Puntos Clave
- La participación internacional en Columbia baja del 20% (otoño 2024) al 16% en otoño de 2025.
- En mayo de 2025 se emitieron 17.000 visas F‑1 y J‑1 menos que en mayo de 2024.
- Llegadas de visas estudiantiles cayeron 28% en julio de 2025, unas 30.500 menos que en 2024.
(COLUMBIA UNIVERSITY (NEW YORK, NY)) Columbia University afronta una caída notable en las solicitudes y la matrícula internacional para el ciclo de admisiones próximo, una tendencia que se observa en numerosas instituciones estadounidenses y que ya impacta la composición de la clase entrante en otoño de 2025. Según The Columbia Spectator, la participación de estudiantes internacionales en la clase de ingreso de otoño de 2025 se sitúa en 16 por ciento, frente al 20 por ciento de la clase de otoño de 2024. En cifras previas, los estudiantes internacionales representaban aproximadamente el 20 por ciento de la población total del campus en el otoño de 2024. Este descenso no es un fenómeno aislado de una institución; forma parte de una caída más amplia que afecta tanto a universidades de élite como a centros regionales en todo el país.

La caída llega en un momento en que el panorama académico de Estados Unidos ya mostraba señales de alerta. Equipos de admisiones y finanzas universitarias estiman el costo humano y fiscal de estas reducciones. En Niagara University, por ejemplo, la caída de solicitudes y matrícula internacional ha sido particularmente pronunciada. Chandra Foote, la vicedecana de estudios de posgrado e inscripción internacional en Niagara University, expresó que
“We had a lot of students we admitted in March, April and May, and they can’t find an open appointment to have an interview.”
Sus palabras, citadas directamente en el informe, señalan uno de los cuellos de botella más visibles: la dificultad para concertar entrevistas de visa que ralentiza la movilidad estudiantil hasta en los momentos de mayor interés por las instituciones.
El impacto no es exclusivo de universidades pequeñas o regionales. Fanta Aw, directora ejecutiva de NAFSA, la asociación que agrupa a instituciones y profesionales de la internacionalización educativa, amplía el marco:
“The turning point was when the government decided that they were going to pause visa interviews. That impacts every student, irrespective of what institution we go to.”
Sus observaciones subrayan que la volatilidad de las políticas migratorias y laPause de entrevistas de visa han reconfigurado las decisiones de los estudiantes y las estrategias institucionales, afectando a instituciones de todos los tamaños, incluso a las grandes universidades públicas y a las escuelas de élite, que tradicionalmente habían contado con un flujo estable de estudiantes internacionales en programas de posgrado y campos STEM.
Las cifras de visa y movilidad acompañan este cuadro. Datos de la U.S. International Trade Association señalan una caída del 28 por ciento en las llegadas de visas de estudiantes en julio de 2025 respecto a julio de 2024, con unas 30.500 solicitudes menos. En mayo de 2025, el Departamento de Estado emitió 17.000 visas F-1 y J-1 menos que el año anterior. Este conjunto de indicadores ayuda a explicar por qué el espectro de admisiones ha cambiado radicalmente en el último año, y por qué muchas instituciones, incluido Columbia, están adaptando sus estrategias de reclutamiento, financiamiento de ayudas y gestión de cupos para estudiantes internacionales.
Desde un punto de vista financiero, el impacto se siente en los presupuestos universitarios y en la planificación de la oferta académica. NAFSA ha proyectado que una caída del 15 por ciento en la matrícula internacional a nivel nacional podría traducirse en aproximadamente 7 mil millones de dólares en pérdidas de ingresos para las instituciones de educación superior. Este es un coste que se suma a la presión fiscal y operativa que enfrentan las escuelas ante un mercado mundial cada vez más competitivo y a las nuevas dinámicas de migración estudiantil. En el caso de Columbia y otras universidades de la ciudad de Nueva York, la reducción de la participación internacional de la clase de otoño de 2025 podría alterar no solo el perfil demográfico del campus, sino también la diversidad de programas y el capital humano que los campus exportan a ciudades y comunidades de Estados Unidos.
