Puntos Clave
• La Administración Trump expande acuerdos de deportación a terceros en julio de 2025.
• La Corte Suprema permite deportaciones aceleradas pese a controversias legales y humanitarias.
• Migrantes enviados a Sudán del Sur y El Salvador sin vínculos previos.
La Administración Trump, a través de su representante principal en temas fronterizos, Tom Homan, ha intensificado su estrategia de deportaciones masivas mediante la implementación y expansión de acuerdos de deportación a terceros países. Desde julio de 2025, esta política busca enviar a migrantes que no pueden ser devueltos a sus países de origen a otras naciones dispuestas a aceptarlos, incluso si no tienen vínculos previos con esos países. Esta medida ha generado un debate intenso por sus implicaciones legales, humanitarias y diplomáticas.
Estrategia de deportación a terceros países: ¿qué implica?

Tom Homan confirmó en julio de 2025 que la Administración Trump está negociando acuerdos con “muchos países” para aceptar a migrantes deportados desde Estados Unidos 🇺🇸. Según Homan, cuando un país de origen se niega a recibir a un migrante, el gobierno estadounidense buscará “otro país dispuesto a aceptarlo”. Aunque no reveló los nombres de las naciones en negociación, ya se han registrado deportaciones a países como Sudán del Sur y El Salvador, incluso cuando los deportados no tenían relación previa con esos lugares.
Esta estrategia forma parte de un plan más amplio que busca aumentar las deportaciones a un millón por año, un salto significativo frente a las aproximadamente 300,000 deportaciones anuales habituales. Para lograrlo, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha solicitado un presupuesto mayor para las operaciones de ICE y la expansión de centros de detención.
Deportaciones recientes y países involucrados
En 2025, se deportaron ocho hombres a Sudán del Sur, un país con conflictos armados y un historial cuestionable en derechos humanos. Además, más de 200 presuntos miembros de pandillas venezolanas fueron enviados a El Salvador bajo la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, una norma que permite acelerar deportaciones con procesos legales limitados.
El Salvador ha recibido alrededor de 15 millones de dólares de Estados Unidos para aceptar y mantener a estos deportados en la prisión de alta seguridad CECOT. Esta cooperación económica es parte del esfuerzo para asegurar que los países acepten a los migrantes, aunque no sean sus nacionales.
Aspectos legales y controversias
La Corte Suprema de Estados Unidos 🇺🇸 respaldó en junio de 2025 la capacidad de la Administración Trump para continuar con deportaciones aceleradas a terceros países, anulando decisiones previas de tribunales inferiores que habían bloqueado temporalmente estas acciones. Esta resolución ha sido clave para que la política siga adelante, a pesar de las críticas.
Organizaciones de derechos humanos y expertos legales han expresado preocupación por la violación del principio de no devolución (non-refoulement), que prohíbe enviar a personas a lugares donde puedan sufrir daños graves. Enviar migrantes a países con conflictos o malas condiciones de derechos humanos, como Sudán del Sur, puede contravenir este principio y generar riesgos para la vida y seguridad de los deportados.
Además, el uso de la Ley de Enemigos Extranjeros para acelerar deportaciones ha provocado casos de detenciones y deportaciones erróneas, incluyendo a ciudadanos estadounidenses, lo que ha generado demandas legales y protestas.
Cambios operativos y costos
Para llevar a cabo estas deportaciones, la Administración Trump ha utilizado vuelos chárter y militares. Sin embargo, el uso de aviones militares se redujo en marzo de 2025 debido a su alto costo y baja eficiencia. Un vuelo chárter cuesta en promedio 8,577 dólares por hora, mientras que vuelos especiales de alto riesgo pueden llegar a 27,000 dólares por hora.
La reapertura del centro de detención en Guantánamo Bay ha sido contemplada para alojar migrantes, aunque problemas legales y logísticos han limitado su uso efectivo para este fin.
Impacto en las comunidades migrantes y en Estados Unidos
La amenaza constante de redadas masivas de ICE en ciudades santuario, escuelas, hospitales y lugares de culto ha generado miedo y desconfianza en las comunidades inmigrantes. Sectores económicos como la agricultura, la construcción y la hospitalidad han sufrido interrupciones por la ausencia o temor de sus trabajadores.
Los migrantes deportados a terceros países enfrentan incertidumbre, falta de apoyo y riesgos significativos, especialmente cuando son enviados a naciones con conflictos o condiciones precarias. Muchos intentan salir de esos países poco después de llegar, lo que complica aún más la situación.
Derechos legales y recursos disponibles
Aunque algunas órdenes judiciales recientes exigen que el gobierno notifique por escrito antes de realizar deportaciones a terceros países y permita que los deportados presenten reclamos bajo la Convención de la ONU contra la Tortura, estas protecciones se han debilitado tras la decisión de la Corte Suprema.
