Puntos Clave
- En 2025 el 18% de detenciones en salas de retención excedieron 12 horas, frente al 4% en 2024.
- Krome reportó 600+ personas en febrero 2025; 62% superaron las 12 horas; algunos permanecieron más de 30 días.
- Demandas colectivas presentadas el 11 de agosto y 18 de septiembre de 2025 alegan condiciones hacinadas y bloqueo de abogados.
(KROME PROCESSING CENTER, FLORIDA) Un nuevo informe periodístico revela que la Immigration and Customs Enforcement (ICE) está violando de manera sistemática sus propias políticas de detención al mantener a personas en “hold rooms” o salas de retención de forma secreta durante días o incluso semanas, superando con creces los límites oficiales y creando condiciones descritas como inhumanas, hacinadas y peligrosas. Las revelaciones, basadas en datos de 2025 y en testimonios de detainees y documentos judiciales, señalan que estas prácticas se han extendido incluso después de que la administración haya movido piezas políticas clave, y que las consecuencias se sienten en comunidades a lo largo del país. El caso central destacado se entrelaza con auditorías internas, acciones legales y voces de organizaciones de defensa de inmigrantes que dicen que estas condiciones buscan presionar a los detenidos para que acepten medidas de deportación sin luchar sus casos.

En los primeros meses de 2025, cuando Donald Trump regresó a la presidencia y, según las informaciones, ICE emitió una autorización especial que permitía mantener a personas en detención por hasta 72 horas, las denuncias señalan que, en la práctica, individuos han estado retenidos durante siete días o más, y en algunos casos por más de 30 días. Este desfase entre la política oficial y la realidad operativa ha generado un marco de preocupación creciente entre abogados, defensores de derechos humanos y jueces federales, que han ordenado medidas para aliviar el hacinamiento, asegurar el acceso a la asesoría legal y mejorar las condiciones sanitarias en múltiples instalaciones. El contraste entre las promesas de cuidado básico y la experiencia diaria de las personas en detención ha alimentado una conversación nacional sobre la política de detención de ICE y sus condiciones.
En el Krome Processing Center en Florida, la revisión de datos de 2025 revela que “600+” personas estuvieron retenidas en salas de retención a mediados de febrero de ese año, con un porcentaje significativo que excedió el máximo de 12 horas previsto por las políticas de la agencia. Para la gente que pasa por estas salas, la experiencia se describe con detalles que no dejan lugar a la ambigüedad sobre el alcance de la crisis de detención. Las cifras proporcionadas señalan que el régimen de almacenamiento de personas en estas salas ha derivado en un escenario en el que las personas a menudo no tienen cama, y la falta de higiene y de servicios básicos agrava la tensión existente. En estas dependencias, se han reportado condiciones que incluyen dormir en el piso o en sillas, a menudo junto a inodoros, sin camas, almohadas ni mantas, y con escasez de comida, lo que agrava el estado de salud de quienes esperan traducción de sus casos o una resolución de su estatus.
La evidencia recogida en Nueva York, específicamente en la oficina del ICE en 26 Federal Plaza, muestra un patrón similar. En los primeros días de julio de 2025, 191 personas fueron retenidas, con una estancia promedio de 32 horas; algunas permanecieron hasta 10 días. Estas cifras, que contrastan con la versión oficial de que la detención debe ser una medida temporal y regulada, ilustran un fenómeno que, de acuerdo con las fuentes, se ha convertido en una práctica extendida que afecta a quienes buscan asilo, a quienes enfrentan procesos migratorios prolongados y a sus familias que esperan respuestas en una ciudad que ya de por sí concentra un gran número de migrantes. Las descripciones de las condiciones en 26 Federal Plaza incluyen a detainees que informan haber estado “packed” durante una semana o más, durmiendo “on the floor next to the toilet” en celdas que son “either freezing or oppressively hot,” y que reciben “at most only two small meals a day.”
En Baltimore, las estimaciones señalan que el 92% de las detenciones que pasaron por salas de retención excedieron las 12 horas, con una duración promedio de 53 horas. Estos números, extraídos de investigaciones y reportes de vigilancia, subrayan un problema estructural: las instalaciones de ICE no siempre respetan los límites operativos que la propia agencia había establecido para la retención de personas en tránsito. En todo el país, el Deportation Data Project encontró que el 18% de las detenciones en salas de retención superaron las 12 horas durante 2025, frente a un 4% en 2024, indicando una escalada en la duración de estas retenciones. Este incremento temporal coincide con un periodo de tensiones políticas y judiciales alrededor de la política de detención de ICE, complejizando el panorama para los detenidos y para sus familiares.
