Puntos Clave
- Unos 50 casos fueron remitidos para cancelar registro familiar tras confirmarse registro en China o posesión de pasaportes chinos.
 - El 2 de noviembre de 2025 la NIA remitió los expedientes; la revocación implica pérdida de voto, seguro y derecho de residencia.
 - Unas 12,000 personas debieron probar la pérdida de registro en China; 7,835 entregaron documentación antes del 29 de octubre de 2025.
 
(TAIWAN) En las primeras horas de este domingo, la National Immigration Agency (NIA) confirmó que aproximadamente 50 personas podrían perder su estatus de registro familiar taiwanés tras pruebas que demuestran que tenían registro familiar en China o que poseían pasaportes chinos. La agencia indicó que estas personas han sido remitidas a las oficinas de registro para la cancelación de su estatus de hogar en Taiwán, una acción que se enmarca en la aplicación de la Ley Cross-Strait y sus interpretaciones, y que podría afectar derechos fundamentales como la residencia, la votación y el acceso a seguros y servicios sociales. Este paso llega en medio de un esfuerzo más amplio del gobierno para endurecer la distinción entre la ciudadanía taiwanesa y las vinculaciones administrativas con la China continental, un tema que ha estado en el centro de las estrategias de seguridad nacional impulsadas por el presidente Lai Ching-te.

La acción, basada en el Artículo 9-1, Párrafo 1 de la Ley Cross-Strait, establece que
“The people of the Taiwan Area may not have household registrations in the Mainland Area or hold passports issued by the Mainland Area.”
En su lectura legal, la posesión de una tarjeta de identificación de residente china o de un permiso de residencia en China se considera equiparable a un registro familiar en China, con lo que se desemboca en la pérdida de la residencia legal en Taiwán. En junio de 2025, y con declaraciones que han sido reiteradas por autoridades, se ha subrayado que el objetivo es evitar que residentes taiwaneses con vínculos administrativos o documentales con China mantengan derechos derivados del registro taiwanés.
El ministro del Interior, Liu Shyh-fang (劉世芳), afirmó en marzo de 2025 que
“any Taiwanese found holding a Chinese identity card would have their Taiwan identity card revoked.”
Añadió, además, que
“The MOI would also notify the Ministry of Foreign Affairs (MOFA), the NIA and household registration offices to cancel related identification and travel documents, including national health insurance, ID cards and passports.”
Estas declaraciones resaltan la intención de la Administración de Interior de coordinar con otros ministerios para despojar a los individuos de documentos y derechos vinculados a su estatus en Taiwán cuando se detecten registros chinos o cartas de identidad china.
La acción forma parte de las 17 estrategias anunciadas por el presidente Lai Ching-te para contrarrestar amenazas a la seguridad nacional y las operaciones de influencia de la China comunista, conocidas como “united front.” La idea es cortar cualquier base de respaldo que pueda permitir a Beijing interferir o subvertir el sistema taiwanés a través de la ciudadanía o el registro. En ese marco, la vigilancia y revisión de registros se ha intensificado en años recientes, con varios casos que han dejado claro que se trata de un proceso continuo y, para muchos, irreversible si se confirman las evidencias de vínculos con China.
Entre los antecedentes recientes, se señala que en septiembre de 2024 se revocó el registro de un taiwanés que vivía en China y que poseía una identificación china, incluyendo su pasaporte. En abril de 2025, un docente identificado con el apellido Jang perdió su estatus taiwanés tras hallarse que había obtenido un documento de registro familiar en China, marcando el primer caso bajo una nueva interpretación judicial de la Ley Cross-Strait. Estas decisiones se enmarcan en un esfuerzo por cerrar puertas a la doble legitimación de residencia y ciudadanía, algo que la administración considera incompatible con el marco de seguridad nacional taiwanés.
A la par de estas acciones, el gobierno ha pedido a unos 12.000 antiguos nacionales chinos que residen en Taiwán que presenten pruebas de pérdida de su registro familiar en China. A fecha del 29 de octubre de 2025, se contabilizaban 7.835 personas que ya habían presentado los documentos requeridos, 2.317 habían recibido extensiones o aportado declaraciones, y 1.388, que habían pasado largos periodos en el extranjero, estaban bajo gestión de registro. La tasa de finalización de estos expedientes se sitúa en un 95,1%. Este conjunto de cifras ilustra la magnitud de la revisión y su impacto práctico en la población que ya se encuentra integrada en diferentes ámbitos taiwaneses, desde el empleo público hasta el acceso a servicios básicos.
