Puntos Clave
- Proclamación presidencial del 19 de septiembre de 2025 fijó una tarifa de $100,000 para nuevas peticiones H-1B.
- Se propone ampliar el visado E-3 (10,500 cupo anual) a nacionales del Reino Unido como solución puntual.
- Startups y universidades han frenado contrataciones; una firma de Cleveland trasladó dos puestos de IA y perdió 10 empleos.
(UNITED STATES) La expansión del visado E-3 para trabajadores británicos surge como respuesta a la crisis del H-1B en Estados Unidos, en un momento en que el entorno de la inmigración altamente calificada parece cambiar rápidamente. A medida que la administración de Donald Trump endurece las reglas y eleva de forma radical los costos para las grandes categorías de visas, especialmente para el H-1B, equipos de política pública, legisladores y cámaras empresariales miran cada vez más hacia modelos alternativos que podrían mantener flujos de talento entre Estados Unidos y Reino Unido sin sacrificar la competitividad ni la capacidad de las empresas para cubrir puestos críticos. El debate no sólo gira en torno a números y trámites, sino sobre lo que significaría para miles de trabajadores cualificados y para las empresas que dependen de esa fuerza laboral.

El eje central de la discusión es la reciente imposición de una tarifa de presentación de 100.000 dólares para nuevas peticiones H-1B, anunciada en una proclamación presidencial el 19 de septiembre de 2025. Según analistas y firmas de abogados especializadas, esa tarifa
“es considerada la más cara de la historia de las solicitudes de visa”
y ha generado un efecto dominó: una caída pronunciada en las contrataciones sujetas a H-1B, sobre todo entre pymes y startups, que ya estaban apenas sosteniendo proyectos en marcha frente a un entorno de costos crecientes y una mayor incertidumbre regulatoria. En un análisis de referencia, se advierte que
“la tarifa de 100.000 dólares se espera que imponga costos más altos y aumente significativamente el costo de contratar nuevo talento extranjero, potencialmente expulsando de la lista de candidatos a pequeñas empresas del programa H-1B”.
Estas observaciones sitúan a la medida como el catalizador de una revisión seria de otras rutas de talento, entre ellas la ya establecida para Australia: el visado E-3.
El E-3, que hoy en día está disponible sólo para nacionales australianos, se distingue por ser un camino menos costoso, sin sorteo y con posibilidad de renovaciones ilimitadas, además de permitir que los cónyuges trabajen sin restricciones. Se trata de un proceso que, cuando funciona, opera con una Licencia de Condición Laboral (LCA) ante el Departamento de Trabajo, seguido de una solicitud de visado directo en un consulado de Estados Unidos en la mayoría de los casos, siempre con la exigencia de demostrar un título universitario o su equivalente en una ocupación especializada. Este conjunto de características ha sido utilizado por analistas y grupos empresariales como un modelo de “solución de baja fricción” ante la crisis del H-1B, al tiempo que preserva estándares de elegibilidad y seguridad para los empleadores estadounidenses. En palabras de los defensores de la expansión,
“expandiendo el E-3 para incluir a nacionales del Reino Unido”
se vislumbra como una opción razonable para sostener, a la vez, la movilidad laboral y la competitividad global de Estados Unidos frente a sus pares.
La respuesta del Reino Unido en este marco contrasta con la actitud estadounidense. Mientras que la economía británica y el gobierno de Westminster buscan ampliar rutas de talento para mantener la entrada de profesionales en sectores de alta demanda, la Administración de Reeves ha dejado claro que la estrategia es proactiva y de alcance global. La Secretaria de Hacienda británica, Rachel Reeves, afirmó que el país está decidido a
“expandir nuestras rutas de talento global y de individuos de alto potencial, y estamos avanzando rápidamente para hacer que esas vías sean más fáciles de acceder”.
Reeves añadió que
“mientras el Presidente Trump anunció a finales de la semana pasada que dificultará la llegada de talento a Estados Unidos, queremos facilitar la llegada de talento al Reino Unido”.
Estas declaraciones destacan una visión de convergencia entre políticas de movilidad laboral y un marco de competencia internacional por el talento.