Las condiciones descritas por las personas detenidas muestran un cuadro que va más allá de la simple incomodidad. En los testimonios recogidos en múltiples ubicaciones, se observa una ausencia de servicios básicos y una atención médica que a menudo se retrasa o es inexistente. Los relatos reproducen un conjunto de experiencias que el cuerpo de informes de vigilancia y organizaciones de derechos humanos ha descrito repetidamente como una combinación de hacinamiento, escasez de higiene y fallas en la atención médica. Los detenidos reportan escasez de duchas y una higiene inadecuada, con días sin bañarse o sin ropa limpia. En lo que respecta a la alimentación, varios detenidos han indicado que reciben una cantidad insuficiente de comida, a veces solo una o dos comidas pequeñas en el día, una situación que a largo plazo puede acarrear problemas de salud. La ausencia de atención médica adecuada, tal como se describe en los relatos, ha llevado a casos de enfermedad que, en algunos escenarios, se han convertido en muertes en el marco de las instalaciones de ICE, aumentando la preocupación por la seguridad de las personas retenidas.
Entre las voces que han contado su experiencia, una inmigrante venezolana en Manhattan afirmó en un video que circula con fuerza por redes sociales:
“They treat us like dogs.”
Sus palabras, citadas literalmente, se han convertido en un símbolo de la indignación que embarga a muchos detenidos y a sus familias, que ven en estas salas una alternativa a un proceso justo que, a su juicio, se ve obstaculizado por la retención prolongada y las condiciones degradantes. Por otra parte, un inmigrante mexicano encerrado en Krome dejó una grabación con una frase que se ha difundido entre defensores y periodistas:
“We’re practically kidnapped. There are people who have been held for more than 30 days and have not been processed.”
Este testimonio aporta una dimensión humana contundente a la narrativa de las políticas de detención y subraya las preocupaciones sobre el procesamiento de casos, el acceso a la asesoría legal y las posibilidades de revisión de detenciones prolongadas.
En Manhattan, los detenidos en 26 Federal Plaza describen condiciones en las que estaban “packed” para una semana o más, durmiendo “on the floor next to the toilet” en celdas que son “either freezing or oppressively hot,” y con una dieta de “at most only two small meals a day.” Estas descripciones, que forman parte de la colección de testimonios y de las quejas presentadas, conectan con un hilo mayor de reportes que señalan deficiencias en acceso a servicios, irregularidades en la higiene y fallos en la capacidad de las autoridades para garantizar un trato humano, incluso cuando la detención es de naturaleza administrativa o de políticas de control fronterizo.
Las respuestas oficiales de ICE sostienen una postura diferente. En diversos comunicados y declaraciones públicas, la agencia ha defendido que
“All detainees receive adequate food, medical treatment, showers, blankets, and have the opportunity to communicate with their families and attorneys […] Most of our facilities have higher detention standards than most U.S. prisons, which house American citizens. Ensuring the safety and well-being of those in our custody is a top priority.”
Estas afirmaciones, que se articulan en el marco de respuestas institucionales a acusaciones de condiciones inaceptables, han sido citadas frecuentemente por la agencia para contrarrestar señalamientos de negligencia. Sin embargo, los defensores de derechos humanos y varios jueces federales han pedido mejoras específicas para reducir el hacinamiento, proporcionar esteras para dormir y garantizar un acceso más rápido a asesoría legal y a servicios médicos, especialmente en instalaciones como Manhattan y otras grandes sedes deICE.
