Puntos Clave
- El 4 de noviembre de 2025 DHS y la Casa Blanca publicaron un video en Instagram usando “All‑American Bitch”.
- Olivia Rodrigo declaró el 7 de noviembre de 2025: “don’t ever use my songs to promote your racist, hateful propaganda.”
- El video promovía “LEAVE NOW and self‑deport using the CBP Home app,” lo que generó críticas por tono y consentimiento.
(UNITED STATES) El video oficial del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y la Casa Blanca, publicado el 4 de noviembre de 2025, ha desatado una fuerte polémica al usar la canción de Olivia Rodrigo, All-American Bitch, para promover un mensaje de auto-deportación. En el material, que apareció en Instagram y luego fue retirado, se oye la canción de Rodrigo superpuesta a imágenes de agentes de ICE deteniendo a personas de color y a un montaje de supuestos inmigrantes abandonando voluntariamente Estados Unidos con expresiones de satisfacción, mientras la voz de la narración advierte:
“LEAVE NOW and self-deport using the CBP Home app. If you don’t, you will face the consequences.”
En paralelo, la grabación presentaba a los agentes de seguridad en un formato que algunos describen como un tráiler de película, con música de fondo y escenas que mostraban a detenidos y a individuos que, aparentemente, se iban por propia voluntad.

La reacción no se hizo esperar. Olivia Rodrigo, artista y activista hispano-filipina-estadounidense, reaccionó con firmeza en un comentario de Instagram que luego fue eliminado por la cuenta oficial del DHS. En el texto de la artista quedó registrado: “don’t ever use my songs to promote your racist, hateful propaganda.” Ese comentario, borrado por el DHS, fue ampliamente recuperado y difundido por cuentas de fans y medios alternativos, y varias personas en redes sociales destacaron la afirmación como un acto de defensa de la integridad artística ante lo que describen como propaganda gubernamental.
El intercambio se dio en medio de un contexto de tensiones ya altas sobre políticas de inmigración. Rodrigo, quien permanece en el centro de un debate más amplio por su identidad y activismo, ha sido vocal en años recientes. En junio de 2025, la artista publicó en sus redes sociales:
“I’ve lived in LA my whole life and I’m deeply upset about these violent deportations of my neighbors under the current administration. LA simply wouldn’t exist without immigrants. Treating hardworking community members with such little respect, empathy, and due process is awful. I stand with the beautiful, diverse community of Los Angeles and with immigrants all across America. I stand for our right to freedom of speech and freedom to protest.”
Sus palabras se suman a un historial de críticas a políticas migratorias de la administración de ese momento.
Además, Rodrigo ha mostrado antecedentes de oposición a usos no autorizados de su música por parte de figuras políticas. En noviembre de 2024, comentó: “Ew don’t use my sound ever again ty” cuando su tema “deja vu” aparecía en un post de TikTok asociado a la campaña de un equipo político, lo que llevó a la retirada del material. La cantante también ha canalizado su actividad hacia causas filantrópicas, creando la organización caritativa “fund 4 good” y donando 2 millones de dólares de su gira de 2024 para apoyar organizaciones de mujeres. En las elecciones de 2024, Rodrigo manifestó su apoyo a Kamala Harris, citando a la propia posturas de la artista sobre la defensa de derechos de migrantes.
La polémica subraya, según analistas, la fricción entre el ámbito artístico y el uso de material cultural en campañas gubernamentales, particularmente en temas sensibles como la auto-deportación. En la discusión pública, los voceros del DHS y del White House han defendido la decisión del uso de la música, señalando que
“America is grateful all the time for our federal law enforcement officers who keep us safe. We suggest Ms. Rodrigo thank them for their service, not belittle their sacrifice,”
una declaración que parece aludir a la letra del mismo estribillo de su canción y que fue citada en respuestas a la controversia. La respuesta oficial de DHS, a The Mirror US, ha sido interpretada por muchos asiduos a las redes como una defensa dura de la acción, y ha sido recibida con aplausos entre partidarios de una postura firme de seguridad fronteriza, y con críticas entre defensores de los derechos civiles y de la libertad de expresión.
