Puntos Clave
- La tasa de integridad de visa de $250 entra en vigor el 1 de octubre de 2025, elevando la visa a $442.
- El gasto de visitantes internacionales bajará a cerca de $169 mil millones en 2025, $12.5 mil millones menos.
- Se esperan llegadas internacionales 9.4% menores en 2025; reservas de ocio desde Canadá caen 40%, Europa 17%.
(USA) La industria turística de Estados Unidos enfrenta un periodo difícil en 2025, con un aumento de costos para los visitantes internacionales gracias a una nueva tasa y a un repunte de los precios domésticos, mientras el dólar débil ofrece apenas un alivio limitado. A partir del 1 de octubre de 2025 entra en vigor una nueva “tasa de integridad de visa” de 250 dólares, elevando el costo total de una visa de visitante a 442 dólares. Este incremento, según analistas y actores del sector, podría disuadir a muchos turistas, especialmente de países fuera del programa de exención de visas, como México, Argentina, India, Brasil y China. En conjunto, estas dinámicas llegan en un momento en el que la demanda global ya está bajo presión y los costos de vivir en Estados Unidos siguen subiendo, lo que complica aún más la decisión de viajar al país.

La combinación de una cuota extra y de precios internos elevados se produce en un contexto en el que, pese a un dólar más débil frente a otras monedas, el turismo internacional no ha recibido el impulso esperado. En 2025, la proyección para el gasto de visitantes internacionales cae por debajo de los 169 mil millones de dólares, desde los 181 mil millones de 2024, lo que supone una caída significativa. Las estimaciones señalan que la economía podría perder 12,5 mil millones de dólares en gasto de visitantes internacionales este año, una cifra que tendría efectos en empleos y en los ingresos fiscales regionales. El turismo sustenta más de 20 millones de empleos y aporta una parte relevante de la recaudación, lo que hace que estas pérdidas tengan un efecto directo en comunidades enteras que dependen de la afluencia de turistas y de la actividad hotelera y de transporte asociada.
Las cifras de llegada de visitantes también muestran una bajada notable. Se espera que las llegadas internacionales caigan un 9,4% en 2025, con caídas especialmente pronunciadas en ciertos mercados. Canadá, por ejemplo, registra una caída del 40% en reservas de ocio, y Europa reporta una disminución del 17% en marzo de 2025. Estas tendencias subrayan la amplitud del desafío: incluso con una tasa de cambio que podría favorecer a los viajeros estadounidenses que salen por viaje al extranjero, el apetito de viajar a Estados Unidos entre los visitantes extranjeros parece estar conteniéndose ante costos más altos y mayores trámites.
El efecto de la nueva tasa no se limita a la suma inmediata de 442 dólares para una visa de visitante. Los analistas calculan que el costo adicional podría traducirse en un descenso de aproximadamente un millón de visitas a Estados Unidos en 2026 y hasta 3,5 millones de visitas menos para 2028, una proyección que llega en un momento en el que otras economías regionales están ampliando sus puertas a los turistas para estimular el crecimiento. El peso de estas proyecciones recae, sobre todo, en ciudades y regiones que viven del turismo, desde centros históricos y zonas costeras hasta aeropuertos y hubs de cruceros, donde el gasto de los visitantes internacionales es una parte crucial de la economía local.
La industria se ha mostrado preocupada por el impacto de estos cambios. Julia Simpson, presidenta y directora ejecutiva de WTTC, ofrece una visión contundente:
“This is a wake-up call for the U.S. government. The world’s biggest Travel & Tourism economy is heading in the wrong direction, not because of a lack of demand, but because of a failure to act. While other nations are rolling out the welcome mat, the U.S. government is putting up the ‘closed’ sign”.
Sus palabras, citadas textualmente, apuntan a la percepción de que la mayor economía mundial de turismo podría perder terreno frente a competidores que facilitan la llegada de visitantes. En el sector privado, Gabe Rizzi, presidente de Altour, añade otra arista:
“Any friction we add to the traveler experience is going to cut travel volumes by some amount”.
Sus comentarios subrayan la preocupación de que incluso obstáculos relativamente menores en el proceso de viaje pueden traducirse en una reducción sustancial del flujo de visitantes.
La narrativa de mayor costo y trámites no llega aislada de la realidad cotidiana de hoteles, aerolíneas y negocios que dependen del turismo. Se ha observado una caída en la ocupación hotelera general, con un descenso reportado de alrededor del 9%, y las aerolíneas han reducido capacidad internacional para ajustarse a una demanda menor. En conjunto, estos signos reflejan una economía turística que lucha por sostenerse frente a una combinación de barreras de entrada y de precios domésticos elevados, que van desde alojamiento, alimentación y experiencias culturales hasta servicios de transporte y entretenimiento.