La lucha legal ha ido ganando un lugar cada vez más central en el panorama de la detención migratoria. El 11 de agosto de 2025, Sergio Barco Mercado presentó una demanda colectiva, Barco Mercado v. Noem, desafiando la detención prolongada y las condiciones “hacinadas, squalid, and punitive” en 26 Federal Plaza, alegando violaciones de derechos constitucionales. El 18 de septiembre de 2025, otra acción colectiva, Pablo Sequen v. Kaiser, fue dirigida contra la oficina de ICE en San Francisco por mantener a inmigrantes durante hasta seis días en condiciones similares, señalando privaciones de sueño, negligencia médica y negativa de acceso a asesoría legal. En respuesta a estas denuncias, ICE ha mantenido su postura de que las instalaciones cumplen con estándares, mientras que las órdenes de tribunales y las resoluciones de la corte han exigido mejoras, incluyendo mayor acceso a asesoría legal y eliminación de ciertas prácticas de retención que se consideran excesivas. En este contexto, el uso de salas de retención ha sido objeto de escrutinio constante por parte de la inspectoría gubernamental y de organizaciones de defensa, que han documentado condiciones peligrosas y falta de rendición de cuentas en múltiples instalaciones.
Expertos y defensores de derechos de los inmigrantes sostienen que la política de detención de ICE en su práctica actual ha convertido las salas de retención en una herramienta de presión para que los detenidos acepten acuerdos de deportación más rápido o sin una defensa robusta. En este marco, la vigilancia y los informes de la DHS Inspector General han señalado, en repetidas ocasiones, condiciones inseguras, negligencia médica y falta de rendición de cuentas en instalaciones de ICE, alimentando un ciclo de denuncia pública y litigios que persisten a lo largo de 2025 y más allá. La conversación pública sobre ICE, las salas de retención y la política de detención continúa, con un escrutinio judicial que busca equilibrar la necesidad de gestionar la inmigración con la obligación de garantizar derechos humanos básicos.
Más allá de los datos y las cifras, el marco humano se mantiene en el centro de la conversación. Las historias de quienes han pasado días y semanas en salas de retención, sin el acceso usual a servicios, familiares y asesoría, alimentan una crítica sostenida a la capacidad de las instituciones para garantizar procesos justos en un sistema de detención que, según los propios denunciantes, no siempre respeta esos principios. En este sentido, los informes de organizaciones de defensa y de denuncias de empleados y exfuncionarios han subrayado que la presión para acelerar procesos y la falta de supervisión efectiva crean condiciones que pueden convertir estas salas en escenarios de vulnerabilidad extrema.
El panorama, en resumen, es de un conflicto entre políticas que buscan controlar la migración y una realidad operativa que, según las denuncias, ha dejado a cientos de personas expuestas a condiciones que podrían considerarse degradantes y, en algunos casos, peligrosas para la salud. Los datos de 2025 muestran una expansión en la duración de las detenciones por encima de lo que las normas de ICE permiten, un hecho que ha llevado a una ola de demandas judiciales y a un debate público intenso sobre la política de detención y el uso de salas de retención. En Krome, como en 26 Federal Plaza y en otras instalaciones, la tensión entre la promesa institucional de protección de derechos y la experiencia reportada de quienes esperan resolución a sus estatus migratorios ha puesto de relieve la necesidad de una revisión profunda, tanto de las políticas como de su implementación en el terreno.
La historia de 2025, según las fuentes, es una narración de contraste: por un lado, la declaración oficial de ICE de que
“All detainees receive adequate food, medical treatment, showers, blankets, and have the opportunity to communicate with their families and attorneys”
y de que
“Most of our facilities have higher detention standards than most U.S. prisons”
por el otro, una serie de relatos de detención prolongada, hacinamiento y condiciones que, para muchos, parecen remitir a una experiencia de privación de derechos fundamentales. En su conjunto, la evidencia disponible sugiere que, a pesar de las afirmaciones institucionales, la realidad en salas de retención como las de Krome y 26 Federal Plaza sigue siendo el eje de una controversia que podría redefinir la política de detención y la supervisión de ICE en los años venideros. Las solicitudes de acción judicial, las revelaciones de la Deportation Data Project y las declaraciones de defensores de derechos humanos destacan la urgencia de un marco de rendición de cuentas que vaya más allá de los comunicados oficiales y que asegure condiciones humanas, transparencia y, sobre todo, un debido proceso para las personas detenidas.
Para ICE, el desafío es doble: evitar una escalada que pudiera generar más muerte o enfermedad en sus instalaciones, y al mismo tiempo responder a las demandas de justicia y dignidad que emanan desde tribunales y desde la sociedad civil. En política de detención y en el manejo de salas de retención, las palabras “seguridad” y “humanidad” deben convivir en un equilibrio práctico, con una supervisión independiente que garantice que las políticas se apliquen de forma que protejan los derechos básicos de las personas. En Krome, en New York, en Baltimore y en las salas de retención que operan a lo largo del país, la pieza central es la dignidad humana y la certeza de que cualquier persona detenida merece un trato que esté en consonancia con los estándares de derechos humanos y con la legalidad vigente. Mientras tanto, las familias que esperan noticias, los abogados que luchan por el acceso a la representación y las personas afectadas por las detenciones prolongadas esperan una resolución que pueda, de una vez por todas, traer claridad a una política de detención que, tal como está, continúa dividiendo y cuestionando las prácticas de ICE ante la mirada del mundo.