A la gente le preocupa no solo la legalidad de la acción sino su impacto humano. Aunque ningún deportado o persona afectada fue identificada en la cobertura disponible, la conversación ha puesto en primer plano las comunidades inmigrantes en ciudades como Los Ángeles. Rodrigo, que se ha pronunciamiento públicamente en apoyo a estas comunidades, ha insistido en que la ciudad no podría existir sin la presencia de inmigrantes, y que el tratamiento de estas comunidades con “falta de respeto, empatía y debido proceso” es inaceptable. Sus comentarios, en distintos momentos, han subrayado la importancia de una conversación más amplia sobre derechos, dignidad y protección legal para quienes viven bajo la sombra de la política migratoria.
La dinámica entre la voz pública de Rodrigo y las versiones oficiales del DHS ha generado un debate amplio entre seguidores y analistas. En las redes, algunos aseguran que la artista ha ejercido su derecho a la protesta y a la crítica, mientras otros sostienen que la utilización de su obra, incluso con autorización previa, debe ser objeto de mecanismos claros y respetuosos con el creador. En este sentido, el episodio ha puesto de relieve las tensiones entre el poder gubernamental y los artistas que usan su plataforma para denunciar lo que ven como abusos o agresiones contra comunidades vulnerables.
Para entender la magnitud de la polémica, es importante recordar que el video en cuestión no fue una pieza aislada. Fue publicado en Instagram por una agencia dependiente del DHS y de la Casa Blanca, y se ha señalado que la ejecución incluía una combinación de imágenes de detenciones y de supuestas salidas voluntarias de inmigrantes, acompañadas de un tono que, en la percepción de críticos, podría interpretarse como propaganda favorable a políticas de deportación. En el marco de estas críticas, defensores de los derechos de migrantes han pedido mayor transparencia y límites en el uso de obras culturales por parte del gobierno en campañas que pueden polarizar a la opinión pública.
La conversación también ha girado en torno a las posibles implicaciones para las políticas que buscan presentar la auto-deportación como una opción viable para quienes lleguen a territorio estadounidense sin la documentación adecuada. Analistas señalan que asociar una canción de un artista popular con un mensaje de deportación puede tener efectos ambiguos: por un lado, podría reforzar la idea de legitimidad ante ciertos sectores, y, por otro, podría generar una respuesta de rechazo entre quienes ven la acción como coercitiva o deshumanizante. En este marco, la presencia de la estructura de gobierno que promueve la “auto-deportación” aparece como un recordatorio de cuán delicadas pueden ser las inercias políticas cuando se cruzan con la cultura popular y la expresión artística.
El episodio también ha despertado un debate en torno a la responsabilidad de las plataformas sociales y de las autoridades públicas para respetar la propiedad intelectual y los derechos de autor. Rodrigo ha hablado de su derecho a protestar y a exigir que su música no sea instrumentalizada para fines que, a su juicio, transmiten un mensaje de hostilidad o deshumanización. La discusión, además, ha dibujado un mapa de apoyo entre fans que han defendido a la artista por defender su integridad creativa y, al mismo tiempo, por expresar solidaridad con comunidades migrantes frente a acciones que perciben como estigmatizantes.
En términos de repercusiones, la polémica podría influir en futuras decisiones de las agencias gubernamentales sobre el uso de obras artísticas en campañas de políticas migratorias. Algunas voces piden una revisión de criterios para la autorización de uso de música y otros contenidos culturales en mensajes oficiales, con especial atención a evitar interpretaciones que alimenten estereotipos o que minimicen el sufrimiento humano que suelen acompañar las políticas de deportación. A la vez, la conversación ha dejado en claro que Olivia Rodrigo permanece como una voz influyente que puede impulsar debates sobre derechos de los migrantes en ciudades con grandes comunidades inmigrantes, como Los Ángeles, y más allá.