El costo del visado global para talento en Reino Unido, por su parte, ya es elevado: el visado global de talento tiene un recargo de visado de £766 por solicitante más un cargo de salud anual de £1.035. Aun así, las conversaciones en el entorno político sugieren la posibilidad de que se reduzcan o eliminen algunos costos para talentos de primer nivel, en particular para aquellos provenientes de universidades líderes o con premios relevantes. En este contexto, las cifras adquieren un peso especial: el visado E-3 actual tiene una cuota de 10.500 visados anuales para Australia, sin incluir cónyuges ni hijos, y no contempla un proceso de lotería ni límites de renovación indefinidos dentro de su marco de dos años por renovación. En comparación, el H-1B mantiene una cuota de aproximadamente 85.000 visas por año, con el sistema de lotería y una vigencia que se renueva en función de políticas y demandas, junto con la necesidad de cumplir con el requisito de prevailing wage y la eventualidad de cambios en el LCA.
Entre quienes observan de cerca la dinámica, varias voces señalan que expandir el E-3 a trabajadores del Reino Unido podría tener efectos positivos directos: permitir a empresas estadounidenses mantener proyectos críticos en sectores como tecnología, sanidad, ingeniería e investigación, al tiempo que se evita la rigidez y el costo excesivo del nuevo marco H-1B. En este debate, los mercados laborales se vuelven una especie de campo de pruebas para políticas migratorias que, idealmente, deberían equilibrar la necesidad de competencia global con salvaguardias para trabajadores estadounidenses y las condiciones laborales de los extranjeros que llegan a cubrir vacantes clave.
El rostro humano de esta crisis no se limita a cifras y titulares. Diversas empresas, desde startups de tecnología médica hasta instituciones académicas, han reportado efectos sobre su capacidad para contratar. En Cleveland, por ejemplo, una startup de tecnología sanitaria vinculada a investigación en inteligencia artificial declaró la necesidad de trasladar dos puestos de investigación a Toronto debido a los nuevos costos y restricciones asociados al H-1B, lo que en la práctica supuso la pérdida de diez empleos de apoyo en la ciudad. Este tipo de realidades subraya el impacto directo de las decisiones de política migratoria en comunidades y cadenas de suministro regionales, donde la ausencia de talento puede traducirse en retrasos en proyectos de alta demanda y en un efecto dominó sobre proveedores locales y servicios de apoyo.
Para entender el marco legal y práctico de estas transiciones, vale recordar algunos detalles técnicos de las rutas consideradas. El visado E-3, al ser un camino sin lotería y con capacidad de renovación ilimitada, se presenta como una puerta más estable para profesionales en ocupaciones especializadas, siempre que cumplan con el requisito de demostrar una educación universitaria o equivalente. El proceso, por su simplicidad relativa frente al H-1B, facilita a ciertas empresas la planificación a medio y largo plazo y ofrece a los trabajadores una trayectoria más predecible para desarrollar carrera en Estados Unidos. En el seno de los debates, se destaca que
“expandiendo el E-3 para incluir a nacionales del Reino Unido”
podría permitir que Florida, Texas y otros estados diparen su demanda de talento sin depender de un sistema de lotería que, a la larga, mantiene distancia entre las necesidades empresariales y las soluciones de migración.
La conversación sobre la posible expansión del E-3 a UK se ha alimentado de argumentos que van más allá de la experiencia de Australia. Los analistas señalan que, ante la crisis de H-1B,
“expandiendo el E-3 sería una solución lógica y de baja fricción. Podría ofrecer un beneficio práctico, centrado en las personas: hacer que la movilidad laboral sea tan fluida como el comercio y los flujos de capital”.
Esta visión pone énfasis en un enfoque humano y práctico, donde la capacidad de atraer talento no se ve obstaculizada por barreras administrativas que no respondan a las necesidades reales de las empresas y de los trabajadores cualificados.
En términos de calendario y próximos pasos, no hay un anuncio oficial del gobierno de Estados Unidos sobre la expansión del E-3 hacia Reino Unido. La discusión se mantiene en un nivel alto entre legisladores, firmas de abogados especializadas y grupos empresariales, y se vincula directamente con el intento de equilibrar la necesidad de mantener la competitividad de Estados Unidos en el mercado global de talento con la necesidad de proteger a los trabajadores nacionales y regular la migración de alta cualificación. En ese sentido, el debate se sitúa en un punto crucial: si la expansión del E-3 a UK llegara a materializarse, podría generar una alternativa palpable a la vía H-1B, al tiempo que preserva la naturaleza especializada de las ocupaciones que buscan cubrirse mediante estos visados.
