Puntos Clave
- Varias universidades del Reino Unido suspendieron o limitaron solicitudes afganas para 2025 por aumento de rechazos de visa.
 - Entre junio 2024 y junio 2025 más de 8.000 afganos solicitaron asilo en Reino Unido; 1.000 ya tenían visa.
 - Las solicitudes desde Afganistán a universidades británicas cayeron más del 40% desde agosto de 2021 tras la llegada talibán.
 
(UNITED KINGDOM) Un conjunto de universidades británicas han reducido o detenido temporalmente las candidaturas de estudiantes afganos, mientras crece la preocupación por el endurecimiento del escrutinio de Home Office y el aumento de rechazos de visa. A medida que las autoridades incrementan la vigilancia sobre la procedencia de los solicitantes y la posibilidad de que algunos aprendices soliciten asilo tras su llegada, universidades como Bournemouth University, la University of Buckingham, Manchester y Bristol han suspendido o restringido las solicitudes de estudiantes provenientes de Afganistán. En paralelo, Nottingham Trent University (NTU) mantiene la aceptación de candidatos afganos, pero ha establecido plazos más tempranos para cumplir todas las condiciones, en un esfuerzo por evitar retrasos que impidan la llegada al inicio del curso. Estas medidas forman parte de un patrón más amplio que ha visto a otras instituciones académicas aplicar restricciones parciales o totales para ciertos países considerados de alto riesgo, conforme a un contexto de mayor vigilancia y presión institucional ante el incremento de casos de rechazo de visa y de solicitudes de asilo.

Las decisiones de suspender o restringir las candidaturas reflejan un cuadro de tensión entre la misión educativa de las universidades y las exigencias de los sistemas de migración del Reino Unido. Bournemouth University, por ejemplo, explicó que la medida es
“This difficult decision [was taken] to ensure we continue to uphold our responsibility to the UK Home Office as an approved sponsor for student visas. Every year we welcome students from around the world, but the UK has seen an increasing number of applicants from Iran and Afghanistan being refused visas, so we have suspended applications from these countries at this time.”
Esta declaración subraya que la suspensión no es meramente una decisión institucional, sino una respuesta a lo que la institución describe como un incremento de rechazos de visa entre solicitantes de Afganistán e Irán, un fenómeno que ha aumentado la escrutinio de Home Office sobre los procesos de visado para estudiantes.
La University of Buckingham adoptó una postura similar, afirmando que la institución
“took the difficult decision to suspend processing applications from students domiciled in Afghanistan due to a spike in applicants who had issues with obtaining a student visa.”
La frase, citada con claridad en su comunicado, compagina la responsabilidad institucional con la realidad de cuellos de botella administrativos y el empeoramiento de la situación para quienes buscan empezar sus estudios en el Reino Unido desde Afganistán. En este contexto, el escrutinio de Home Office es presentado como una presión externa que empuja a las universidades a adoptar criterios más conservadores para la selección de candidatos y la gestión de plazos y requisitos.
La Asociación de Universidades y Centros de Educación superior británicos para Afghanistan se ha visto obligado a garantizar que las decisiones adoptadas por cada institución no perjudiquen la integridad del proceso educativo, pero también deben responder a la realidad de que los solicitantes afganos a menudo enfrentan demoras significativas en la tramitación de sus visados. Nottingham Trent University, que continúa aceptando candidaturas afganas, ha optado por un enfoque práctico:
“In previous years, students resident in Afghanistan have experienced extensive wait times from the UK Visas and Immigration services. This often means students are unable to arrive in time for the start of their course at NTU and must defer to the next intake,”
afirma su sitio web. Aunque estas palabras no son una cita textual de una autoridad institucional específica, reflejan una preocupación explícita por las demoras que influyen directamente en la capacidad de los estudiantes para iniciar sus cursos en fechas previstas.
La realidad, sin embargo, no es uniforme entre las instituciones. Manchester y Bristol han sido citadas como ejemplos de universidades que suspenden o restringen las candidaturas de Afghan students, aunque Bristol mantiene en su página pública un mensaje que, a ojos de observadores, parece contradictorio:
“We welcome applications from Afghan students.”
Este tipo de disonancias ha alimentado la sensación de que, detrás de las palabras oficiales, las políticas pueden variar de una institución a otra y dependen de factores como la experiencia previa de rechazo de visa y la evaluación del riesgo de asilo, así como del grado de presión institucional para ajustar prácticas de reclutamiento ante la presión del escrutinio de Home Office.
El contexto de políticas migratorias también incluye cifras que han impulsado estas decisiones. Entre junio de 2024 y junio de 2025, más de 8.000 afganos presentaron solicitudes de asilo en el Reino Unido, con al menos 1.000 personas ya en posesión de algún tipo de visado, según el recuento citado. Estas cifras alimentan la narrativa de un sistema cada vez más reacio a visados estudiantiles provenientes de Afganistán y de otros países de alto riesgo, y señalan que la ruta de educación superior está cada vez más entrelazada con consideraciones de seguridad y migración complementaria.
