Puntos Clave
- Montenegro suspendió la entrada sin visa para titulares de pasaportes ordinarios turcos desde el 30 de octubre de 2025.
- Turcos con visados de múltiples entradas o permisos de residencia de Schengen, EEUU, Reino Unido, Canadá, Irlanda, Australia, NZ o Japón entran sin visa por 30 días.
- Se detuvo a unas 45 personas de nacionalidad turca tras disturbios que incluyeron apuñalamiento, protestas y ataques a negocios turcos.
(PODGORICA) El endurecimiento de las normas de entrada para ciudadanos turcos en Montenegro, anunciado a finales de octubre y efectivo desde este martes, marca un giro contundente en la relación entre ambos países y en la vida diaria de miles de personas que viven entre las dos orillas del Adriático. El primer ministro Milojko Spajić explicó que el país adoptaría una > “decisión sobre la suspensión temporal de la entrada sin visa para ciudadanos turcos” en respuesta a disturbios ocurridos tras un ataque violento en Podgorica, donde un ciudadano montenegrino de 25 años, identificado como M.J., fue apuñalado tras una discusión verbal con varios nacionales turcos. En la práctica, a partir del 30 de octubre de 2025, los titulares de pasaportes ordinarios de Turquía deben obtener una visa para ingresar a Montenegro, un giro que llegó tras años de convenio de visa libre entre ambos países y que ahora cambia por completo la dinámica de movilidad entre las dos naciones.

La decisión, anunciada el 26 de octubre de 2025, llega en un momento de alta tensión. El primer ministro explicó que el país tomaría una decisión > “mañana, mediante un procedimiento urgente, sobre la suspensión temporal de la entrada sin visa para ciudadanos turcos” y que el paso siguiente sería definir los mecanismos de acceso para los turcos que ya cuentan con visados o permisos de residencia de países del Espacio Schengen, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda o Japón. Aunque Montenegro mantiene exenciones para ciertos pasaportes y permisos, la nueva política establece que la visa será requerida para la mayoría de los titulares de pasaportes ordinarios turcos, a menos que presenten una visa o permiso de residencia de esos países autorizados, permitiendo aún una entrada sin visa “para hasta 30 días” en esas circunstancias específicas, según la información oficial que ha circulado desde el anuncio.
El cambio tiene un alcance práctico importante. Uno de los puntos claves es que las solicitudes de visa deben realizarse a través de las misiones diplomáticas montenegrinas en Ankara o en Estambul, una modificación clara respecto a la era previa en la que se presuponía que los turcos podían viajar sin visa por 90 días dentro de un periodo de 180 días. Para las personas que ya poseen visas o permisos múltiple entrada válidos de los países mencionados, el acceso sin visa para 30 días se mantiene como excepción, según las directrices difundidas por las autoridades de Montenegro y por las embajadas montenegrinas.
Entre las particularidades que pesan en el debate, destacan las visas para titulares de pasaportes diplomáticos, de servicio y otros pasaportes especiales. Según la normativa vigente, estos poseedores > “siguen exentos de visa para estancias de hasta 90 días dentro de un periodo de 180 días”, una cláusula que Montenegro ha mantenido incluso ante la nueva exigencia para los pasaportes ordinarios turcos. En este marco, el cambio no altera por completo el régimen de movilidad para todos los turcos, pero sí segmenta de forma más marcada la experiencia de viaje para quienes viajan con pasaportes comunes.
El impacto humano de estos cambios ya se percibe en la región. En Zabjelo, el barrio de Podgorica donde se desencadenó el incidente mortal, las tensiones se expresaron en protestas y sonoras consignas anti-turcas, con daños a negocios de propiedad turca que incluyeron la destrucción de un bar y un coche incendiado, según reportes de la prensa local y declaraciones de la policía. En el marco de la investigación y la seguridad pública, las autoridades montenegrinas reportaron detenciones de alrededor de 45 personas de nacionalidad turca vinculadas a incidentes de violencia durante el fin de semana, señalando un incremento de la tensión social como una de las motivaciones explícitas de la decisión de endurecer la visa.
La respuesta oficial a nivel político ha sido variada y, en algunos casos, discordante. El presidente de Montenegro, Jakov Milatović, criticó la decisión, advirtiendo que podría > “dañar las relaciones bilaterales, perjudicar a los montenegrinos en Turquía y alimentar un sentimiento anti-extranjero”, afirmación que figura entre las declaraciones más destacadas de una conversación que giró en torno a la necesidad de seguridad y estabilidad. El vicepresidente primero Ervin Ibrahimović consideró que la medida era > “prematura” y advirtió que podría socavar los lazos con Ankara, un juicio que ha sido compartido por varios analistas que advierten sobre el riesgo de responder con represalias o con una escalada retórica frente a una crisis de seguridad que, afirman, exige respuestas coordinadas y medidas de convivencia.
