Puntos Clave
• El Pacto de Migración y Asilo permite expulsión acelerada y registro en el Sistema de Información de Schengen desde 2024.
• Quienes pierden su solicitud de asilo quedan sin residencia ni trabajo, incluso tras años de integración social o laboral.
• Los empleadores deben terminar contratos de inmediato si el solicitante pierde estatus legal, generando despidos y desarraigo comunitario.
Los solicitantes de asilo en Europa se enfrentan hoy a una situación complicada marcada por cambios recientes en políticas de inmigración. Aunque muchos buscan integrarse y encontrar empleo en sus países de acogida, la nueva presión regulatoria y administrativa los está colocando en una situación muy frágil. Ahora, una serie de reformas, lideradas por el llamado Pacto de Migración y Asilo, está cambiando las reglas y trayendo consecuencias graves: tanto para la vida diaria de quienes buscan protección como para los empleadores y comunidades que quieren integrarlos.
Aumento del riesgo de caer en estatus irregular

Las autoridades de la Unión Europea han adoptado, en 2024, el nuevo Pacto de Migración y Asilo. Esta ley y sus normas relacionadas buscan agilizar la expulsión de personas que no logran obtener protección legal, es decir, quienes no reciben el estatus de refugiados tras su solicitud de asilo. Los objetivos de este pacto incluyen coordinar y hacer cumplir de manera más estricta las órdenes de devolución, provocando que los solicitantes de asilo rechazados puedan ser identificados y deportados mucho más rápido. Incluso, las decisiones de devolución se registran en el Sistema de Información de Schengen, lo cual significa que cualquier país de la UE puede hacer valer esa orden sin importar dónde se emitió.
Para quienes han logrado cierta integración a través del mercado laboral, la educación u otros medios, este endurecimiento implica una amenaza constante. Si su solicitud de asilo es rechazada o se retrasa su resolución, corren un alto riesgo de quedar en estatus irregular. Eso quiere decir vivir sin papeles, sin derechos legales y con miedo a la deportación. De acuerdo con el análisis de VisaVerge.com, la aceleración de estos procedimientos no solo margina a quienes buscan seguridad, sino que también siembra incertidumbre entre quienes esperan una decisión que puede tardar meses o años.
La integración laboral, amenazada por la inseguridad jurídica
Aunque muchos solicitantes de asilo están decididos a contribuir y trabajar, las estadísticas muestran que tienen menos posibilidades de empleo que los ciudadanos nativos y que otros grupos migratorios. De hecho, el porcentaje de solicitantes de asilo empleados es, en promedio, 10 puntos menos que la tasa de empleo entre personas nacidas en el país. Esto se debe a varias trabas que se mantienen incluso cuando las personas han comenzado a integrarse:
- La ley obliga a los empleadores a terminar los contratos inmediatamente si la persona pierde su permiso de residencia o trabajo como resultado de una denegación de asilo.
- Los retrasos administrativos, sumados a reglas que impiden el acceso temprano al trabajo después de llegar, hacen que conseguir y mantener un empleo sea aún más difícil para quienes buscan asilo.
- Cada año extra de espera por una decisión reduce en un 5% las posibilidades de conseguir trabajo en el futuro, porque las personas pierden habilidades y la ansiedad debilita su motivación y salud mental.
Esto implica que, aunque un solicitante de asilo logre encontrar trabajo e integrarse, la amenaza de perder ese trabajo es constante. Tan pronto como cambia la decisión sobre su estatus, pierde el permiso de trabajo y cae en estatus irregular.
El regreso a la irregularidad: de la integración al limbo legal
Muchos solicitantes de asilo han experimentado lo que se conoce como “limbo legal”. Es decir, aunque se esforzaron por integrarse, se encuentran nuevamente fuera del sistema cuando su solicitud es rechazada y la expulsión no puede hacerse efectiva. Esto puede deberse a problemas prácticos, como no tener documentos de viaje válidos o la negativa del país de origen a aceptar su regreso. En estos casos, quedan en situación irregular y pierden todo acceso a servicios básicos: no pueden trabajar, estudiar ni recibir apoyo de instituciones públicas.