Para académicos y especialistas, la conversación se ha centrado en la tensión entre los principios de acceso a la educación y las realidades administrativas y políticas. Dr. Jenna Mittelmeier, profesora titular de Educación Internacional en la University of Manchester, señala:
“Seeking asylum after entering the country on a student visa is a legal and human right, despite the government’s attempts to make this route more hostile. By altering recruitment practices despite their humanitarian toll, universities contribute to further legitimising anti-migrant discourses and policies.”
Sus palabras destacan la preocupación de que las prácticas de reclutamiento, al responder a presiones de seguridad y deportación, pueden socavar el espíritu de la educación internacional y restringir el acceso a una vía que muchos estudiantes usan para escapar de situaciones de conflicto y violencia en casa.
En este marco, otras universidades han adoptado políticas diferentes, parte de un mosaico que refleja cómo cada institución evalúa su papel y sus límites ante la presión de escrutinio de Home Office. Middlesex University, por ejemplo, ha suspendido ciertos cursos para países de alto riesgo, como India, Bangladesh y Pakistán, lo que ilustra una tendencia más amplia hacia la cautela en la selección de programas y destinos para estudiantes internacionales. Este fenómeno se ha visto replicado en otras casas de estudio que, sin necesidad de bloquear por completo, han aumentado los requisitos para la aceptación de candidatos afganos o han establecido criterios de cumplimiento de plazos que aseguren que los estudiantes puedan llegar a tiempo para el inicio del curso.
La visión de las autoridades diplomáticas también entra en el debate. En el plano internacional, el embajador James Kariuki ha ofrecido una declaración que, en el marco de la crisis afgana y la respuesta internacional, subraya la posición crítica frente a las políticas del Taliban. En un contexto de la ONU, Kariuki declaró:
“The United Kingdom joins others in unequivocally condemning this ban and all others which restrict Afghan women and girls’ rights and fundamental freedoms. We strongly urge their immediate reversal.”
Sus palabras, enmarcadas en la condena de medidas que limitan la educación de las niñas y, por extensión, la educación superior para las mujeres afganas, añaden una capa de presión estratégica a las discusiones sobre irreversibles cambios en el acceso a la educación.
El debate no se limita a un puñado de instituciones. Más allá de Bournemouth, Buckingham, Manchester y Bristol, otros centros como Warwick y Ulster, junto con University College London (UCL) y la Universidad de Brighton, continúan aceptando candidaturas de Afghan students, pero con el conocimiento explícito de que el proceso de visa puede complicar la experiencia. Warwick, por ejemplo, ha dejado claro que
“No hay pasos para bloquear a estudiantes afganos”
en ciertos comunicados, mientras que la publicidad de otras instituciones enfatiza que siguen recibiendo solicitudes, aunque el escrutinio de Home Office y las demoras de las visas añaden una capa de dificultad práctica para los aspirantes.
El relato humano detrás de estas decisiones es significativo. Muchos estudiantes afganos llegan a la frontera de una oportunidad académica que podría transformar sus vidas, pero deben navegar un laberinto de requisitos de visa, entrevistas, tiempos de procesamiento y cambios de política que pueden alterar abruptamente sus planes. En entornos donde la educación universitaria ha sido un refugio temporal para quienes huyen de la inestabilidad, estas medidas no son meras cifras: son retrasos concretos que pueden significar perder el inicio de un curso, defers administrativos que fuerzan a reposicionar la trayectoria educativa, o incluso la necesidad de replantear planes a largo plazo para estudiar en otro país.
La pregunta clave en este momento es cómo responderá el sistema educativo británico a un escrutinio de Home Office cada vez más estricto, a la vez que se protege la integridad de las instituciones y se garantiza el acceso a una educación de calidad, especialmente para estudiantes de zonas en conflicto. Los responsables de cada universidad sostienen que sus decisiones buscan equilibrar estas prioridades, pero el efecto práctico es claro: el número de solicitantes afganos se ha visto afectado por las medidas de control y la creciente incertidumbre en torno a los procesos de visa. Se ha reportado una caída de más del 40% en las solicitudes de estudiantes afganos desde que el Taliban recuperó el control de Afganistán en agosto de 2021, un dato citado en los reportes que acompañan estas decisiones institucionales y que refuerza la percepción de que la migración educativa se encuentra en un punto de inflexión.
Para las familias y para los propios estudiantes, la experiencia es de frustración y esperanzas entrelazadas. En las conversaciones con quienes viven estas experiencias, se observa una compleja red de emociones: la determinación de no abandonar la búsqueda de una educación superior, frente a la realidad de que cada día que pasa sin una respuesta de visa o con una respuesta negativa puede significar la diferencia entre comenzar un programa en septiembre o posponerse durante un año. En este contexto, las cifras de asilo en el Reino Unido y el incremento de la vigilancia de las instituciones se convierten en factores que influyen directamente en las decisiones de estudio y en la trayectoria educativa de jóvenes con aspiraciones académicas.