La parte turca ha respondido con un tono más diplomático y de urgencia. El ministro de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan, habló con Spajić e Ibrahimović, y solicitó medidas para garantizar la seguridad y los derechos de los ciudadanos turcos, un mensaje que subraya la prioridad de evitar violaciones de derechos mientras se maneja la tensión en la región. Desde Ankara, el Ministerio de Exteriores destacó que está > “en contacto cercano y continuo” con las autoridades montenegrinas para gestionar la situación. Estos intercambios refleja una dinámica de alta exigencia diplomática, con cada país defendiendo su posición y tratando de mantener abiertos los canales de diálogo en un momento de reconfiguración de las normas de visado.
Entre las consecuencias prácticas, las cifras dan una idea del alcance de la medida. Se estima que entre 13.300 y 14.000 turcos residen en Montenegro, una cifra que resalta el peso demográfico de la comunidad turca en el país y la relevancia de la política de visados para personas que viven y trabajan allí, o que viajan con frecuencia por motivos de negocios o familiares. Para quienes residen fuera de Montenegro, la nueva normativa implica que, si no cuentan con visado o permiso de residencia de un estado elegible, deben gestionar su entrada a través de las representaciones diplomáticas montenegrinas en Ankara o Estambul y cumplir con los requisitos de visa, un proceso que podría generar cuellos de botella y más tiempos de espera para la visa. En ese sentido, la administración de Spajić ha señalado con firmeza que la medida obedece a un criterio de seguridad y de gestión migratoria, aún cuando el argumento de proporcionalidad y de impacto económico ha sido objeto de debate entre analistas y actores políticos.
En la práctica, la decisión contrasta con el marco de cooperación que durante años dio a Montenegro y Turquía un camino de diálogo eficiente que incluyó acuerdos para facilitar los viajes entre ambos países. El acuerdo de exención de visa firmado en Ankara el 18 de enero de 2008, que permitía a ciudadanos turcos y montenegrinos viajar sin visa por 90 días dentro de un periodo de 180 días, se cita a menudo como una referencia de la longitud y la intensidad de los lazos bilaterales. En años recientes, Montenegro ya había suspendido regímenes de visa libre para otros países, como Uzbekistán, Armenia y Egipto, pero la decisión de hacer que la Visa para ciudadanos turcos sea necesaria representa un cambio mucho más profundo para una nación que ha buscado ubicarse en una zona de tránsito entre los Balcanes, la Unión Europea y el Mediterráneo.
El efecto en la vida cotidiana para los turcos que viven en Montenegro, o que realizan viajes cortos, será notable. Para algunos, la necesidad de obtener una visa puede significar demoras y costos adicionales, especialmente en un momento en que las oficinas consulares en Ankara e Istanbul deben procesar un mayor volumen de solicitudes. Para otros, puede representar una mayor sensación de seguridad ante una situación que ya se percibe como tensa y volátil. En ese marco, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía ha señalado que está coordinando con Montenegro para asegurar que se respeten los derechos de los ciudadanos turcos, una garantía que los analistas señalan como crucial para evitar gestos de represalia o una espiral de incidentes que afecte a la economía y la seguridad de las comunidades en ambos países.
El peso de la noticia también se siente en la economía de la región. Varias voces oficiales y analistas señalan que cambios de visa pueden afectar el turismo, la inversión y la cooperación regional. La medida, que contempla que los viajeros con múltiples visas o permisos de residencia válidos de los países mencionados aún puedan ingresar sin visa por 30 días, podría mitigar parte de la posible caída en el turismo, al menos para quienes ya cuentan con un estatus de entrada preferente. Sin embargo, el objetivo declarado por las autoridades montenegrinas de > “garantizar la seguridad y la estabilidad en el país” parece haber ganado la batalla en la escena pública, al menos en el corto plazo, y ha dejado a la ciudadanía turca y a los residentes en Montenegro con una incertidumbre pragmática sobre la manera en que se gestionarán los procesos migratorios en el año que se avecina.