Para quienes enfrentan procesos de deportación o desean informarse sobre sus derechos, es fundamental buscar asesoría legal especializada. Organizaciones como el American Immigration Council, la ACLU y el National Immigration Law Center ofrecen apoyo y recursos.
Además, el Departamento de Seguridad Nacional mantiene información oficial y actualizada sobre políticas migratorias en su sitio web www.dhs.gov, donde se pueden consultar detalles sobre procedimientos y formularios oficiales.
Contexto y antecedentes
La política de deportaciones masivas y acuerdos con terceros países representa una escalada en la estrategia migratoria de la Administración Trump, que desde su inicio ha priorizado el endurecimiento de controles fronterizos y la reducción de la inmigración irregular.
Tom Homan, conocido por su postura estricta en temas migratorios, ha sido la figura central en la implementación de estas medidas, buscando superar obstáculos legales y diplomáticos para aumentar el número de deportaciones.
El uso de acuerdos con terceros países responde a la dificultad que enfrenta Estados Unidos para repatriar a migrantes cuyos países de origen se niegan a recibirlos o no pueden hacerlo por razones políticas o de seguridad.
Implicaciones diplomáticas y humanitarias
La presión diplomática y económica para que países como El Salvador, Panamá y Costa Rica acepten deportados ha generado tensiones y cuestionamientos sobre la soberanía y la responsabilidad internacional en materia migratoria.
Enviar migrantes a países con problemas internos o sin vínculos previos puede agravar situaciones de vulnerabilidad y aumentar el riesgo de violaciones a derechos humanos.
La comunidad internacional observa con preocupación cómo estas políticas pueden afectar la cooperación migratoria y los compromisos en materia de protección internacional.
Perspectivas futuras
Se espera que la Administración Trump continúe ampliando estos acuerdos con terceros países, anunciando nuevas negociaciones en los próximos meses. Sin embargo, la política enfrenta desafíos legales constantes, con posibles nuevas decisiones de la Corte Suprema que podrían modificar su alcance.
El debate sobre la legalidad y la ética de estas deportaciones seguirá siendo un tema central en la agenda migratoria y política de Estados Unidos 🇺🇸, con impactos directos en miles de personas y comunidades.
Recomendaciones para migrantes y comunidades afectadas
- Mantenerse informados a través de fuentes oficiales y organizaciones de derechos migratorios.
- Buscar asesoría legal especializada para conocer opciones y recursos disponibles.
- Documentar cualquier interacción con autoridades migratorias y reportar abusos o irregularidades.
- Participar en redes comunitarias que brinden apoyo y orientación.
Conclusión
La política de acuerdos de deportación a terceros países impulsada por la Administración Trump y liderada por Tom Homan representa un cambio profundo en la manera en que Estados Unidos maneja la deportación de migrantes. Aunque busca superar obstáculos diplomáticos y aumentar la efectividad de las expulsiones, esta estrategia genera serias preocupaciones legales y humanitarias.
Los migrantes afectados enfrentan riesgos elevados y falta de garantías, mientras que las comunidades en Estados Unidos viven en un clima de miedo y tensión. La evolución de esta política dependerá en gran medida de decisiones judiciales futuras y de la capacidad de la sociedad civil para exigir respeto a los derechos humanos.
Para quienes buscan información oficial y actualizada sobre estas políticas, el sitio web del Departamento de Seguridad Nacional ofrece recursos confiables y detallados: www.dhs.gov.
Este análisis se basa en información recopilada y reportada por diversas fuentes, incluyendo un estudio detallado de VisaVerge.com, que ha seguido de cerca la evolución de los acuerdos de deportación a terceros países y sus implicaciones.
Aprende Hoy
Acuerdos de deportación a terceros países → Convenios para enviar migrantes a países distintos de su origen o destino.
Ley de Enemigos Extranjeros → Norma de 1798 que permite deportar enemigos del país en tiempos de conflicto.
Principio de no devolución → Regla internacional que prohíbe enviar personas a lugares con riesgo de daño grave.
Vuelos chárter → Aviones privados contratados para transportar deportados en lugar de vuelos comerciales.
Departamento de Seguridad Nacional → Agencia estadounidense responsable de la aplicación de leyes migratorias y deportaciones.
Este Artículo en Resumen
En julio de 2025, la Administración Trump intensificó deportaciones enviando migrantes a terceros países. La política enfrenta desafíos legales y preocupaciones humanitarias, con Sudán del Sur y El Salvador recibiendo deportados sin lazos con esas naciones.
— Por VisaVerge.com