Puntos Clave
• ORR debe transferir a menores no acompañados en menos de 72 horas, garantizando alojamiento y servicios esenciales.
• Desde febrero de 2025, se redujo la ayuda legal para menores no acompañados en procesos migratorios en EE. UU.
• Nuevas reglas exigen controles de huellas digitales a patrocinadores familiares, demorando la reunificación de menores con sus familias.
Los menores no acompañados que llegan a la frontera de Estados Unidos 🇺🇸, o que son localizados dentro del país, atraviesan una realidad compleja y a menudo angustiante. A falta de un padre, madre o tutor legal, estos niños quedarán a cargo de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados, conocida como ORR. Su situación viene marcada por la vulnerabilidad, el trauma y la incertidumbre que supone adentrarse en el sistema de inmigración de EE. UU. sin acompañamiento familiar.
¿Quiénes son los menores no acompañados?

La ley de Estados Unidos 🇺🇸 define menores no acompañados como aquellas personas menores de 18 años que están en el país sin algún padre o tutor legal, y que además no cuentan con un estatus migratorio legal. Muchos huyen de la violencia, persecución o malos tratos en sus países de origen; otros son considerados no acompañados tras separarse de sus cuidadores durante el viaje o por decisión de autoridades migratorias. No tener a sus seres queridos cerca hace que dependan completamente de decisiones institucionales para su bienestar, desarrollo y seguridad.
Proceso de detención y condiciones que enfrentan
Generalmente, agentes de la Patrulla Fronteriza (CBP) o el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) interceptan a estos niños al llegar al país o tras ser localizados en el territorio. La ley federal exige que tras ser detenidos, los menores sean transferidos al cuidado de la ORR en menos de 72 horas. Desde ese momento, la Oficina de Reasentamiento de Refugiados tiene la obligación de encontrarles un alojamiento que cumpla con estándares de bienestar infantil.
Las instalaciones donde permanecen varían. Pueden ser albergues estándar, donde los niños reciben cuidados básicos y pueden ir a clases, o lugares más restrictivos, si se valora que hay riesgo para sí mismos o para otros. Ejemplo de esto último son los centros de tratamiento clínico para menores con necesidades especiales. Algunos también acceden a programas de acogida temporal en familias (foster care), como ocurre con el Programa de Menores Refugiados No Acompañados, específico para quienes cumplen ciertos requisitos.
La elección del centro toma en cuenta factores como el riesgo de fuga, si hay familiares en Estados Unidos 🇺🇸, necesidades especiales de cuidado y los recursos disponibles. Por lo tanto, no todos los menores experimentan el mismo tipo de entorno o nivel de libertad durante su detención.
Marco legal y protecciones vigentes
La protección de estos niños está respaldada por leyes federales, siendo la Ley de Protección de Víctimas de Tráfico Humano (TVPRA) del año 2008 una de las más importantes. Esta ley establece claramente los derechos de los menores mientras están bajo custodia. Además, acuerdos judiciales como el conocido caso Flores definieron mínimos sobre condiciones de detención, proporción de tiempo en custodia y acceso a servicios básicos.
Un cambio relevante ocurrió en abril del 2024, cuando una nueva regla de la ORR reunió varias de estas protecciones y las transformó en normativa oficial, no solo en reglas que se usaban por demandas judiciales. Sin embargo, también se redujo la supervisión externa, en especial, en estados que no otorgan licencias a los albergues federales, algo que inquieta porque los sistemas estatales dejaron de vigilar la aparición de posibles abusos.
En junio de 2024, se cambiaron más normas relacionadas con Flores. Desde entonces, solo menores en centros restrictivos o fuera de la red habitual conservan ciertas salvaguardias. El resto, aunque sigan bajo la órbita de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados, tienen menos supervisión fuera del sistema federal directo.
Actualmente, todos los menores deben acceder a servicios de salud básicos, incluyendo atención mental y salud sexual o reproductiva según sus necesidades, acceso a educación durante su estadía, y tener opciones para reunirse con familiares cuando esto sea posible y seguro. También existen protocolos para prevenir que sean víctimas de trata o explotación.