Entre los casos de renuncia voluntaria a la ciudadanía taiwanesa, 16 nacionales chinos que obtuvieron documentos de identidad taiwaneses mediante matrimonio han decidido renunciar voluntariamente a su estatus en Taiwán. Estas renuncias han sido impulsadas por varias razones, que van desde el deseo de conservar derechos en China, como el acceso a beneficios sociales o derechos de herencia, hasta escenarios personales como la muerte de un cónyuge taiwanés. En estos ejemplos, la motivación no es solo burocrática: subyacen dinámicas familiares y económicas que muestran cuán profundamente entrelazadas están las vidas de quienes han construido una existencia en Taiwán y, sin embargo, mantienen lazos formales con la China continental.
En el corazón de estas decisiones se encuentra el concepto de registro familiar taiwanés como base legal de los derechos de ciudadanía, incluida la votación, la residencia y el acceso a servicios sociales. El Gobierno ha subrayado que la prohibición de la doble inscripción de residencia, tanto en Taiwán como en China, existe expresamente para evitar conflictos de lealtad y posibles amenazas a la seguridad nacional. En este contexto, se ha señalado que incluso miembros de las fuerzas armadas, funcionarios civiles y docentes pueden verse afectados, con especial atención a aquellos en puestos sensibles. Además, se ha indicado que las agencias pertinentes deben revisar si los empleados públicos poseen documentos emitidos por China, como parte de una revisión más amplia de lealtades y vínculos institucionales.
El efecto práctico de perder el registro familiar taiwanés va más allá de la simple pérdida de la residencia. Quienes pierden este registro pierden también el derecho de abode (derecho a vivir en Taiwán), la capacidad de votar, el acceso al seguro de salud nacional y otras libertades civiles vinculadas a la ciudadanía. Este conjunto de consecuencias resuena entre las comunidades afectadas, especialmente aquellas con historial de familias que han mantenido lazos entre Taiwán y China a lo largo de generaciones. En el ámbito laboral, el escrutinio se ha intensificado para evitar que personas en puestos sensibles conserven documentos chinos que podrían derivar en conflictos de lealtad. En palabras de funcionarios, la acción busca eliminar la confusión entre la casa en Taiwán y la residencia en China, una distinción que, según las autoridades, podría ser instrumentalizada para fines que contravienen la seguridad y la integridad del sistema taiwanés.
La Ley Cross-Strait, de hecho, existe precisamente para regular estas cuestiones y evitar que la residencia se convierta en un pasaporte de facto a derechos que la Ley de Taiwán no reconoce, un tema que ha provocado debates y tensiones políticas tanto dentro de Taiwán como en su relación con Beijing. Dicho marco legal, junto con las interpretaciones que ha autorizado la administración, ha llevado a que el registro de Taiwán se vea sometido a un escrutinio más riguroso, en un intento por impedir que personas con vínculos claros a China continúen disfrutando de privilegios que la legislación taiwanesa reserva a aquellos con lazos formales de ciudadanía.
El registro familiar taiwanés, la base de la ciudadanía, es la pieza central de este entramado legal y social. En Taiwán, mantener un registro dual o haber obtenido documentos extranjeros que puedan suplantar o contradecir el estatus local se percibe como una vulnerabilidad que podría afectar la integridad de la identidad nacional y la integridad de las instituciones públicas. En un contexto donde la seguridad nacional y la defensa de la soberanía se han convertido en prioridades explícitas, la Administración ha subrayado la necesidad de una revisión constante de los vínculos que sostienen estos registros. En palabras de las autoridades, la distinción entre Taiwán y la China continental debe mantenerse clara para evitar la erosión de la identidad y de los derechos fundamentales que emanan del registro familiar taiwanés.
Para quienes buscan información oficial sobre el tema, la Department of Household Registration, Ministry of the Interior, y la National Immigration Agency son los organismos responsables de la aplicación y de las consultas públicas. La conversación en torno a estas políticas ha estado marcada por una combinación de mensajes oficiales y testimonios de personas afectadas, que a menudo describen la experiencia como una verdad difícil de aceptar: sus vidas pueden cambiar drásticamente por una decisión administrativa que, para muchos, parece lejana pero que tiene un impacto inmediato y profundo en su día a día. En este contexto, la claridad de las políticas, el acceso a la información y la transparencia de los procesos son cruciales para las personas que ahora se enfrentan a la posibilidad de perder su estatus y, con ello, derechos que han dado por garantizados durante años.
En el marco de la cobertura de estas noticias, la NIA ha insistido en que la información se maneja con rigor y que las decisiones se basan en pruebas claras de registro en China o de posesión de documentos chinos. Los documentos de identidad, los pasaportes y otros documentos de viaje vinculados a China han sido objeto de revisión, con la idea de asegurar que el registro familiar taiwanés siga siendo el eje de las capacidades cívicas y de derechos en Taiwán. En esa línea, la autoridad ha señalado que estas medidas no se aplican de forma selectiva a un grupo particular, sino que abarcan a todos los taiwaneses que se encuentren en cualquiera de las situaciones contempladas por la Ley Cross-Strait, incluida la posesión de documentos que equiparen la residencia en China con el registro en China.
