Puntos Clave
• La Comisión Europea propone centros de retorno en países no UE para gestionar deportaciones más rápidas y eficaces.
• Solo el 20% de las órdenes de salida de la UE se cumplen; crece la presión para endurecer las expulsiones.
• ONG denuncian riesgos de detención arbitraria, refoulement y falta de revisión judicial suficiente en los centros.
La Unión Europea está avanzando con fuerza en una propuesta que busca transformar sus políticas migratorias: la creación de centros de retorno en países fuera de la UE. El objetivo central es agilizar y endurecer los procedimientos de deportación. Sin embargo, la propuesta ha generado un debate intenso porque pone en juego no solo la política migratoria, sino también los derechos humanos, la protección judicial y la responsabilidad europea en el trato a las personas migrantes.
¿Qué plantea la Comisión Europea con los centros de retorno?

En marzo de 2025, la Comisión Europea presentó un proyecto para crear un Sistema Común Europeo de Retornos que permita procedimientos más rápidos y sencillos para deportar a quienes no tienen derecho a quedarse en la UE. El punto más polémico es la creación de centros de retorno, también llamados “centros de deportación”. Se trata de instalaciones en países extracomunitarios—es decir, fuera de la Unión Europea—donde se trasladarían a los migrantes que hayan recibido una orden final de deportación. Allí esperarían a ser enviados a sus países de origen.
La Comisión propone, entre otros puntos:
- Orden Europea de Retorno: Un documento que hace válida la decisión de un país de la UE sobre el retorno de un migrante en toda la Unión. La información se registraría en el Sistema de Información de Schengen para que todos los estados miembros estén coordinados.
- Prolongación de la detención: Permitiría que las personas consideradas un “riesgo para la seguridad” o que dificulten el proceso de retorno queden detenidas hasta 24 meses mientras se concreta la deportación.
- Base legal para firmar acuerdos: La UE o sus países miembros podrían firmar acuerdos con países fuera de la Unión para instalar y operar estos centros de retorno.
Esta nueva estrategia responde a la presión de al menos 17 países de la UE, incluyendo Italia, Dinamarca y los Países Bajos, que pidieron medidas “más eficaces” y creativas para garantizar los retornos y enfrentar el reto de los flujos migratorios que continúan llegando a Europa.
Limitar la revisión judicial de las deportaciones
Uno de los aspectos que más polémica genera en la propuesta es la decisión de limitar lo máximo posible la revisión judicial de los acuerdos relacionados con los centros de retorno. Según un documento publicado en febrero de 2025 durante la Presidencia de Polonia del Consejo de la UE, los acuerdos entre la Unión y países no comunitarios deberían ser “flexibles” para “evitar el escrutinio judicial”.
Esta intención ha sido cuestionada por expertos y organizaciones. Recientemente, un Abogado General del Tribunal de Justicia de la Unión Europea dio su opinión: aunque un país puede designar a otros como “países seguros” para enviar migrantes, esta designación siempre debe estar bajo control de los tribunales nacionales. Si la decisión final del Tribunal sigue esta opinión, los gobiernos europeos no podrían dejar de lado a los jueces al gestionar las deportaciones en estos centros de retorno.
Las posibles limitaciones al control judicial preocupan porque podrían dejar a personas sin protección legal, incluso cuando su vida o seguridad estén en riesgo. El tema está lejos de resolverse y promete confrontaciones legales y políticas importantes.
El desafío de los derechos humanos en los centros de retorno
Las organizaciones de derechos humanos han sido claras en sus críticas. Amnistía Internacional, junto con más de 100 grupos, ha publicado advertencias fuertes: los centros de retorno podrían convertirse en lugares donde se vulneran los derechos humanos. Denuncian riesgos concretos como:
- Detención arbitraria, es decir, encerrar a las personas sin motivo claro ni debido proceso.
- Falta de seguimiento independiente sobre lo que sucede dentro de los centros.
- Deportaciones encadenadas (o chain deportations), donde una persona es trasladada repetidas veces a terceros países sin posibilidad real de apelar o protegerse.
- Problemas de protección de derechos humanos en los países que acojan los centros. No todos estos territorios aseguran el bienestar, la seguridad ni los derechos de las personas retenidas.
