sido anunciada y debatida, sigue siendo objeto de vigilancia pública y regulatoria. Las aerolíneas y las autoridades deben seguir documentando y publicando información que permita evaluar el impacto real de los permisos temporales sobre el empleo local, la seguridad de la operación y la experiencia de viaje de los pasajeros. En medio de esta discusión, la humanidad del sector —las vidas de los pilotos, las familias de los trabajadores, los destinos de cientos de pasajeros— aparece en el centro de la controversia, recordando que cada decisión regulatoria tiene un costo humano y una consecuencia tangible para comunidades enteras que dependen del movimiento constante de aviones y del flujo de personas entre Bangkok, Phuket y Chiang Mai. Toda la agenda futura, desde la protección de derechos laborales hasta la gestión operativa de las rutas clave, dependerá de la resolución definitiva de este litigio y de la voluntad colectiva de encontrar un equilibrio entre seguridad, empleo y competitividad internacional.
Para quienes deseen revisar la documentación oficial y las resoluciones a las que se alude, la página de CAAT y las comunicaciones ministeriales ofrecen un registro detallado de las decisiones y de los permisos temporales emitidos, junto a las pautas que rigen el uso de pilotos extranjeros en vuelos domésticos. Además, para comprender mejor la estructura de permisos y la letra pequeña de las autorizaciones, puede consultarse la página oficial de la autoridad aeronáutica sobre las directrices de wet-lease y los requisitos de seguridad aplicables a pilotos extranjeros, disponibles en el sitio oficial de CAAT y a través de las publicaciones del Cabinet que respaldan la resolución de diciembre de 2024. En el marco de este tema, las partes interesadas también pueden consultar documentación adicional y actualizaciones sobre los permisos de wet-lease y las condiciones de empleo a través de enlaces oficiales y comunicados gubernamentales que consolidan la transparencia de estas decisiones.
La historia continúa y, con ella, la conversación sobre el futuro de la aviación tailandesa y su economía. En este cruce entre seguridad operacional, empleo local y políticas laborales, la próxima sentencia podría no solo determinar el destino inmediato de los permisos de pilotos extranjeros, sino también el rumbo a largo plazo de lauba de la Asociación de Pilotos Tailandesa, de los trabajadores aeronáuticos y de las aerolíneas que operan en Tailandia, en un país que busca equilibrar su prestigio en la región con la protección de sus propios profesionales y el desarrollo de su industria. Para la gente en Bangkok, Phuket, Chiang Mai y más allá, cada decisión judicial y cada revisión de política tendrá un impacto directo en la continuidad de miles de vuelos que conectan ciudades y comunidades, en el ritmo del turismo y en la vida diaria de quienes dependen del transporte aéreo para viajar, trabajar o enviar mercancías a su destino.
Notas finales y contexto práctico: el periodo de gracia de un año para la modalidad de wet-lease con pilotos extranjeros, autorizado por el Cabinet en diciembre de 2024, expira el 31 de diciembre de 2025, con la posibilidad de dos extensiones de seis meses cada una. En este sentido, las implicaciones de la decisión judicial que se ha producido serán determinantes para decidir si esa ventana de tiempo representa una flexibilidad operativa transitoria o si, a medio plazo, Tailandia deberá replantear de forma sustancial su política de empleo y formación de pilotos. Si se mantiene la actual aproximación, podría consolidarse un marco regulatorio que permita a aerolíneas como Thai VietJetAir gestionar flujos de personal extranjero en determinadas condiciones y para determinados periodos, siempre bajo un monitoreo riguroso por parte de CAAT y las instancias correspondientes. Si, en cambio, se impone una revisión más estricta que limite o elimine el uso de pilotos extranjeros para vuelos domésticos, las aerolíneas podrían verse obligadas a acelerar su programa de formación de pilotos tailandeses y a ajustar sus estrategias de contratación y compensación para cumplir con las normas futuras.
En suma, este episodio no sólo gira en torno a una disputa legal entre una asociación profesional y el gobierno. Representa, a la vez, un espejo de los retos que enfrenta Tailandia al intentar sostener un crecimiento turístico dinámico mientras protege a sus trabajadores cualificados y mantiene estándares de seguridad y calidad en un sector que depende de una coordinación precisa entre operadores, reguladores y mercados internacionales. El veredicto final, cuando llegue, podría convertirse en un referente regional sobre cómo equilibrar la demanda temporal de mano de obra extranjera con la protección de una fuerza laboral local capacitada y competitiva a largo plazo, un dilema que probablemente seguirá definiendo el debate en la industria de la aviación del Sudeste Asiático durante años.
Aprende Hoy
wet-lease → Contrato donde una aerolínea alquila avión junto con tripulación, mantenimiento y seguro por un periodo determinado.
permiso temporal → Autorización concedida por el Ministerio de Trabajo para que pilotos extranjeros trabajen en rutas domésticas por tiempo limitado.
CAAT → Autoridad de Aviación Civil de Tailandia, encargada de supervisar seguridad, licencias y cumplimiento aeronáutico.
Este Artículo en Resumen
La Corte Administrativa Superior negó la solicitud provisional de la Asociación de Pilotos en noviembre de 2025, manteniendo la exención de diciembre de 2024 que permite wet-lease con pilotos extranjeros hasta el 31 de diciembre de 2025, con posibles extensiones. Treinta y ocho pilotos extranjeros recibieron permisos temporales, mayormente para Thai VietJetAir en rutas Bangkok–Phuket–Chiang Mai. La demanda principal que busca revocar la autorización continúa, planteando debates sobre empleo local, transparencia de datos y el alcance temporal de la exención.
— Por VisaVerge.com
