Puntos Clave
- La FAA impuso una parada en tierra de 102 minutos en DCA a las 11:18 a.m. por amenaza al vuelo United 512.
- United 512 aterrizó a las 11:30 a.m. con 89 pasajeros y seis tripulantes y fue aislado junto al río Potomac.
- La amenaza llegó por voz robótica exigiendo $500,000 en criptomoneda; FBI y policía no encontraron peligros.
(RONALD REAGAN WASHINGTON NATIONAL AIRPORT (DCA)) La interrupción de vuelo en el Aeropuerto Ronald Reagan de Washington Nacional terminó este martes con la reanudación de operaciones, tras una pausa en tierra de 102 minutos causada por una amenaza de bomba dirigida al vuelo United 512, que procedía desde Houston y que aterrizó en DCA a las 11:30 a.m. con 89 pasajeros y seis tripulantes a bordo. La amenaza, que fue enviada por voz robótica masculina, obligó a las autoridades a aislar la aeronave en una pista apartada de la terminal, evacuar a los pasajeros de forma segura y desplegar a respondedores de emergencia y fuerzas del orden en la escena. El episodio dejó claro el costo operativo para el tráfico aéreo de la región, con varios vuelos desviados hacia Washington Dulles y Baltimore/Washington International, y con retrasos promedio de alrededor de 51 minutos para salidas desde otros aeropuertos, algunos superando las dos horas.

La pausa comenzó cuando la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) emitió una orden de parada de operaciones a las 11:18 a.m., deteniendo todas las llegadas y salidas en DCA. El principal runway volvió a abrirse a las 12:50 p.m. después de que las autoridades determinaran que no había peligros. Los pasajeros fueron evacuados de la aeronave y trasladados en autobús hasta la terminal, mientras vehículos de emergencia rodeaban el avión cerca del río Potomac. En la comunicación entre el control de tráfico aéreo y la tripulación del United 512, un controlador dijo:
“I’m sorry to have to do this to you. We’ve got to turn you again … We have an unconfirmed bomb report for your flight, and we’ve got to get you away from the airport”.
La grabación de la amenaza recogida por las autoridades indicaba que el peligro fue anunciado por una voz robótica masculina, que afirmó:
“Someone called and said there was a bomb on 512. They said if it landed, it would explode—well, it landed”.
Este tipo de detalle subraya la seriedad de una alerta que obligó a un replanteo inmediato de la seguridad en una de las rutas de acceso más transitadas de la capital estadounidense.
El Departamento de Transporte y agencias de seguridad rindieron cuentas inmediatas sobre el manejo del incidente. La FAA indicó:
“The FAA is aware of a reported security issue on an aircraft at Reagan Washington National Airport. Passengers have been removed and the aircraft is away from the terminal while authorities investigate.”
En Washington, el FBI, a través de su oficina de campo en la región, explicó que:
“The FBI Washington Field Office’s National Capital Response Squad responded to reports of a bomb threat at Ronald Reagan Washington National Airport today. No hazards were found. The FBI continues to work with our law enforcement partners on this investigation.”
Estas frases oficiales destacan la coordinación entre agencias para evaluar y descartar cualquier riesgo, y para continuar la investigación sin interrumpir más de lo necesario las operaciones.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, también ofreció comentarios públicos:
“Earlier today a United flight from Houston to Washington D.C. received a bomb threat. The flight landed safely at DCA, passengers were evacuated, and law enforcement conducted a full search of the aircraft. The @FAANews has received the all clear and operations have resumed. I want to thank our brave men and women in law enforcement for their quick response.”
Sus palabras reflejan no solo la evaluación de seguridad sino también el reconocimiento al personal que trabajó para restablecer la normalidad de forma segura.
En el terreno, la interrupción de vuelo dejó impactos palpables para miles de viajeros y para la conectividad de la región. Varios vuelos fueron desviados a Dulles, ubicado en Virginia, y al aeropuerto Baltimore/Washington International. En lo que respecta a la situación local, la operación policial y de emergencia, coordinada por la Policía de los Aeropuertos Metropolitanos de Washington con la asistencia del FBI y otros socios federales, siguió un protocolo típico de respuesta ante amenazas, con un perímetro de seguridad establecido y una revisión exhaustiva de la aeronave. No se reportaron lesiones entre los pasajeros o la tripulación, y las operaciones se normalizaron tan pronto como se confirmó la ausencia de peligros.
Este tipo de incidentes, en los que una amenaza de bomba genera una parada de seguridad de carácter inmediato, pone de relieve los desafíos logísticos que se deben enfrentar en aeropuertos de alto tráfico como el Aeropuerto Ronald Reagan de Washington Nacional. DCA, como se conoce de forma abreviada, se encuentra en las orillas del río Potomac y opera como un centro de conectividad que da servicio a la capital y a la región circundante, con una dinámica de vuelos nacionales e internacionales que puede verse interrumpida de forma drástica ante cualquier indicio de peligro.