Hay otro temor importante: que migrantes y refugiados queden en un “limbo legal y social”. Esto sucede cuando permanecen mucho tiempo en un tercer país sin ningún lazo familiar, sin documentación ni derechos claros, y sin saber cuánto durará su detención ni cuál será su destino final.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ya dictaminó anteriormente que los países de la UE deben tener mucho cuidado al ordenar una deportación, sobre todo si la persona pudiera sufrir tortura o incluso la muerte al ser expulsada a su país de origen. El Artículo 4 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE prohíbe la tortura para cualquier persona en territorio comunitario, y el Artículo 19 impide toda expulsión que implique un posible peligro de tortura o muerte.
Estado actual de los centros de retorno y experiencias recientes
Algunos países europeos ya están probando posibles ubicaciones para estos centros de retorno. Por ejemplo, Italia explora la posibilidad de usar sus centros en Albania, que al principio se diseñaron como lugares para tramitar solicitudes de asilo, pero ahora podrían ser centros de deportación formales. Sin embargo, estos centros en Albania están vacíos en este momento. Las autoridades albanesas los han bloqueado tras una serie de demandas legales, mostrando que los problemas judiciales no son sólo una amenaza teórica sino una realidad.
De acuerdo con la propuesta de la Comisión Europea, los centros de retorno no serán gestionados directamente por la UE, pero sí deben cumplir criterios mínimos. Estos incluyen:
- Supervisión independiente para evitar abusos.
- No encerrar a menores sin compañía ni a familias con hijos.
- Claridad sobre quién es responsable si ocurre una violación a los derechos humanos.
Estas limitaciones buscan responder a las críticas y los temores sobre lo que podría ocurrir dentro de los centros de retorno, aunque muchas organizaciones dudan de su eficacia real.
A nivel práctico, la Comisión Europea se enfrenta a una presión enorme. Hoy sólo cerca del 20% de las personas que reciben una orden de salida realmente abandonan el territorio de la Unión. Este bajo porcentaje ha hecho crecer la presión política y social para mostrar resultados concretos y rápidos en las deportaciones.
Debate político y puntos de vista divergentes
La propuesta de centros de retorno no ha contado con apoyo unánime. Por un lado, varios gobiernos europeos consideran que son la única forma de controlar eficazmente la migración, ya que según ellos así se puede evitar el “efecto llamada” que incentiva a más personas a intentar llegar a Europa. Por otro lado, organismos internacionales y muchas ONGs ven en los centros una amenaza para la protección de los derechos humanos, base fundamental de las sociedades democráticas.
El argumento de quienes apoyan la reforma es práctico: creen que la UE ha tardado demasiado en devolver a quienes no tienen derecho a quedarse y que el sistema actual sólo motiva a más migrantes a arriesgarse. Dicen que delegar la fase final del proceso en terceros países –aunque sean lejanos– puede “desatascar” el sistema y mostrar que las decisiones de retorno sí se cumplen.
Los críticos, en cambio, ven muchos riesgos. Subrayan que la gestión exterior de los flujos migratorios hace más difícil monitorear, proteger y garantizar derechos básicos como acceso a la justicia, atención médica y evitar detenciones prolongadas. El temor es que, bajo la presión de devolver rápido y a cualquier costo, se pierda la sensibilidad frente a casos individuales y se niegue protección a personas realmente vulnerables.
El temor al “limbo” no es pequeño: si la UE usa centros de retorno y el proceso legal se retrasa, los migrantes podrían pasar meses —o incluso años— detenidos en un país donde no tienen redes familiares, acceso a abogados, ni una fecha clara de liberación.
Análisis de las implicaciones a corto y largo plazo
A corto plazo, la puesta en marcha de centros de retorno podría aumentar el número de devoluciones efectivas desde la perspectiva de algunos gobiernos. Es posible que, ante una amenaza de traslado a centros de retención lejanos, más migrantes acepten la deportación voluntaria hacia sus países de origen.
Sin embargo, también puede ocurrir lo contrario. Si se percibe que los derechos básicos no se respetan en estos centros, organizaciones y tribunales nacionales e internacionales podrían bloquear el funcionamiento de los acuerdos, como ya ha ocurrido en Albania.