Dificultades recientes: acceso a ayuda legal y retrasos en la reunificación
Desde el punto de vista legal, la falta de representación es uno de los principales retos. Hasta inicios de 2025, varias organizaciones ofrecían educación sobre derechos y defensa legal gratuita para menores en custodia de la ORR. No obstante, el 18 de febrero de 2025, el gobierno cortó los fondos para estos servicios.
Esto deja a decenas de miles de niños solos enfrentando procesos de inmigración complicados. Hay estudios que confirman que los menores con apoyo legal asisten al 94% de sus citaciones en tribunales migratorios, notablemente encima de quienes no tienen defensor. Sin orientación, muchos no entienden sus derechos ni los pasos para evitar la deportación.
Por otra parte, nuevas reglas anunciadas también en febrero de 2025 endurecieron la entrega de menores fuera de los centros. Ahora, cualquier familiar u otra persona que desee recibir al menor en su casa debe someterse a controles de huellas digitales, junto con todos los adultos que vivan allí. La intención es asegurar mayor protección, pero en la práctica genera largas demoras. A veces, aunque existan familiares idóneos, el trámite se eterniza, alargando innecesariamente la estadía del menor en instituciones.
Consecuencias en la salud mental y desarrollo
Diversos expertos y organismos de salud infantil han alertado sobre los efectos negativos que provocan largos periodos de encierro en estos niños. Más allá de la separación inicial, la institucionalización prolonga el trauma que suelen traer desde antes de llegar a Estados Unidos 🇺🇸. Problemas emocionales, ansiedad, depresión y hasta dificultades de aprendizaje empeoran con la incertidumbre y la falta de relaciones estables con adultos de confianza.
Además, los atrasos en la liberación dificultan la continuidad educativa y limitan la integración futura. El aislamiento puede aumentar el riesgo de que sufran abusos o sean víctimas de explotación, tanto dentro de los centros—sobre todo si el monitoreo externo es débil—como después de haber salido si no reciben un verdadero acompañamiento en la transición.
Tampoco es igual la experiencia según el tipo de instalación. Mientras que en programas de familias de acogida puede haber mejor atención personalizada y acceso a entornos comunitarios, quienes permanecen en instituciones grandes muestran mayores tasas de problemas emocionales y sociales.
Determinar la protección internacional y acceso a servicios
En el sistema de inmigración de EE. UU. los menores no acompañados pueden solicitar protección internacional si demuestran que han sufrido persecución o tienen miedo fundado de volver a su país de origen. Iniciar una solicitud de asilo puede ser más complicado sin familiares o representantes legales, pero la ley reconoce su situación especial y les otorga tiempos específicos y atención diferenciada para quienes buscan esta vía.
Durante el proceso de evaluación, los niños tienen derecho, mientras estén bajo la ORR, a educación escolar, alojamiento digno, comida y acceso médico. Sin embargo, como ya se explicó, tras los recortes de fondos, ya no reciben apoyo legal sistematizado a menos que accedan a programas o voluntarios privados.
Programas de protección temporal y reunificación familiar
Algunos menores, si cumplen con los requisitos, pueden ingresar al Programa de Menores Refugiados No Acompañados. Este permite que sean ubicados en hogares de acogida aprobados y reciban acompañamiento social, escolar y psicológico más allá de lo que ofrece una institución grande.
Por otro lado, el objetivo primordial de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados es reunificar a estos niños con sus familiares directos en Estados Unidos 🇺🇸 siempre que la investigación confirme que existe un entorno seguro y estable. Si no se logra encontrar un familiar apto, el niño puede quedarse bajo la tutela del sistema o, en casos extremos, buscarse alternativas mediante otras figuras legales.
Pero los nuevos controles de antecedentes, aunque buscan seguridad, suman meses de espera a las reconexiones familiares. Este retraso puede estancar el proceso de sanación para niños que anhelan estabilidad.
Derechos y limitaciones en el trabajo
Bajo custodia de la ORR, los menores no acompañados no pueden trabajar. Este derecho solo podría considerarse más adelante, si después de obtener algún estatus migratorio legal permanecen en el país y cumplen la mayoría de edad o logran autorización de trabajo por medio de permisos especiales. Mientras tanto, las únicas actividades permitidas son educativas y recreativas de acuerdo a sus edades. Es importante que los menores y sus posibles cuidadores conozcan esto para evitar situaciones de explotación laboral.