Frente a este panorama, algunas instituciones han tomado decisiones que buscan mitigar el impacto a corto plazo. En Niagara University, Foote describe esfuerzos para acelerar procesos de admisión y facilitar la obtención de citas de visa para los estudiantes aceptados, aún cuando el cuello de botella persiste en el sistema de emisión de visas. Mientras tanto, a nivel nacional, la atención de los responsables de políticas y de asociaciones estudiantiles se ha centrado en la necesidad de restablecer la confianza en el equipo de visas y en la previsibilidad de las políticas migratorias para que las familias y los futuros estudiantes puedan planificar con mayor certidumbre. En ese contexto, el debate sobre la regulación de las entrevistas, los plazos y las tasas ya ocupa a directivos universitarios, asesores y representantes estudiantiles que temen una erosión sostenida de la demanda, con efectos de largo plazo sobre la capacidad de las instituciones para sostener programas de investigación y cooperación internacional que han dependido históricamente de la diversidad de origen de sus estudiantes.
La conversación sobre Columbia y su clase de otoño de 2025 no puede separarse del pulso que vive la educación superior en general. En la Universidad de Columbia, la voz de la experiencia de estudiantes internacionales y el peso de los programas académicos que dependen de esa diversidad siguen siendo un barómetro de cómo operaciones y visados interactúan con la calidad educativa. El nombramiento de estudiantes internacionales en el otoño de 2024 y la proyección de la clase para el ciclo 2025 son indicadores que, si bien no cuentan toda la historia, ofrecen una mirada fiel a las presiones que enfrentan quienes eligen estudiar en Estados Unidos. Es posible que, para muchos aspirantes internacionales, la experiencia universitaria en Nueva York siga atrayendo, pero el camino hacia la inscripción se ha vuelto más sinuoso y cargado de incertidumbre, lo que ha llevado a que universidades de distintos perfiles ajusten expectativas sobre el tamaño de las cohortes y la forma en que distribuyen los recursos para apoyar a quienes llegan desde el extranjero.
A la par de esa dinámica, la esfera de la movilidad internacional de estudiantes se cruza con un conjunto de fuerzas que moldean los planes de estudios, las oportunidades de investigación y las redes de colaboración entre universidades alrededor del mundo. En palabras de analistas y directivos, el escenario exige mayor claridad y previsibilidad, así como herramientas administrativas que reduzcan la fricción en los trámites de visa y mejoren la experiencia de los solicitantes ya aprobados que deben gestionar sus fechas de viaje, su estatus de estudiante y su integración en el campus. En este sentido, la experiencia de Columbia, y la de otros actores del sector, puede convertirse en un espejo que refleje las vulnerabilidades y las capacidades de las universidades para sostener su ambición académica en un entorno regulatorio que cambia con rapidez.
La noticia de la caída de aplicaciones y la menor proporción de estudiantes internacionales llega, además, en un momento en que se siguen escuchando voces desde Washington y entidades de la sociedad civil que abogan por un camino más claro y predecible para las visas de estudio. En este contexto, Colombia, América Latina y otros mercados de origen de estudiantes internacionales pueden, de cara al otoño de 2025, convertirse en fuentes cada vez más estratégicas de talento si las vías de acceso a la educación superior en Estados Unidos pueden ajustarse para facilitar la movilidad y la permanencia de estudiantes en programas que requieren años de dedicación y desarrollo académico.
El caso de Columbia y la realidad de los demás colegios universitarios se inscriben en un marco más amplio de respuesta institucional ante un cambio que, para muchos observadores, podría requerir una combinación de soluciones a corto plazo y una revisión estructural de las políticas migratorias y de visa que afectan directamente a estudiantes y familias. La discusión pública y las respuestas de las universidades, que hoy dependen tanto del prestigio como de la capacidad de atraer y sostener talento internacional, no sólo determinan la salud de los campus, sino también el rol que Estados Unidos quiere jugar como destino educativo global en un entorno de competencia internacional crecientemente intenso.
En medio de este panorama, la Universidad de Columbia continúa siendo un punto focal para debates sobre inclusión, diversidad y acceso a la educación de alto nivel. Los cambios en la composición de la clase y las métricas de matriculación internacional plantean preguntas sobre la sostenibilidad de ciertos modelos de reclutamiento y sobre el papel que las becas y ayudas pueden desempeñar para mantener la diversidad que ha caracterizado a su campus. En la puerta de cada despacho, en cada aula y en las oficinas de admisiones, las decisiones que tomará la Universidad de Columbia para enfrentar el otoño de 2025 serán observadas de cerca por otras instituciones, por estudiantes actuales y por familias que contemplan, con esperanza y cautela, la posibilidad de estudiar en Estados Unidos.