Para quienes siguen la carrera de la artista, el episodio se suma a un historial de activismo y defensa de causas sociales. Sus seguidores destacan que su labor va más allá de la música: ha invertido esfuerzos y recursos para apoyar a organizaciones centradas en mujeres y en derechos civiles. En 2024, Rodrigo presentó su apoyo a Kamala Harris, y, según las declaraciones de sus simpatizantes, continúa usando su plataforma para visibilizar las historias de quienes viven al margen de procesos migratorios complejos y a menudo traumáticos. En el mundo de la política migratoria estadounidense, donde las decisiones son a menudo discutidas en términos de números y políticas, la voz de una figura cultural como Olivia Rodrigo puede influir en la forma en que la sociedad percibe estas medidas y, potencialmente, en la dirección de futuras reformas.
En el cierre de la controversia, queda por ver si las plataformas de redes sociales ajustarán sus políticas respecto a la utilización de material artístico en campañas oficiales y si las autoridades asumirán nuevas prácticas para garantizar que sus mensajes no se perciban como ataques directos a comunidades vulnerables ni como expresiones que trivialicen la experiencia de las personas afectadas. Mientras tanto, la conversación continúa entre admiradores que celebran la claridad de Rodrigo ante lo que consideran “propaganda racista” y críticos que piden un debate más técnico sobre el balance entre seguridad nacional y derechos humanos. En este cruce de voces, la promesa de libertad de expresión y la responsabilidad institucional se ponen a prueba, en un país donde la cultura pop y la política migratoria siguen entrelazadas de manera cada vez más estrecha.
Para quienes deseen entender el marco institucional, conviene revisar que el material en cuestión fue atribuido a las agencias del DHS y al White House durante la administración de ese entonces y que el tema ha desatado comentarios de apoyo y protesta entre diversos actores de la sociedad. Los responsables políticos sostienen que la acción buscaba enfatizar una postura de cumplimiento y seguridad, mientras que los defensores de los derechos civiles advierten que el uso de música popular para promover políticas de deportación podría normalizar la exclusión y socavar el debido proceso. En el centro de la discusión, Olivia Rodrigo se mantiene como figura clave: una artista que ha utilizado su plataforma para abogar por inmigrantes y que, a través de gestos y declaraciones, ha dejado claro que no aceptará que su arte sea instrumentalizado para promover mensajes que considere contrarios a la dignidad humana.
Entre la multitud de voces, la noticia permanece: la música de Olivia Rodrigo, All-American Bitch, y su postura frente a la auto-deportación han encendido un debate que no se detiene. La conversación continúa, y cada nueva declaración o reacción puede convertir este episodio en un punto de inflexión en la manera en que el gobierno y la sociedad civil interactúan con el arte y la política migratoria. Para quienes siguen estas historias, el caso es un recordatorio de que la frontera entre la cultura y la política es cada vez más permeable, y que las palabras, las imágenes y las melodías pueden convertirse en herramientas de influencia, para bien o para mal, en una de las cuestiones más sensibles de la era moderna.
Para quienes deseen profundizar en temas oficiales relacionados con migración, pueden consultar recursos gubernamentales y páginas oficiales de ICE y DHS, que ofrecen información sobre políticas, procedimientos y derechos. En particular, el acceso a información pública relevante y actualizada puede consultarse en la página oficial de ICE ICE.
Aprende Hoy
DHS → Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, encargado de la seguridad nacional y la gestión migratoria.
ICE → Immigration and Customs Enforcement, la agencia encargada de hacer cumplir las leyes de inmigración y ejecutar arrestos y devoluciones.
Auto-deportación → Término que describe políticas que buscan que personas indocumentadas abandonen voluntariamente el país para evitar sanciones.
CBP Home app → Aplicación móvil de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza usada para gestionar trámites y comunicaciones relacionadas con migración.
Este Artículo en Resumen
El 4 de noviembre de 2025 DHS y la Casa Blanca publicaron un video en Instagram usando la canción de Olivia Rodrigo junto a imágenes de detenciones y salidas supuestamente voluntarias, con el mensaje “LEAVE NOW and self‑deport using the CBP Home app.” Rodrigo lo denunció el 7 de noviembre como “racist, hateful propaganda.” El incidente desencadenó un debate sobre consentimiento, derechos de autor, el tratamiento de la deportación y el papel de las plataformas en la difusión de mensajes oficiales.
— Por VisaVerge.com