El peso de estas discusiones se puede medir en números: la cuota E-3, 10.500 visas anuales, y la posibilidad de que ese techo se vea ampliado si llegara a haber acuerdos bilaterales o cambios legislativos. El costo para un solicitante británico en el actual marco de visado de talento global en el Reino Unido es de £766 más £1.035 por cargo de salud, pero la insistencia de Reeves en que esa ruta puede volverse más accesible allana la posibilidad de una correlación entre políticas de movilidad laboral y cifras de empleo cualificado. En Estados Unidos, el nuevo contexto de costos y la presión de un sistema que depende fuertemente de trabajadores extranjeros para tech y ciencias de la salud genera un mosaico donde cada decisión tiene repercusiones en la vida de miles, quizá millones, de personas que esperan construir su futuro profesional en un país que ha sido, históricamente, un imán de talento.
La narrativa que emerge de estas tensiones es la de una economía que se está reescribiendo para adaptarse a un mundo interconectado. Si el visado E-3 para Reino Unido se convierte en una realidad política, podría no solo mitigar la crisis de H-1B, sino también redefinir la manera en que las empresas planifican su estrategia de contratación internacional, generando un flujo continuo de talento entre Londres y Silicon Valley, entre Manchester y Seattle, entre universidades británicas y laboratorios estadounidenses. Los analistas señalan que la expansión sería, ante todo, una señal de flexibilidad institucional ante una realidad que no admite parches simples, sino arreglos que preserven la capacidad de innovación y la capacidad de las personas para participar en proyectos que requieren habilidades altamente especializadas.
En última instancia, lo que está en juego va más allá de la competencia entre dos grandes potencias migratorias. Se trata de la forma en que Estados Unidos y sus aliados gestionan el talento que conduce a avances en tecnología, salud, investigación y educación. Se trata de la posibilidad de que una ruta como el visado E-3, adaptada para Reino Unido, funcione como un puente práctico en un momento en que la demanda de especialistas supera la oferta y las barreras administrativas, cada día más visibles, dificultan la contratación. Y se trata, sobre todo, de las personas: de las familias que esperan una estabilidad laboral, de los equipos que buscan mantener proyectos críticos y de las comunidades que sienten el efecto de cada decisión migratoria en su economía local.
Para quienes siguen de cerca la política migratoria, la incidencia de estas discusiones es concreta: se miran con interés los movimientos legislativos que podrían abrir vías nuevas y menos costosas para la movilidad laboral, al tiempo que se mantiene un escrutinio rígido sobre precios, procesos y salvaguardas. En este contexto, palabras como visa E-3, crisis H-1B y talento EE UU-UK dejan de ser códigos para convertirse en etiquetas de una política que busca equilibrar intereses empresariales, derechos de los trabajadores y la seguridad nacional. Con la presión de proyectos que dependen de una fuerza laboral global y de un mercado laboral estadounidense que busca sostener su liderazgo en innovación, las próximas semanas serán decisivas para saber si la expansión del E-3 para Reino Unido deja de ser una idea para convertirse en una realidad que transforme el mapa de la inmigración laboral en la región.
Para aquellos que trabajan en el terreno de la inmigración, el potencial cambio representa una promesa de mayor previsibilidad para contratación de personal altamente cualificado, un alivio para startups que han visto reducirse su capacidad de contratación y una vía para disminuir la fuga de talento hacia mercados más accesibles. En el diálogo entre Estados Unidos y Reino Unido, la inclusión de trabajadores británicos en el marco E-3 podría simbolizar una cooperación reforzada que no sólo compense la menor facilidad de acceso a la reunificación de familias o la seguridad de estatus, sino que también acentúe la idea de una alianza basada en la movilidad de talento, educación y experiencia.