A nivel práctico, el periodo que precede al inicio del próximo ciclo académico reforzará la necesidad de información clara para las familias y los estudiantes internacionales que planifican su traslado. Los nombres de las personas involucradas en estas discusiones, los números de cupos, las fechas de inscripción y los plazos de visado se convierten en elementos que pueden marcar la diferencia entre la realización de un sueño educativo y la frustración de planes pospuestos. En la conversación pública, las experiencias de quienes ya han atravesado la vía de la visa y la inscripción serán determinantes para entender la magnitud de los cambios y las posibilidades de recuperación. Los movimientos observados alrededor de la Universidad de Columbia y los datos de caída en la matrícula internacional invitan a pensar en un cruce entre oportunidades académicas y realidades migratorias que, de seguir siendo inciertas, podrían redefinir no solo el perfil de las aulas americanas, sino la manera en que el mundo percibe a Estados Unidos como destino educativo.
En el horizonte inmediato, la importancia de la Universidad de Columbia y de las demás instituciones para responder de forma proactiva a otoño de 2025 se ve fortalecida por la necesidad de mantener la calidad educativa y la diversidad que ha definido por décadas la experiencia universitaria en Estados Unidos. Si bien el descenso en la participación de estudiantes internacionales es un desafío, también representa una oportunidad para revisar estrategias de apoyo, ampliar programas de becas y fortalecer alianzas internacionales que permitan una movilidad más fluida, a la vez que se garantice un entorno académico de alto nivel. En ese marco, la comunidad educativa, las familias y los propios estudiantes internacionales esperan, con la experiencia de años de estudios y la mirada puesta en el futuro de la educación global, que las políticas y las prácticas institucionales respondan con soluciones que equilibren aspiraciones académicas y realidades administrativas.
Paralelamente, en otro rincón de Estados Unidos, la curiosidad por la presencia de fenómenos culturales y tecnológicos que suelen acompañar a la movilidad internacional no se detiene. En Greenville, Carolina del Norte, la noticia de la llegada de la Goodyear Blimp al Pitt–Greenville Airport entre el 3 y el 6 de noviembre de 2025 ha generado un murmullo local y regional. La llegada de una figura icónica de la aviación publicitaria, que suele atraer a audiencias y a medios por su encanto nostálgico, se ha convertido en un recordatorio del tráfico de curiosidad y desarrollo que suelen generar estos eventos. John Hanna, Gerente de Operaciones del PGV, expresó:
“We’re thrilled to welcome the Goodyear Blimp and its crew to Pitt–Greenville. It’s not every day our community gets to see such a legendary aircraft right here at home.”
Sus palabras, reproducidas de forma textual, resaltan la emoción de la comunidad por un evento que, si bien no está vinculado a la movilidad estudiantil ni a la educación superior, sí forma parte de la vida pública y del imaginario regional.
La blimp, que permanecerá atracada cuando no esté en vuelo, no ofrece tours públicos, pero se ha abierto a que los espectadores la observen desde zonas designadas alrededor del aeropuerto. Se recomienda a los visitantes estacionar en el estacionamiento pago del aeropuerto en 400 Airport Road, Greenville, NC. En una segunda pieza de cobertura, las autoridades aeroportuarias subrayan la necesidad de mantener a los visitantes en las zonas autorizadas por motivos de seguridad. La visita del globo aerostático, como otros eventos de gran visibilidad, puede generar un interés puntual en la ciudad y sus alrededores, aunque no hay evidencia de que haya impulsado hasta ahora un aumento medible en las consultas sobre la aerolínea o las operaciones del aeropuerto. En el relato de los organizadores y periodistas locales, este tipo de experiencias tiene un valor social que va más allá de la simple curiosidad: promueve la conversación pública, crea una plataforma para que las comunidades observen y valoren la ciencia, la tecnología y la historia de la aviación, y recuerda que en las ciudades pequeñas y medianas de Carolina del Norte, los grandes eventos pueden convertirse en motores de la conversación cívica y de la economía local, así como en una fuente de orgullo comunitario.