La conversación pública sobre estas cuestiones no es sencilla y ha sido objeto de críticas y debates entre especialistas, defensores de derechos y partidos de oposición, que advierten sobre el impacto humano y las posibles consecuencias económicas para individuos y familiares que de pronto se ven sin la protección de un estatus civil plenamente reconocido. Sin embargo, desde el punto de vista oficial, la narrativa es clara: cuando la lealtad institucional y la ciudadanía se ven sometidas a un marco legal que busca evitar la apropiación de derechos por vías ajenas al marco taiwanés, las acciones de revisión y cancelación del registro familiar se convierten en una herramienta necesaria para preservar la seguridad nacional y la coherencia de las políticas de ciudadanía.
En cuanto a las cifras sobre el proceso de verificación de documentos de ciudadanía anterior de chinos que viven en Taiwán, el Gobierno ha publicado datos que muestran un progreso constante. Hasta el 29 de octubre de 2025, se han recibido 7.835 documentos, se han otorgado 2.317 extensiones o declaraciones, y 1.388 personas que han permanecido fuera de Taiwán durante períodos largos quedaron bajo gestión de registro. Al mismo tiempo, se reporta una tasa de finalización de procesos que alcanza el 95,1%. Estos números, comunicados por la NIA, muestran un esfuerzo institucional sostenido para cumplir con las metas de verificación y ajuste de estatus que la Ley Cross-Strait impone.
La atención pública también ha recaído en ejemplos de renuncia voluntaria a la ciudadanía, especialmente en casos de matrimonios entre taiwaneses y chinos. En algunos de estos casos, personas que habían obtenido documentos de identidad taiwaneses mediante matrimonio han optado por abandonar su estatus en Taiwán. Este fenómeno, según las autoridades, revela la complejidad y la diversidad de motivaciones a la hora de decidir qué tipo de vínculo con Taiwán desean mantener. En cada caso, las autoridades subrayan la necesidad de que las decisiones se tomen con claridad, transparencia y con la comprensión de las consecuencias para la vida cotidiana, la seguridad social y la seguridad personal.
Para la audiencia internacional que cubre estas historias, el marco legal y la práctica administrativa se traducen en realidades humanas muy concretas. Quienes pierden su registro familiar taiwanés quedan sin la posibilidad de vivir en Taiwán con el derecho a laborar legalmente, sin la garantía del acceso a la salud nacional y sin la capacidad de participar en procesos electorales. Es decir, derechos que, para muchos, han sido parte de su vida cotidiana, y que, de pronto, quedan fuera de alcance por una decisión que parece administrativa, pero que tiene consecuencias inmediatas. El caso no es aislado, pero cada persona afectada representa una historia única: la de un lugar que se ha convertido en hogar y de una ciudadanía que de un día para otro puede perder su estatus.
Mientras la presión de la seguridad y la integridad del sistema persiste, el registro familiar taiwanés permanece como una pieza central de ciudadanía y derechos. El debate público continúa, con argumentos que sostienen que el control de documentos y el control de la residencia en China son necesarios para evitar vulnerabilidades de seguridad, y otros que advierten sobre el potencial de impacto humano y la necesidad de salvaguardas para las personas atrapadas en un laberinto administrativo. En el cruce de estas posturas, la distinción entre Taiwán y la China continental continúa siendo el eje de la discusión, con un énfasis cada vez mayor en la claridad de las reglas, la transparencia de las decisiones y la protección de los derechos de quienes han construido su vida en Taiwán a lo largo de los años.
Para quienes buscan información oficial, el sitio del National Immigration Agency y el Departamento de Registro de Hogares, dentro del Ministerio del Interior, figuran como las autoridades responsables de la implementación y de las consultas públicas. En ese sentido, la experiencia de quienes están en proceso de verificación o que ya han atravesado la revisión es central para entender el impacto humano de estas políticas. En el frente de la cobertura periodística, se busca empezar por la experiencia de las personas, por las dependencias administrativas y por el marco legal que sostiene estas decisiones, sin perder de vista que al final del día se trata de personas y de comunidades enteras que ven afectada su vida diaria.
La narrativa de estas políticas, con su carga simbólica y práctica, obliga a mirar las implicaciones de la Ley Cross-Strait en el tejido social de Taiwán. Un tejido que, para funcionar plenamente, necesita claridad en las reglas, acceso a la información y una vía segura para quienes negocian entre dos mundos. En ese sentido, la necesidad de una cobertura informativa que explique cómo funciona la revisión de registros, qué derechos están en juego y cuáles son las vías para apelar o comprender las decisiones administrativas se hace aún más importante. El objetivo, al final, es brindar una visión completa y comprensible de cómo estas políticas, que afectan directamente a cientos de personas, se traducen en la vida cotidiana de las familias, los trabajadores y los ciudadanos en Taiwán, y de cómo se insertan en el marco más amplio de las relaciones entre Taiwán y la China continental.