Para más información oficial sobre los estándares de detención y los derechos de los detenidos, ICE mantiene una presencia activa en su sitio institucional, donde se detallan las políticas que rigen las condiciones de las salas de retención y los procedimientos de revisión. Los interesados pueden consultar la página oficial de ICE para obtener información actualizada sobre las directrices y las reformas en curso, así como las vías para el acceso a asesoría legal y a servicios médicos. En paralelo, la cobertura de estos temas continúa en reportajes investigativos que documentan las condiciones en las que viven cientos de personas bajo custodia, y que resaltan una necesidad urgente de transparencia y responsabilidad. La búsqueda de respuestas, en última instancia, no es solo una batalla legal, sino un compromiso humano con las personas que llegan a la frontera en busca de seguridad, dignidad y un tratamiento que refleje la valía de sus vidas, incluso cuando se encuentran en una situación de detención.
Externalidad y contexto, a partir de estas revelaciones, subrayan la importancia de una mirada continua sobre ICE, sus prácticas de detención y, en especial, la política de detención que rige la vida de quienes, por razones migratorias, terminan en salas de retención que son cada vez más el escenario de una contienda entre derechos y políticas. El debate permanece abierto, las preguntas persisten y la gente, dentro y fuera de las instalaciones, exige respuestas claras, verificables y una responsabilidad que no admite demora. ICE, salas de retención y la política de detención siguen en el centro de un escrutinio que se intensifica en 2025, mientras las familias, abogados y defensores esperan un progreso tangible que pueda devolver la dignidad a un proceso que, hasta ahora, ha estado marcado por fallenças de atención, retrasos y preocupaciones profundas sobre la seguridad y el bienestar de las personas bajo custodia.
Para lectura adicional y contexto institucional sobre las políticas de ICE y detención, puede consultarse el sitio oficial del organismo, que ofrece información actualizada sobre directrices, derechos y recursos disponibles para detenidos y sus familiares. Además, para aquellos interesados en marcos legales y casos judiciales relevantes, las demandas Barco Mercado v. Noem y Pablo Sequen v. Kaiser ofrecen un marco de referencia sobre las tensiones entre la detención prolongada y los derechos constitucionales en el contexto de la detención migratoria en los Estados Unidos. En particular, estas acciones judiciales destacan el debate continuo sobre la necesidad de evitar condiciones que podrían verse como inadecuadas, y la obligación de las autoridades de garantizar cargos y procesos que respeten la dignidad y los derechos humanos de todas las personas en custodia. En última instancia, la historia de 2025 es una llamada a la acción para un sistema de detención que equilibre seguridad, legalidad y humanidad, con salvaguardas efectivas que protejan a las personas mientras se define su futuro en el marco de la ley estadounidense.
Aprende Hoy
ICE → Immigration and Customs Enforcement, agencia federal encargada de la aplicación de las leyes migratorias y la detención.
Sala de retención (hold room) → Espacio temporal en oficinas de ICE para retener a personas mientras se gestionan traslados o revisiones.
Deportation Data Project → Iniciativa de investigación que analiza datos sobre aplicación migratoria y detenciones en EE. UU.
Autorización 72 horas → Permiso interno emitido en 2025 que permitió hasta 72 horas en salas de retención, ampliando el tope anterior de 12 horas.
Este Artículo en Resumen
En 2025 ICE amplió en la práctica las estancias en salas de retención más allá de los límites oficiales, con casos documentados en Krome, 26 Federal Plaza y Baltimore donde personas permanecieron días o semanas en condiciones insalubres. Denuncias incluyen falta de duchas, comidas escasas, acceso médico limitado y dificultad para comunicarse con abogados. ICE sostiene que cumple estándares. Demandas colectivas presentadas en agosto y septiembre de 2025 impulsan medidas judiciales y supervisión.
— Por VisaVerge.com