Supervisión y vigilancia de las instalaciones
Con la reciente reducción de la supervisión estatal—después de que algunos estados se negaran a licenciar instalaciones federales—han aumentado los señalamientos sobre problemas en el monitoreo de condiciones, malos tratos o deficiencias en el bienestar de los menores. Organizaciones independientes y defensoras de derechos humanos insisten en la necesidad de inspectorías regulares, investigaciones rápidas ante denuncias y canales confidenciales para reportar abusos.
Recursos de apoyo y servicios complementarios
Existen varias líneas de ayuda, organizaciones sin fines de lucro y redes legales que asesoran a menores, aunque de manera voluntaria y sin la cobertura de recursos federales previos. Algunos ejemplos incluyen refugios, servicios sociales cumunitarios, centros de asistencia psicológica y líneas de emergencia en casos de abuso o explotación. El sitio oficial de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados ofrece información y contactos útiles sobre programas y servicios disponibles para menores bajo custodia u orientación para familiares que buscan reunificación.
VisaVerge.com destaca que, aunque la mayoría del personal en la ORR intenta actuar en el interés del menor, los problemas estructurales—falta de acceso legal, atrasos en la reunificación y deficiente supervisión—dejan a miles de niños más vulnerables cada año. Los cambios normativos complican el panorama, y sin mejoras tanto en recursos como en supervisión externa, resulta difícil prever soluciones a corto plazo.
Proceso de apelación en caso de rechazo o deportación
Cuando un menor no acompañado recibe una decisión negativa en su proceso migratorio (ejemplo: negación de asilo), tiene derecho a apelar. Sin embargo, el procedimiento es complejo y requiere documentos legales, argumentaciones por escrito y la preparación para enfrentar audiencias ante jueces migratorios. Sin asesoría, es muy difícil que un menor cumpla todos los requisitos a tiempo y con efectividad. Este desafío crece con los recortes federales al apoyo legal.
Programas de integración y perspectivas futuras
Los menores que logran reunirse con familiares o que permanecen en Estados Unidos 🇺🇸 tras obtener protección migratoria pueden integrarse poco a poco a la vida escolar y social. Existen iniciativas locales de integración, acceso a clases de inglés, apoyo psicológico y actividades extraescolares. Un acompañamiento adecuado durante los primeros meses es clave para evitar que los traumas antiguos condicionen el futuro académico y emocional de estos jóvenes.
Las políticas recientes en el sistema de inmigración de EE. UU., junto con los cambios en supervisión y recursos, han dejado a miles de niños en peligro de caer en vacíos de protección.
Conclusión y próximos pasos
Los menores no acompañados bajo custodia de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados enfrentan retos que no se resuelven con leyes escritas, sino con prácticas efectivas y apoyo real. Resulta esencial que tanto los responsables políticos como la sociedad civil refuercen los servicios de asesoría legal, aceleren los procesos de reunificación y garanticen la supervisión imparcial de los centros. Mantener abiertos canales de asistencia y mejorar la preparación de quienes trabajan en estos programas será fundamental para dar a cada menor la oportunidad de sanar, aprender y empezar de nuevo. Para información actualizada y recursos adicionales, las familias, defensores y los propios menores pueden consultar el sitio oficial de la ORR.
Aprende Hoy
Menor no acompañado → Persona menor de 18 años sin padre, madre o tutor legal presente y sin estatus migratorio legal en EE.UU.
Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) → Agencia federal que brinda cuidado, alojamiento y servicios a menores no acompañados durante procesos migratorios.
Acuerdo Flores → Compromiso judicial de 1997 que regula condiciones de detención y liberación de menores en custodia migratoria en EE.UU.
No devolución (Non-refoulement) → Principio legal que prohíbe devolver a menores a países donde puedan sufrir daño o persecución.
Programa de Menores Refugiados No Acompañados → Iniciativa de ORR que sitúa a menores elegibles en hogares de acogida o programas especializados.
Este Artículo en Resumen
Menores no acompañados en el sistema migratorio de EE. UU. enfrentan traumas, detención prolongada y menor acceso a apoyo legal. Recortes en fondos y nuevas políticas ralentizan la reunificación familiar y agravan la vulnerabilidad. La protección efectiva depende de asesoría, monitoreo adecuado y recursos fiables para este grupo altamente vulnerable.
— Por VisaVerge.com
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