El futuro está por definirse en los pasillos legislativos, y mientras tanto, los empresarios y trabajadores alteran su planificación cotidiana en función de la información disponible. En un mundo donde cada reforma de visados redefine carreras y oportunidades, la discusión sobre el E-3 para UK podría convertirse en una pieza central de la estrategia de Estados Unidos para mantener su papel como polo de atracción de talento global, al mismo tiempo que ofrece a aliados clave como Reino Unido una vía más directa para competir en un mercado laboral cada vez más exigente. Y en esa conversación, los números, las políticas y, sobre todo, las personas, ocultan la misma realidad: la movilidad del talento es una fuerza que mueve economías, comunidades y futuros. Para la audiencia internacional, la historia sigue siendo la misma: una nación que no sólo lidera en innovación, sino que debe demostrar que su sistema de inmigración puede adaptarse con rapidez a las necesidades del siglo XXI, sin perder de vista que detrás de cada cifra hay alguien que sueña con construir una vida profesional en un país que alguna vez representó, para millones, una promesa de oportunidad.
Para quienes deseen profundizar en las rutas y requisitos de estas vías, existe la posibilidad de consultar información oficial sobre el visado E-3 y su marco consular, así como otros detalles de política migratoria. En particular, los interesados pueden revisar la página oficial sobre el visado E-3 para australianos, que describe los trámites y las condiciones actuales, y que podría servir como base para entender cómo podría adaptarse un modelo similar a Reino Unido. Además, las empresas y los aspirantes deben estar atentos a posibles cambios legislativos que podrían modificar las cuotas, los costos y los criterios de elegibilidad en los próximos meses. Para quienes buscan comprender la ruta exacta de estos procesos, es útil consultar documentos oficiales de agencias como el Departamento de Trabajo y los consulados de Estados Unidos, y mantener un seguimiento de las noticias sobre posibles acuerdos bilaterales o modificaciones regulatorias.
Si se dan cambios, lo más probable es que lleguen con un mix de anuncios políticos y actualizaciones administrativas que delineen, con mayor claridad, el camino para ampliar el E-3 a UK y, con ello, la respuesta a la crisis H-1B. En ese momento, la conversación pasará de ser principalmente técnica a convertirse en una historia de personas y de empresas que necesitan una vía confiable para avanzar, invertir y crear, sin perder de vista el marco de seguridad y de integridad que han establecido las autoridades migratorias. En el interín, el ecosistema de talento global continuará vigilando cada detalle, cada cifra y cada declaración, porque la movilidad de trabajadores altamente calificados, cuando funciona, no solo mantiene flujos migratorios sino también impulsa innovación y crecimiento en un mundo cada vez más interconectado.
Para ampliar recursos oficiales y comprender mejor las rutas mencionadas, puede consultarse información adicional en materiales gubernamentales sobre migración laboral y visados específicos, incluido el marco del visado E-3 y sus requisitos. En particular, los lectores interesados pueden revisar información detallada sobre el visado E-3, disponible a través de la página oficial destinada a nacionales australianos, que proporciona el procedimiento de solicitud y la estructura de la cuota, entre otros elementos relevantes. Asimismo, se sugiere seguir de cerca las declaraciones de responsables políticos y las evaluaciones de impacto económico que acompañan a este debate, ya que pueden anticipar cambios prácticos en costos, plazos y procedimientos que afectarán a empresas y trabajadores por igual. Más información sobre el visado E-3
Aprende Hoy
Visado E-3 → Permiso temporal para ocupaciones especializadas disponible hoy para ciudadanos australianos, con un cupo anual de 10.500 beneficiarios principales.
Tarifa H-1B de $100,000 → Cargo nuevo anunciado en septiembre de 2025 que eleva significativamente el costo de presentar peticiones H-1B para empleadores.
Licencia de Condición Laboral (LCA) → Documento del Departamento de Trabajo en el que el empleador certifica salario y condiciones laborales para trabajadores extranjeros.
Este Artículo en Resumen
La proclamación presidencial de septiembre de 2025 que impuso una tarifa de $100,000 a nuevas peticiones H-1B ha impulsado propuestas para ampliar el visado E-3 a nacionales del Reino Unido. El E-3 ofrece costos más bajos, no tiene lotería, permite renovaciones bienales ilimitadas y autoriza al cónyuge a trabajar. Defensores buscan una solución rápida mediante acción del Congreso o acuerdos bilaterales; mientras tanto, empresas retrasan contrataciones y trasladan roles fuera de Estados Unidos.
— Por VisaVerge.com