La cobertura de este tema ha subrayado que el debate no se agota en las cifras y en la intensidad de las protestas en Zabjelo. También se ha puesto el foco en la comunicación de la medida, un tema que el periodista Srdan Kosović ha señalado con claridad: > “The suspension of the visa-free regime is open to debate, but the way the decision was communicated to the public is extremely problematic. The timing is also concerning: at a moment of high tension, the government almost admits that the security problem arose because of the visa-free regime and implies it can be resolved the same way. I do not believe this reflects reality; it seems a hasty move masking a lack of immigration policy and effective action by the competent authorities”[Kosović]. Estas palabras, citadas tal como fueron expresadas, encajan en un marco más amplio de crítica hacia la gestión de la política migratoria y las herramientas de visado como mecanismos de seguridad y respuesta a tensiones sociales.
Para quienes estaban planeando viajes o migraciones, la recomendación es clara: quienes tengan previsto viajar a Montenegro con un pasaporte turco y no cuenten con visa, deberían iniciar el trámite a través de las misiones diplomáticas del país en Ankara o Estambul, según corresponda. En paralelo, es prudente revisar si se cuenta con un visado válido o un permiso de residencia de un país del Espacio Schengen, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda o Japón, en cuyo caso la entrada podría mantenerse sin visa por un máximo de 30 días, de acuerdo con la excepción vigente. Aquellos que ya posean pasaportes diplomáticos, de servicio o pasaportes especiales siguen exentos de visa para estancias de hasta 90 días dentro de un periodo de 180 días, una excepción que Montenegro ha querido preservar para no desandar por completo la cooperación y la interconexión con ciertas diplomacias.
En el cruce de pueblos y ciudades de la región, este cambio en la política de visados es un recordatorio de que la movilidad humana, por más que esté respaldada por tratados y acuerdos, se adapta a los vientos de la seguridad y la seguridad del Estado. Montenegro, una pequeña nación de los Balcanes que mira hacia la Unión Europea y hacia el Mediterráneo, está lidiando con un dilema clásico de la migración: cómo garantizar la seguridad de sus ciudadanos sin perder la confianza de una comunidad migrante que ya se siente parte de la vida cotidiana de la nación, y sin dañar, de manera innecesaria, sus vínculos con Turquía, un socio regional clave.
Entre las preguntas que quedan pendientes en este momento están el impacto real de la medida en el comercio y la inversión entre Montenegro y Turquía, así como la forma en que las autoridades gestionarán casos humanitarios o situaciones excepcionales que podrían requerir soluciones rápidas para ciudadanos turcos atrapados fuera de su país. También será crucial observar si la medida se mantendrá en el tiempo o si, como ocurrió en otros casos de suspensiones temporales, podría haber cambios o reversiones en el marco de las próximas semanas y meses, a medida que el país evalúe el efecto en su economía, en su seguridad interna y en sus relaciones internacionales.
Para la comunidad turca, la novedad es doble: por un lado, una reducción de la movilidad inmediata, y por otro, la posibilidad de una ruta diplomática para mantener el acceso mediante visados en Ankara o Estambul. En Montenegro, la decisión se toma con un telón de fondo de preocupación por la seguridad y por la necesidad de estabilizar una situación que se salió de control en un fin de semana marcado por confrontaciones y actos de violencia. Es, en definitiva, una historia que continúa desarrollándose: una región que ha visto cambios en su mapa migratorio y que deberá indicar, en los próximos meses, si este giro representa un paso adelante para la seguridad y la convivencia o una escalada de tensiones que eventualmente obligue a una revisión de políticas y de mensajes a nivel regional y europeo.
Queda por ver también cómo responderán los países de origen. La comunidad turca en Montenegro, que según estimaciones oficiales oscila entre 13,300 y 14,000 personas, podría verse obligada a ajustar sus planes de viaje, estudio o trabajo, especialmente aquellos que viajaban con la expectativa de una visa libre u otras facilidades que les permitían una movilidad relativamente sencilla. La satisfacción o la frustración de estas comunidades dependerá, en gran medida, de la rapidez con la que se procesen las solicitudes de visa y de si las autoridades montenegrinas logran comunicar de forma efectiva los nuevos procedimientos y las excepciones para no dejar a nadie a la deriva.
Al cierre de este informe, Montenegro está en una fase de transición administrativa y política. La decisión de suspender temporalmente la visa libre para ciudadanos turcos y la implementación de un sistema que exige visa a partir del 30 de octubre de 2025 se sostiene sobre una narrativa de seguridad y control, pero no está exenta de críticas. El debate público ya incluye voces que piden cautela y que advierten sobre posibles efectos colaterales en las relaciones bilaterales y en la percepción de Montenegro como un país abierto a la diversidad y a la cooperación regional. En medio de este debate, lo que permanece central es la experiencia de las personas afectadas: las familias que deberán preparar documentos, los empresarios que deberán gestionar permisos, las comunidades que buscan entender qué significa este cambio para su vida cotidiana en un país que, a menudo, ha visto en la migración una ruta de oportunidades.