Por ahora, la opinión pública y académica permanece dividida en torno a la justicia de estas políticas. Los defensores de mayores controles argumentan que los solicitantes afganos deben demostrar un compromiso claro con el estudio y el cumplimiento de las leyes de inmigración, para evitar que la vía de la educación se convierta en una ruta de asilo no prevista. Pero los críticos señalan que las medidas podrían tener efectos contraproducentes, al desalentar a estudiantes talentosos que, de otro modo, enriquecerían la vida académica de las universidades británicas y ampliarían el intercambio cultural. Además, el endurecimiento del marco de visados y la preocupación de que algunos estudiantes puedan permanecer en el Reino Unido más allá de su periodo de estudio crean un ambiente de mayor presión para las instituciones académicas, que deben navegar entre su papel de actores educativos globales y la responsabilidad de cumplir con las directrices de seguridad y migración.
En resumen, el panorama para los estudiantes afganos que buscan estudiar en el Reino Unido es de mayor cautela. Las universidades que han decidido suspender o restringir candidaturas de Afghan students señalan motivos aparentes de seguridad y cumplimiento de reglamentos, pero el efecto práctico es claro: menos oportunidades inmediatas para un grupo de estudiantes que ya enfrenta enormes barreras para llegar a una educación superior en el extranjero. Mientras tanto, otros centros siguen aceptando candidaturas, pero advierten abiertamente sobre los obstáculos de la visa y la demora, una realidad que obligará a familias y alumnos a planificar con aún más cautela su ruta educativa internacional.
El escrutinio de Home Office, que ha sido citado repetidamente como un factor decisivo en estas decisiones, continúa siendo una palanca de política que impacta directamente en la vida de los estudiantes afganos. En medio de estas dinámicas, persiste la esperanza de que las voces internacionales y los debates sobre derechos humanos, educación y movilidad educativa logren equilibrar la necesidad de seguridad con el imperativo de no negar el acceso a la educación a quienes huyen de la violencia y buscan un futuro más estable a través de los estudios superiores. Los números siguen siendo contundentes: más de 8,000 afganos con solicitudes de asilo en el periodo reciente, y un grupo de al menos 1,000 que ya poseen algún tipo de visa, según las estimaciones citadas en estas discusiones. Este contexto sugiere que la conversación sobre la educación internacional en el Reino Unido seguirá evolucionando, al menos en los próximos meses, a medida que las universidades revisen sus políticas y que las autoridades de migración ajusten sus criterios de evaluación y procesamiento.
Para cualquier lector que busque entender qué cambios podrían afectarle directamente, la puerta de información oficial permanece abierta. El gobierno británico mantiene canales de orientación para estudiantes que desean estudiar en el Reino Unido, y para quienes necesiten información específica sobre visados de estudiante pueden consultar la página oficial de visas para estudiantes: UK student visa information. Este recurso proporcionará la guía oficial sobre requisitos, plazos y procedimientos, así como actualizaciones sobre las políticas de entrada y estancia para quienes se propondrán a iniciar estudios en universidades británicas. En términos de la documentación y los procesos, los solicitantes deben estar atentos a cambios en las directrices de Home Office y a cualquier actualización institucional que afecte a la aceptación de candidaturas, al calendario académico y a las fechas límite. Por encima de todo, la historia de los estudiantes afganos sigue siendo una historia de aspiraciones humanas frente a una coyuntura migratoria que, por su complejidad y su amplitud, toca la vida de familias enteras, comunidades y de un sistema universitario que se esfuerza por mantener su promesa de diversidad, excelencia y acceso global a la educación.
Aprende Hoy
Home Office → Departamento del gobierno británico encargado de inmigración, seguridad y control de visados estudiantiles.
Estado patrocinador → Autorización oficial que permite a una universidad emitir la Confirmación de Aceptación para Estudios necesaria para visados.
Rechazo de visado → Denegación de la solicitud de entrada al Reino Unido que impide al solicitante viajar para estudiar.
CAS (Confirmación de Aceptación para Estudios) → Referencia electrónica que las universidades emiten y que es obligatoria para solicitar un visado de estudiante.
Este Artículo en Resumen
Varias universidades del Reino Unido han suspendido o restringido candidaturas afganas para la entrada de 2025 ante un aumento de rechazos de visado y mayor escrutinio del Home Office. Bournemouth y Buckingham han detenido procesos; Manchester y Bristol han impuesto límites. Entre junio de 2024 y junio de 2025, más de 8.000 afganos solicitaron asilo, 1.000 con visados vigentes. Las instituciones citan riesgos de cumplimiento y posibles sanciones, mientras defensores advierten que las medidas cierran rutas educativas para estudiantes vulnerables.
— Por VisaVerge.com
					