La presencia de la Goodyear Blimp en Pitt–Greenville Airport se enmarca en una gira regional que, según los organizadores, busca visibilizar la aerolínea y el aeropuerto mientras se exploran oportunidades de cooperación con comunidades cercanas. A nivel humano, estas visitas pueden inspirar a jóvenes y estudiantes locales a soñar con carreras en ingeniería aeroespacial, turismo regional o gestión de grandes eventos, ámbitos que podrían tener sinergias con los esfuerzos de desarrollo económico de Greenville y la vecina Pitt County. En ese sentido, el cruce entre noticias de alto perfil en educación superior y eventos de interés público recuerda que la vida universitaria de las grandes ciudades y las comunidades regionales está intrínsecamente conectada a una red de procesos que trabajan para sostener el aprendizaje, la curiosidad y el progreso compartido.
En definitiva, el otoño de 2025 se avecina como un periodo de ajustamiento para la Universidad de Columbia y para el conjunto del sistema educativo superior en Estados Unidos. La caída de la participación de estudiantes internacionales exige respuestas claras que aseguren continuidad académica y diversidad, sin perder de vista la necesidad de políticas migratorias que permitan a estudiantes y familias planificar de forma razonable. A la vez, la visita de la Goodyear Blimp a Pitt–Greenville recuerda que el interés público por la educación, la tecnología y la cultura sigue siendo un motor de atención mediática y comunitaria. En este doble marco, la Universidad de Columbia, los estudiantes internacionales y las comunidades universitarias que los rodean se encuentran ante un periodo de decisiones cruciales para definir no solo quién entra a las aulas, sino qué tipo de experiencia educativa quieren construir para el otoño de 2025 y más allá. Para quienes contemplan estudiar en Columbia o en cualquier otra institución de Estados Unidos, la ruta se mantiene compleja; sin embargo, con transparencia, apoyo institucional y políticas coherentes, las posibilidades de mantener ese puente entre talento global y excelencia académica pueden fortalecerse, en beneficio de las comunidades estudiantiles y de las naciones que se benefician de la movilidad educativa internacional. En una era en la que la movilidad y la seguridad migratoria están entrelazadas, el camino hacia el aprendizaje universal exige respuestas claras, datos transparentes y un compromiso compartido con la educación de calidad para todos.
Para quienes busquen información sobre visas y movilidad internacional, las autoridades consulares y el Departamento de Estado ofrecen recursos oficiales destinados a aclarar procesos y plazos. Los estudiantes y familias pueden consultar información en fuentes gubernamentales para comprender mejor las opciones disponibles y las condiciones de admisión en distintas instituciones. En particular, las familias que planean estudiar en Estados Unidos pueden consultar guías de visas y requisitos en el portal oficial correspondiente, que ofrece orientación detallada sobre categorías como F-1 y J-1, entre otras. En ese marco, la conversación pública sobre la Universidad de Columbia y la experiencia de los estudiantes internacionales seguirá siendo un barómetro de la salud y la equidad del acceso a la educación superior en un mundo cada vez más conectado.
Aprende Hoy
Visa F-1 → Visa de no inmigrante para estudiantes académicos en programas de tiempo completo en Estados Unidos.
Visa J-1 → Visa para visitantes de intercambio y ciertos programas no conduce a título en Estados Unidos.
SEVIS → Sistema que registra y sigue la información de estudiantes extranjeros y visitantes de intercambio.
Entrevista consular → Cita presencial en un consulado o embajada de EE. UU. necesaria para la aprobación de visas estudiantiles.
Este Artículo en Resumen
Columbia espera que la participación de estudiantes internacionales baje a 16% en otoño de 2025, desde 20% en 2024. La caída acompaña un fenómeno nacional provocado por limitaciones en citas consulares y pausas de entrevistas, que redujeron la emisión de visas y las llegadas estudiantiles. Las pérdidas financieras afectan especialmente a instituciones dependientes de matrícula extranjera. Universidades están adelantando procedimientos, ofreciendo cohortes alternativas y demandando mayor capacidad de procesamiento federal.
— Por VisaVerge.com