Para ampliar información oficial, los lectores pueden consultar el portal del National Immigration Agency, que ofrece actualizaciones y aclaraciones sobre procedimientos y documentos necesarios. En el marco de este tema, conviene recordar que el registro familiar taiwanés y los derechos asociados a la ciudadanía son conceptos que están en el corazón de la identidad cívica de Taiwán y de su seguridad nacional. En última instancia, el diálogo entre transparencia gubernamental y las experiencias de las personas afectadas será crucial para entender el alcance real de estas medidas y su efecto en la vida cotidiana de quienes han construido su hogar en Taiwán a lo largo de años, con vínculos que a veces abarcan varias generaciones y múltiples países. Para más información, las autoridades apuntan a fuentes oficiales, y se recomienda consultar la página oficial de la NIA, así como los documentos y guías publicadas por el Ministerio del Interior.
Notas: Este artículo utiliza las declaraciones y cifras suministradas por la National Immigration Agency y el gobierno taiwanés, con especial atención a los términos legales y a la terminología oficial, incluyendo registro familiar taiwanés, National Immigration Agency y Ley Cross-Strait. La cobertura respeta las citas exactas proporcionadas por las fuentes, preservando los nombres y cargos de las personas citadas en el texto. Para información oficial relacionada con procesos migratorios y derechos, se recomienda consultar el sitio oficial de la NIA y las guías de registro y ciudadanía disponibles en el portal gubernamental. El objetivo es presentar una visión clara y precisa de un tema complejo, manteniendo el foco en las personas y comunidades afectadas y en el marco legal que ordena estas decisiones. Si desea leer más sobre el tema, puede consultar el sitio oficial de la NIA y la oficina de Registro de Hogares del Ministerio del Interior, donde se publican los lineamientos y resoluciones relevantes. En particular, los lectores pueden revisar el enlace a la información de la NIA para comprender mejor la definición de las políticas y los procedimientos involucrados, así como la relación entre el registro familiar taiwanés y la Ley Cross-Strait.
Fuentes oficiales y documentos relevantes se citan a lo largo del texto para garantizar precisión en nombres, fechas y descripciones. En el marco de la cobertura, este reportaje integra las declaraciones directas de autoridades y las cifras proporcionadas por la NIA para retratar con fidelidad el estado actual de la política de registro familiar taiwanés y su impacto humano. Si bien la noticia se centra en el caso de las personas que podrían perder su estatus, también ofrece una visión de cómo se ha desarrollado la implementación de estas medidas, las fechas clave y los próximos pasos para las personas afectadas y para las instituciones encargadas de gestionar el proceso. Para temas de política migratoria y derechos civiles, la comunidad internacional observa con atención cómo Taiwán equilibra la seguridad nacional con la protección de los derechos de sus ciudadanos y residentes, manteniendo un debate público que, a la vez, señala que el registro familiar taiwanés es mucho más que un simple trámite administrativo: es un componente central de la identidad y la libertad de quienes han hecho de Taiwán su hogar. Para consultas y guías oficiales, el lector puede dirigirse al portal de oficiales de Taiwan y a la página de la National Immigration Agency, donde se explican con detalle los requisitos, los plazos y las posibles vías de recurso ante decisiones sobre el registro familiar y el plan de verificación de documentos. Los detalles de estos procesos se deben consultar siempre en las fuentes oficiales para evitar desinformación y asegurar que las decisiones se basen en la normativa vigente y en las pruebas presentadas por las autoridades competentes.
Aprende Hoy
Registro familiar taiwanés → Registro oficial que determina la residencia legal en Taiwán y garantiza derechos como votar y acceder al seguro de salud.
Ley Cross-Strait → Norma que regula relaciones con China continental y prohíbe la doble inscripción de registro familiar o pasaportes del Mainland.
National Immigration Agency (NIA) → Agencia del Ministerio del Interior encargada de inmigración, verificaciones de residencia y ejecución administrativa.
Este Artículo en Resumen
La NIA remitió el 2 de noviembre de 2025 unos 50 casos para cancelar el registro familiar taiwanés tras confirmar registro o pasaportes chinos, actuando bajo el Artículo 9-1 de la Ley Cross-Strait. La pérdida de registro elimina derechos como votar, seguro sanitario y residencia. Además, unas 12,000 personas fueron requeridas para probar la renuncia al registro en China; 7,835 presentaron documentos y el proceso registra una tasa de avance del 95.1%.
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