A más largo plazo, el experimento europeo de externalizar sus propias responsabilidades levantará preguntas éticas y prácticas. ¿Hasta qué punto puede la UE desprenderse del control directo y delegar en otros países el bienestar de personas bajo su responsabilidad? ¿Será posible supervisar y corregir abusos a miles de kilómetros de distancia y bajo legislaciones muy distintas?
Adicionalmente, si otros países ven que la UE externaliza la gestión migratoria —en lugar de reforzar su propio sistema de asilo y acogida— podrían copiar el modelo. Esto podría debilitar el propio sistema internacional de protección de derechos humanos, pues muchos Estados buscarían formas de eludir sus obligaciones bajo convenios como la Convención de Ginebra de 1951.
Los conflictos jurídicos también parecen inevitables si los tribunales insisten en que todas las decisiones sobre países de retorno y deportación deben ser revisables legalmente. Si esto se concreta, tal como señala la opinión del Abogado General del Tribunal de Justicia de la UE, la capacidad de los gobiernos para operar fuera del escrutinio judicial será limitada.
La información oficial y el debate en curso
Para comprender la propuesta en detalle, las personas interesadas pueden acudir a la información publicada en el sitio oficial del Parlamento Europeo sobre el nuevo enfoque de retornos y deportación. Allí se resumen los objetivos, herramientas y preocupaciones más candentes sobre el tema, incluidos los planes para los centros de retorno y la base legal de los acuerdos internacionales que permitirían su funcionamiento.
Como informa VisaVerge.com, estos cambios representan un giro importante en la forma en que la Unión Europea gestiona la deportación y el retorno de migrantes. Muchos actores consideran que se trata de una de las reformas más delicadas y de mayor alcance de los últimos años, ya que puede definir la dirección futura de la política migratoria en Europa.
Resumen y próximos pasos
Los centros de retorno propuestos por la Comisión Europea están en el centro del debate migratorio. Los países miembros buscan mostrar a la ciudadanía que pueden controlar las fronteras y cumplir la ley, pero la forma elegida choca con los principios de protección judicial y derechos humanos.
- Organizaciones internacionales piden que los tribunales puedan revisar siempre los procesos de deportación, para evitar abusos y proteger a los más vulnerables.
- Las lecciones del pasado indican que externalizar la gestión puede ser más complicado y riesgoso que lo que parece en teoría.
- Las experiencias recientes, como el caso de Albania, muestran que los centros de retorno pueden quedar bloqueados o paralizados por desafíos legales y por la desconfianza de las sociedades anfitrionas.
Mientras tanto, el debate sigue abierto y el Parlamento Europeo tendrá que analizar y decidir si avanza con los centros de retorno conforme a la propuesta de la Comisión Europea o si, por el contrario, refuerza los controles judiciales y las garantías de derechos para quienes enfrentan una posible deportación.
Para más información y acceder a documentos oficiales de la Comisión Europea sobre retornos, es posible consultar el sitio informativo del Parlamento Europeo.
Como siempre, la evolución de esta política exigirá vigilancia constante de la sociedad civil, los organismos internacionales y, sobre todo, de los tribunales, para garantizar que cualquier mecanismo de retorno o deportación esté alineado con los valores fundacionales de la Unión Europea y el respeto a la dignidad humana.
Aprende Hoy
Centros de Retorno → Instalaciones en países fuera de la UE donde se trasladarían migrantes con orden final de expulsión mientras esperan ser retornados.
Refoulement → Devolver a una persona a un país donde pueda sufrir tortura o daño grave; está prohibido por derecho internacional.
Orden Europea de Retorno → Documento que valida una orden de expulsión de un país UE en toda la Unión, registrada en el Sistema de Información de Schengen.
Detención Arbitraria → Privar de libertad sin causa justificada ni posibilidad legal de defenderse ante un tribunal.
Tribunal de Justicia de la Unión Europea → Máximo órgano judicial de la UE encargado de interpretar el derecho europeo y supervisar su cumplimiento.
Este Artículo en Resumen
La UE busca instalar centros de retorno fuera de su territorio para acelerar deportaciones. La iniciativa enfrenta una fuerte crítica por posibles violaciones de derechos humanos y escaso control judicial. El proyecto europeo de retorno podría definir el equilibrio entre seguridad fronteriza, legalidad y protección de la dignidad humana.
— Por VisaVerge.com
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