El Pacto de Migración y Asilo y otros planes de la UE proponen la creación de “centros de retorno” fuera de las fronteras de la Unión Europea. Estos lugares, destinados a retener a personas en espera de expulsión, han despertado fuertes críticas por posibles violaciones a los derechos humanos. Además, el traslado a estos centros puede romper los lazos que los solicitantes de asilo han creado con sus comunidades locales durante su tiempo de integración. La separación de estos vínculos limita aún más las oportunidades de volver a integrarse, aun si su situación migratoria mejora más tarde.
Factores que agravan la vulnerabilidad de los solicitantes de asilo
El futuro de muchos solicitantes de asilo queda así en manos de varias reglas y obstáculos institucionales. Podemos resumir los factores clave así:
- Políticas de devolución aceleradas: Al querer expulsar a las personas más rápido, se corre el riesgo de ignorar los esfuerzos que han hecho para adaptarse, aprender el idioma, trabajar legalmente e integrarse. Si las apelaciones ante tribunales de inmigración no prosperan, se ordena su detención y eventual deportación.
- Barreras para acceder al empleo: Muchos países limitan o retrasan el acceso de los solicitantes de asilo al mercado laboral, lo cual agrava la diferencia de tasas de empleo frente a los locales y promueve la vulnerabilidad económica.
- Procesos largos y complicados: El tiempo que transcurre desde que una persona pide asilo hasta que recibe una respuesta definitiva puede extenderse por años. Durante ese tiempo, si las personas no pueden trabajar o estudiar, pierden habilidades, bajan su autoestima y la oportunidad de contribuir en el futuro se reduce.
- Centros de retorno o externalización: La construcción de centros fuera de la UE donde se retiene a personas pendientes de expulsión incrementa la sensación de incertidumbre y aislamiento, además de separar a los solicitantes de asilo de los lazos sociales que tenían en Europa.
Este círculo de lucha y retroceso hace que la integración real sea cada vez más difícil para quienes buscan protección.
Testimonios y experiencia diaria
Detrás de cada cifra y política, hay personas reales que viven el proceso día a día. Muchos solicitantes de asilo cuentan que después de pasar años aprendiendo el idioma, trabajando o yendo a la escuela, todo puede esfumarse si su solicitud es rechazada. Una mujer entrevistada declaró: “Tras aprender el idioma y conseguir un empleo, recibí la notificación de que debía abandonar el país… perdí mi trabajo de golpe y ahora no sé a dónde ir”. Esta experiencia se repite en distintos países de la UE, donde la espera prolongada, la inseguridad y la amenaza de expulsión suponen una carga emocional muy grande.
Para los empleadores, también es complicado. Quieren contar con personal estable y capacitado; sin embargo, la ley los obliga a despedir a quienes pierden su estatus legal. Esto causa rotación, pérdida de talento y desmotivación entre trabajadores extranjeros y nativos por igual.
Datos clave y tendencias
- El acceso al mercado laboral para solicitantes de asilo sigue estando mucho más restringido que para otros migrantes. Tienen menor posibilidad de conseguir empleo, y cuando lo logran, suelen ser trabajos inseguros o mal pagados en comparación con otros grupos.
- Retrasos de años en los procesos de solicitud afectan el bienestar psicológico y profesional de estas personas, haciendo muy difícil que puedan reintegrarse aunque finalmente logren un permiso.
- Los nuevos métodos de registro electrónico y la coordinación europea para identificar y expulsar a quienes no tienen derecho a quedarse aumentan el estrés y la incertidumbre jurídica de los solicitantes de asilo.
Según el Parlamento Europeo, todas estas reformas buscan una gestión más rápida y eficiente de los flujos migratorios, pero el precio de dicha eficacia lo pagan en primer lugar quienes necesitan protegerse y reconstruir su vida.
Un círculo vicioso: de la esperanza a la precariedad
El proceso que viven muchos solicitantes de asilo suele seguir este patrón:
- Llegan al país de acogida y presentan una solicitud de asilo.
- Esperan durante meses o años una respuesta oficial.
- Si logran acceder a algún empleo o formación, aprovechan la oportunidad para integrarse.
- Si la respuesta es negativa y no pueden ser deportados enseguida, caen en estatus irregular, perdiendo su trabajo y derechos sociales.
- En algunos casos, pueden ser trasladados a un centro de retorno fuera de la UE, quedando aún más aislados y sin opciones.
A pesar de sus esperanzas iniciales, esta cadena provoca un círculo donde la integración se vuelve casi imposible de sostener a largo plazo.