Para el público turco y los residentes en Montenegro, la vía hacia la visa está claramente señalada: contactarse con la embajada montenegrina en Ankara o con el consulado en Estambul para tramitar las solicitudes, y entender que la excepción de entrada sin visa para hasta 30 días se reserva para quienes ya cuentan con visados o permisos de residencia de ciertos países. Con este marco de referencia, las próximas semanas serán decisivas para medir la efectividad de la transición y para evaluar si Montenegro puede equilibrar seguridad, economía y cohesión social sin abandonar a una comunidad que ya forma parte de su tejido social. En cualquier caso, el giro de la política migratoria de Montenegro, desde una postura de visa libre para los ciudadanos turcos hasta un esquema de visa sujeto a condiciones específicas, marca un hito notable en la relación entre dos países que comparten historia, intercambios comerciales y una comunidad de más de una década de cooperación para gestionar la movilidad de personas en una región en constante cambio.
Para quienes buscan información oficial y actualizada, las autoridades montenegrinas han señalado que las solicitudes de visa deben dirigirse a las misiones en Ankara o Estambul, y que quienes ya cuenten con visas o permisos válidos de Schengen, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda o Japón podrán ingresar sin visa por un período de hasta 30 días. Además, las personas con pasaportes diplomáticos, de servicio y otros pasaportes especiales continúan estando exentos de visa para estancias de hasta 90 días dentro de 180 días. Quien desee ampliar o verificar la información puede consultar el sitio oficial de la diplomacia montenegrina y los consulados en la zona, y, para aquellos que necesiten un formulario concreto, pueden consultar el portal de transparencia y servicios consulares del país para obtener orientación sobre los procedimientos y requisitos, además de las visas y las normas de entrada.
La noticia aparece en un contexto en el que el cambio ha sido recibido con atención tanto en Montenegro como en Turquía, y en el que analistas señalan que la cooperación entre ambos países podría sufrir si no se mantiene un canal de comunicación claro y constante. En medio de esta conversación, el foco permanece en las personas: los turcos que viven o trabajan en Montenegro, las familias que dependían de la visa libre para planificar viajes y negocios, y las autoridades que deben equilibrar seguridad y derechos, en un momento en que la migración continúa siendo una de las grandes dinámicas de la región.
Para el lector que busca fuentes oficiales y pasos prácticos, se recuerda que las preguntas sobre visas deben resolverse a través de las misiones en Ankara e Estambul y que las excepciones para ciudadanos con visas o permisos de residencia de terceros países siguen vigentes, con un límite de 30 días de entrada sin visa en esas condiciones. La historia, que comenzó con un trágico incidente en Zabjelo y terminó con una revisión de la política de visados, continúa desarrollándose ante la mirada atenta de Europa y de una comunidad turca que, a partir de ahora, deberá navegar con más cuidado las fronteras y las normas de Montenegro. Para quienes planean viajes, es crucial consultar las fuentes oficiales y mantener actualizada la información sobre requisitos de visa y entrada, pues este es un cambio que, por su magnitud, redefine el mapa de movilidad entre Montenegro y Turquía en un momento de tensión regional y de búsqueda de estabilidad. Gobierno de Montenegro – Consulados y procesos de visa
Aprende Hoy
visa libre → Situación que permite entrar a un país sin tramitar visa previa durante un período determinado.
visado de múltiples entradas → Permite entrar y salir de un país varias veces mientras el visado esté vigente.
pasaporte ordinario → Documento de viaje expedido a ciudadanos comunes, distinto de pasaportes diplomáticos o de servicio.
Espacio Schengen → Grupo de países europeos que comparten normas de corta estancia y han suprimido controles fronterizos internos.
Este Artículo en Resumen
Montenegro suspendió la entrada sin visa para titulares de pasaportes ordinarios turcos el 30 de octubre de 2025 tras disturbios en Podgorica que incluyeron un apuñalamiento y ataques a negocios turcos. Los turcos deben solicitar visa en las misiones montenegrinas en Ankara o Estambul, salvo quienes tengan visados o permisos de residencia válidos de Schengen, EEUU, Reino Unido, Canadá, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda o Japón, que pueden entrar sin visa por 30 días. Unos 45 turcos fueron detenidos; las aerolíneas permitieron cambios gratuitos hasta el 10 de noviembre de 2025.
— Por VisaVerge.com
 
					
 
                                
                              
		 
		 
		