El marco de referencia para entender el efecto de la tasa de integridad de visa y de los costos asociados se enmarca también en una realidad más amplia: la necesidad de equilibrar la seguridad y la integridad del sistema migratorio con la atracción de visitantes que aportan ingresos y empleos. En informes y análisis de la industria, se señala que la tasa de integridad de visa no opera en un vacío; se suma a una suma de factores, entre ellos la subida general de precios en el país y la fluctuación de la demanda internacional. El resultado es una demanda más elástica, donde los viajeros pueden elegir destinos con trámites más simples o costos totales menores. Aun cuando el dólar se debilita frente a otras divisas, el efecto neto sobre la demanda de turismo internacional parece modesto, o incluso negativo en algunos mercados, frente a la expectativa de crecimiento sostenido.
Entre las dinámicas que alimentan estas tendencias está la sensibilidad de las empresas turísticas a las variaciones en el gasto medio de los visitantes y a la intensidad de la competencia entre destinos. Por ejemplo, los operadores de turismo señalan que cualquier fricción adicional para el viajero, incluso en forma de trámites de solicitud o de costos de viaje, se traduce en una reducción de la demanda. La industria argumenta que los costos deben contemplar no solo el precio inmediato de la visa, sino también el costo total de una visita: vuelos, alojamiento, comida y experiencias que, sumados, pueden justificar una decisión distinta por parte del visitante internacional. Y si la tasa de integridad de visa se combina con un entorno de precios domésticos elevados, la decisión de viajar al país puede inclinarse hacia destinos donde el costo total de la visita sea menor.
El gobierno de Estados Unidos ha defendido la necesidad de reforzar la seguridad y la integridad del sistema de visas, pero la pregunta que cruza a muchos analistas es si el enfoque actual logrará mantener el flujo de visitantes sin comprometer la seguridad y la seguridad de los procesos. En la práctica, el efecto neto para los visitantes internacionales podría ser mayor de lo previsto si el costo adicional se percibe como una barrera significativa para la planificación de viajes. En el lado de los viajeros, la expectativa de un dólar débil para las transacciones internacionales podría haber sugerido un incentivo para visitar Estados Unidos, ya que el costo en moneda local sería menor. Sin embargo, los informes indican que esa fortaleza relativa del dólar no se ha traducido en un repunte suficiente para amortiguar el impacto de las nuevas tarifas y del comportamiento de precios internos.
Desde la perspectiva macroeconómica, los efectos pueden sentirse en cascada. Menos gasto de visitantes internacionales podría reducir la recaudación de impuestos vinculada al turismo y afectar a pequeñas empresas y a comunidades que dependen del turismo como motor de desarrollo regional. Aunque el dólar débil podría favorecer a los turistas estadounidenses que viajan al extranjero, ese beneficio no se trasladaría a los visitantes internacionales que llegan a Estados Unidos. En el análisis de políticas públicas y en las proyecciones de la industria, se subraya que la suma de la tasa de integridad de visa, el incremento de precios y la debilidad relativa del dólar para los visitantes extranjeros podría traducirse en una menor llegada de turistas y, con ello, en un menor gasto en ciudades que dependen de la visita de extranjeros para sostener su economía local.
El mensaje de los analistas es claro: si Estados Unidos quiere conservar su posición como principal destino de viaje, deberá equilibrar la seguridad con una estrategia de puertas abiertas que no enfríe el ánimo de los turistas. En ese marco, el discurso de los responsables de turismo y política migratoria se mantiene bajo escrutinio público, sobre todo cuando se acercan fechas cruciales para la implementación de la nueva tasa. En cuanto a los cambios reguladores, la industria espera un proceso de ajuste y comunicación que explique con claridad a los viajeros qué costos adicionales implicará la visita y qué beneficios podrían acompañar la experiencia, como mejoras en servicios o en la seguridad de los procesos consulares.
Para los visitantes internacionales que planifican su próxima experiencia en Estados Unidos, la advertencia es doble. Por un lado, el costo total de la visa ya se eleva a 442 dólares, y la tasa de integridad de visa añade 250 dólares al costo inicial. Por otro, el entorno de precios en el país continúa en ascenso, lo que significa que el gasto total de un viaje podría superar con holgura las expectativas para muchas familias y grupos. En las próximas semanas, el sector vigilará de cerca los movimientos de demanda y la reacción de los mercados de viajes ante estos cambios. Las aerolíneas, cadenas hoteleras y operadores turísticos que atienden a visitantes internacionales ya están ajustando sus planes de capacidad y promoción para 2026, en un intento por mitigar el impacto de las nuevas tasas y de la volatilidad de la demanda. Para entender el alcance total de la medida, los analistas miran más allá de las cifras de gasto anual y observan la respuesta de mercados clave, incluidos Canadá y Europa, que han mostrado respuestas preparadas a cambios en la oferta y en los costos de viaje.