El papel de los sistemas nacionales y la necesidad de armonización
Mientras que el Pacto de Migración y Asilo intenta crear normas comunes para toda Europa, en la práctica los procedimientos y tiempos varían mucho entre países. Algunos permiten trabajar pocas semanas después de presentar la solicitud; otros imponen esperas más largas. Los servicios de apoyo también son muy diferentes según el país.
Esta falta de armonía genera confusión y desigualdad. Dos personas con historias y perfiles similares pueden tener destinos completamente distintos según el lugar al que lleguen. Por eso, algunos grupos de derechos humanos y asociaciones de inmigrantes piden que se aseguren garantías mínimas comunes relacionadas con el trabajo y el acceso a la educación, mientras duran los procedimientos de asilo.
Reacciones y críticas sociales
Muchas organizaciones sociales critican abiertamente la tendencia de priorizar la expulsión por encima de la integración. Advierten que la seguridad jurídica, la estabilidad laboral y el acceso a servicios básicos no son solo derechos humanos; también benefician a los países de acogida al reducir la marginalidad y estimular la economía.
Por otro lado, los gobiernos argumentan que las expulsiones rápidas ayudan a mantener la confianza en el sistema migratorio y a separar mejor a quienes sí necesitan protección de quienes no cumplen los requisitos. Sin embargo, estas medidas no eliminan la inestabilidad de quienes ya están integrados y tienen pocos recursos para enfrentarse a una vida en estatus irregular.
¿Qué pueden hacer los solicitantes de asilo y los empleadores?
Dado este panorama, es importante que tanto solicitantes de asilo como empleadores conozcan sus derechos y obligaciones. Mantenerse informados a través de fuentes oficiales, como el Parlamento Europeo, es clave para saber cuáles son los procedimientos y tiempos vigentes en cada país.
También se recomienda buscar asesoría legal especializada, sobre todo si hay retrasos en el proceso o si se enfrenta el riesgo de caer en estatus irregular. Muchos organismos locales ofrecen ayuda gratuita para revisar casos y acompañar en la defensa de los derechos laborales y sociales.
Resumen y llamado a la reflexión
La situación de los solicitantes de asilo en Europa muestra la compleja interacción entre políticas públicas y vidas individuales. El nuevo Pacto de Migración y Asilo, aunque busca gestionar mejor la llegada y permanencia de personas extranjeras, está teniendo como resultado la pérdida de derechos y la vuelta al estatus irregular de personas que ya han mostrado esfuerzo y voluntad de integrarse.
La presión para expulsar rápido y el uso de centros de retorno, así como la demora en los trámites, crean un ambiente de inseguridad permanente. El estatus irregular no solo margina a quienes buscan protección, sino que también perjudica a las economías locales y dificulta la labor de empleadores.
Mantener un equilibrio entre el control migratorio y la integración real sigue siendo un reto para toda Europa. De cara al futuro, la coordinación entre países, la transparencia y el respeto a los derechos básicos serán fundamentales para que los procesos beneficien a todos los involucrados.
Para obtener más información actualizada sobre políticas y derechos de los solicitantes de asilo en Europa, se sugiere consultar recursos de confianza como el Parlamento Europeo.
Tal como destaca VisaVerge.com, detrás de cada cambio legal hay desafíos humanos que merecen atención y respuesta informada, sin perder de vista la dignidad y los derechos de todos.
Aprende Hoy
Pacto de Migración y Asilo → Acuerdo de la UE en 2024 para regular expulsiones rápidas y coordinación en el manejo de solicitudes de asilo.
Sistema de Información de Schengen → Base de datos europea compartida que registra decisiones migratorias y órdenes de devolución entre países Schengen.
Estatus irregular → Situación de vivir sin permisos legales de residencia ni acceso a servicios oficiales, arriesgando la deportación.
Centro de retorno → Instalación, generalmente fuera de la UE, para retener personas en espera de expulsión o devolución.
Lapsus de habilidades → Pérdida de competencias profesionales por largos periodos sin empleo, dificultando la reintegración laboral futura.
Este Artículo en Resumen
El nuevo Pacto de Migración y Asilo acelera expulsiones y usa el Sistema de Información de Schengen para registrar decisiones. Los solicitantes de asilo pierden derechos laborales y residencia tras una negativa, incluso si estaban integrados, lo que incrementa la precariedad y dificulta conectar y reconstruir vidas en Europa.
— Por VisaVerge.com
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