El procedimiento posterior a la amenaza, según las autoridades, consistió en un riguroso rastreo de la aeronave, con evacuación de pasajeros y revisión de la aeronave fuera de la terminal para evitar cualquier riesgo de explosión o de exposición a un posible artefacto. Los agentes de seguridad y los especialistas en explosivos llevaron a cabo inspecciones metódicas, con el objetivo no solo de confirmar la seguridad de esa aeronave en particular, sino de garantizar que no existieran otras amenazas en el área de la aeronave y de su entorno inmediato. La operación de búsqueda, en conjunto con las unidades del FBI y otros socios federales, reforzó la confianza en que no había peligros tras la evacuación y posterior revisión.
En términos de cronología, el incidente se desarrolló de la siguiente manera: el vuelo United 512 aterrizó en DCA alrededor de las 11:30 a.m., trayendo a bordo 89 pasajeros y seis tripulantes, y fue objeto de una amenaza que llevó a la parada en tierra y a la evacuación. La notificación de la necesidad de detener las operaciones llegó poco después, y la FAA ordenó la suspensión de todas las operaciones en el aeropuerto a las 11:18 a.m. La reanudación de las operaciones se produjo a las 12:50 p.m., cuando las autoridades concluyeron que la pista principal estaba despejada y sin riesgos. En el balance de impactos, algunos vuelos frankamente desviados hacia el aeropuerto de Dulles y BWI, y se registraron retrasos que, para salidas desde otros aeropuertos, promediaron alrededor de 51 minutos, con algunas demoras superiores a las dos horas, según informes de la época. El resultado final, tal como apuntaron las autoridades, fue la normalización de las operaciones y la confirmación de que no había peligros, lo que permitió que el Aeropuerto Ronald Reagan de Washington Nacional reanudara su actividad normal de manera progresiva.
La investigación, liderada por la Policía de los Aeropuertos Metropolitanos de Washington, continúa en coordinación con el FBI y otros socios federales. En estas investigaciones, las autoridades destacan la necesidad de analizar los detalles técnicos de las comunicaciones y de los sistemas de alarma que permiten activar protocolos de seguridad tan pronto como se detecta una amenaza de bomba. Aunque no se han difundido conclusiones finales, el énfasis recae en la necesidad de asegurar que no quede ninguna amenaza y de garantizar que la infraestructura crítica de la región pueda volver a operar con seguridad y confiabilidad.
Por ahora, el balance de seguridad parece indicar que la respuesta fue eficaz y que las operaciones en el Aeropuerto Ronald Reagan de Washington Nacional continuarán siendo objeto de revisión para mejorar aún más la coordinación entre autoridades y la rapidez de las respuestas ante posibles riesgos. En un contexto de mayor vigilancia y de una serie de alertas que a veces golpean a los aeropuertos de gran tráfico, este episodio sirve como recordatorio de que la seguridad en la aviación depende tanto de la tecnología como de la capacitación y la cooperación entre agencias, en un marco de responsabilidad y transparencia que intenta prevenir cualquier daño a los viajeros y al personal. El público y los pasajeros esperan que estas respuestas sean rápidas, precisas y, sobre todo, que salvaguarden la vida de quienes confían en el sistema de transporte aéreo para sus desplazamientos diarios.
Para quienes buscan información oficial y actualizaciones sobre incidentes de seguridad en aeropuertos, la FAA mantiene un repositorio de comunicados y actualizaciones, disponible aquí. Este episodio, que obligó a interrumpir temporalmente el flujo normal de vuelos en el Aeropuerto Ronald Reagan de Washington Nacional, subraya la necesidad de una coordinación estrecha entre autoridades, personal de emergencia y operadores aeroportuarios para mantener la seguridad sin sacrificar la eficiencia del transporte aéreo en momentos de tensión. Mientras Washington reflexiona sobre lecciones aprendidas y mejoras administrativas, los visitantes y residentes pueden estar tranquilos ante la conclusión de que la amenaza fue gestionada con rigor y que la normalidad regresó con rapidez, permitiendo a la capital seguir funcionando a pesar de la interrupción de vuelo que, por un momento, convirtió a DCA en un escenario de emergencia.
Aprende Hoy
Parada en tierra → Orden de la FAA que detiene despegues y aterrizajes en un aeropuerto por una cuestión de seguridad.
Barrido de pista → Inspección completa del área de la pista y la aeronave para localizar explosivos o riesgos.
Criptomoneda → Moneda digital usada en la demanda de extorsión; es más difícil de rastrear que el efectivo.
Policía MWAA → Policía de la Autoridad de Aeropuertos del Área Metropolitana de Washington, responsable de la seguridad en DCA.
Este Artículo en Resumen
Una amenaza de bomba dirigida al vuelo United 512 provocó una parada en tierra de 102 minutos en el Aeropuerto Ronald Reagan. La FAA detuvo operaciones a las 11:18 a.m.; el vuelo aterrizó a las 11:30 a.m. con 89 pasajeros y seis tripulantes y fue llevado a una pista apartada. Pasajeros fueron evacuados y la aeronave inspeccionada; a las 12:50 p.m. se reabrió la pista sin hallar peligros. La investigación conjunta de la policía aeroportuaria y el FBI examina la llamada con voz robótica que exigía $500,000 en criptomoneda.
— Por VisaVerge.com