En este contexto, una cifra es especialmente reveladora: la expectativa de que las llegadas internacionales podrían reducirse en casi un dígito en 2025, lo que implicaría un menor flujo de visitantes y de ingresos fiscales para múltiples ciudades y estados. Los responsables de la economía local advierten que el turismo no es un lujo, sino una columna vertebral de la actividad económica en muchas regiones. En medio de este paisaje, el sector continúa promoviendo la idea de que Estados Unidos sigue siendo un destino innegablemente atractivo: su patrimonio, su diversidad y su inigualable oferta cultural siguen atrayendo a millones, incluso cuando la balanza se inclina hacia un costo mayor para los turistas.
Para los formuladores de políticas, la pregunta clave es si es posible mantener la seguridad y la integridad sin desincentivar el turismo. Si la meta es preservar la vitalidad de las comunidades que dependen del turismo internacional, las decisiones futuras podrían requerir una revisión de la política de visas o una revisión gradual de la tasa de integridad de visa, acompañada de medidas de mitigación que hagan que una visita a Estados Unidos siga siendo viable para un conjunto más amplio de visitantes. Mientras tanto, el flujo de visitantes internacionales continúa acompañando la conversación sobre cómo la economía global, con su dólar débil y sus dinámicas cambiantes, interactúa con la experiencia de viaje y con la vida de millones de personas que buscan conocer, aprender y explorar. El viaje a Estados Unidos, como se ha visto, no es sólo una cuestión de billetes y números: es también un espejo de las prioridades de un país en un momento de cambios significativos, donde cada decisión tiene un impacto directo en la vida de quienes sueñan con descubrir lo que ofrece la nación más grande del mundo. Para los viajeros, las autoridades y las comunidades, la tarea es clara: navegar con claridad entre seguridad, accesibilidad y oportunidad, mientras se espera que las políticas públicas respondan a una realidad que sigue evolucionando.
Para entender mejor el marco y las cifras, el público puede consultar las directrices oficiales de la visa y sus costos en el sitio del Departamento de Estado de EE. UU. y sus recursos para visas de visitante, que explican las tarifas y los procedimientos aplicables. Aquellos interesados en información formal sobre tarifas y requisitos pueden consultar el sitio oficial de tarifas de visas de EE. UU.. En el plano práctico, las discusiones sobre la tasa de integridad de visa y su impacto en la llegada de visitantes internacionales siguen siendo un tema central para agencias de turismo, gobiernos locales y actores del sector privado que, en conjunto, buscan entender cuál será el costo real para las personas que sueñan con explorar Estados Unidos, y qué medidas podrían equilibrar seguridad y crecimiento económico en un momento de dólar débil.
El debate continúa, con voces que advierten sobre pérdidas potenciales y otras que insisten en la necesidad de mantener estándares de seguridad robustos. Lo que está claro es que la combinación de una tasa de integridad de visa, incrementos en los precios domésticos y un dólar débil, en un entorno global que ya es competitivo, podría terminar redefiniendo el mapa de destinos para los visitantes internacionales en los próximos años. Mientras tanto, las comunidades que viven del turismo observan de cerca los cambios, esperando que las políticas públicas del país puedan lograr un delicado equilibrio entre abrir la puerta a quienes llegan con curiosidad y garantizar que el sistema de visa permanezca confiable y eficiente para quienes ya lo usan. En ese equilibrio, la gente común, los negocios y los destinos que dependen del turismo esperan una respuesta que haga sostenible el sector sin sacrificar la seguridad ni la experiencia del viajero.
Aprende Hoy
tasa de integridad de visa → Cargo nuevo de $250 sobre solicitudes de visa de visitante, destinado a financiar controles y medidas de seguridad.
visa de visitante → Permiso no migratorio (B-1/B-2) que autoriza viajes temporales a EE. UU. por turismo o negocios.
dólar débil → Descenso del valor del dólar frente a otras monedas, que puede alterar costos relativos y patrones de viaje.
llegadas internacionales → Número de visitantes extranjeros que ingresan a EE. UU., indicador clave de la demanda turística.
Este Artículo en Resumen
El 1 de octubre de 2025 EE. UU. implementa una tasa de integridad de visa de $250, elevando el costo de la visa a $442. La industria prevé que el gasto de visitantes caerá a cerca de $169 mil millones en 2025, una pérdida estimada de $12.5 mil millones respecto a 2024, y que las llegadas disminuirán 9.4%. Caídas fuertes vienen de Canadá y Europa. Hoteles y aerolíneas ya ajustan capacidad y personal ante el menor flujo de turistas.
— Por VisaVerge.com
 
					
 
                                
                              
		 
		 
		