Puntos Clave
- El consulado de EE. UU. revocó la visa B1/B2 de Wole Soyinka mediante carta fechada el 23 de octubre de 2025.
- Soyinka dijo que el viaje era para resolver una auditoría fiscal del IRS y rechazó una reentrevista del 11 de septiembre de 2025.
- En julio de 2025 EE. UU. limitó visados no inmigrantes para nigerianos a entrada única de tres meses.
(LAGOS, NIGERIA) El gobierno de Estados Unidos revocó la visa de Estados Unidos del laureado con el Nobel de Literatura, Wole Soyinka, una decisión que ha sorprendido al mundo académico y cultural de Lagos y que intensifica el debate sobre las políticas migratorias y su impacto en figuras públicas africanas. Soyinka, de 91 años, anunció el martes 28 de octubre de 2025 que la embajada y el consulado de Estados Unidos en Lagos habían retirado su visa de no inmigrante, una B1/B2 destinada a fines de negocios o turismo. La revocación llegó después de que el propio consulado emitiera una carta fechada el 23 de octubre de 2025, en la que se indicaba que “información adicional disponible” había surgido tras la emisión de la visa y se solicitaba a Soyinka que llevara su pasaporte para la cancelación física de la visa.

La noticia llegó a golpe de sorpresa para un escritor que durante décadas ha mantenido puentes culturales entre Nigeria y Estados Unidos, y que ha sido figura central en debates sobre libertad de expresión, derechos civiles y las dinámicas políticas que acercan o distancian a las dos naciones. En una rueda de prensa realizada en su residencia, la Kongi’s Harvest Gallery, en Lagos, Soyinka afirmó de forma directa el alcance de la medida y la frustración que le provoca su efecto inmediato sobre sus planes y su agenda internacional.
“It is necessary for me to hold this conference so that people in the United States who are expecting me for this event or that event do not waste their time. I have no visa; I am banned, obviously, from the United States. And if you want to see me, you know where to find me.”
La experiencia de Soyinka, figura literaria que ha transitado entre universidades como Cornell y centros culturales de todo el mundo, no es simplemente una cuestión de viajes cancelados. El veterano escritor ha intentado aclarar que su viaje a Estados Unidos estaba vinculado a un proceso fiscal con el Servicio de Impuestos Internos (IRS) que buscaba resolver para evitar ser etiquetado como un “tax dodger” ante la opinión pública internacional. La frase exacta del Nobel en la conferencia subraya esta tensión entre lo personal y lo político:
“I was shocked by the development, noting that my planned trip to the United States was intended to resolve a tax audit issue with the U.S. Internal Revenue Service (IRS), in order to prevent being labelled a ‘tax dodger.’”
Estas palabras, repetidas por Soyinka ante los reporteros, enfatizan que la revocación no fue un simple trámite administrativo sino una jugada que afecta a un intelectual de renombre y a la percepción de Estados Unidos como un destino para el debate crítico y el intercambio cultural.
La escena de la conferencia no se limitó a la mera explicación de las circunstancias del veto. Soyinka hizo chistes con la formalidad de la situación cuando describió el requerimiento de la embajada para que llevara su pasaporte con el fin de “la cancelación física” de la visa.
“This is one of the most humorous sentences or requests I’ve had in my life—that I should bring my passport to the consulate to have a stamp on the page. Will any of you like to volunteer in my place and take it for me? I’m a little bit busy and rushed.”
Estas líneas, que despliegan una mezcla de humor seco y resignación, reflejan la ironía de una situación que coloca a un académico veterano frente a la burocracia migratoria en pleno siglo XXI.
En cuanto a la posibilidad de volver a solicitar la visa, Soyinka respondió con una contundente referencia a su trayectoria y a sus prioridades.
“How old am I? What am I going to do in the US? Human beings live there, my friends, families, colleagues. There are productions going on there. I won’t take the initiative because there is nothing I am looking for there. I have contributed in establishing some institutions there. I give them as much as they gave me. They owe me nothing, I owe them nothing.”
Estas palabras, citadas textualmente, no dejan lugar a ambigüedades: no hay intención de reintentar el proceso en el corto plazo, y su relación con Estados Unidos se mantiene más como una herencia de colaboración y distancias políticas que como una necesidad de movilidad.
La decisión de la embajada y el consulado se produce en un contexto más amplio de cambios en la política de visados para Nigeria, anunciados en julio de 2025. A partir de ese mes, la Embajada de Estados Unidos en Nigeria limitó los visados de no inmigrante para ciudadanos nigerianos a permisos de entrada única de tres meses, una modificación que reemplazó la política anterior de visados de múltiples entradas válidos hasta cinco años. Este giro, que ha generado preocupación entre académicos, empresas y artistas que tenían viajes planificados, se sitúa en la escena de las tensiones entre Nigeria y Estados Unidos sobre migración, seguridad y cooperación cultural. La revocación de Soyinka, si bien puede ser vista como un caso individual, se interpreta en parte como una señal de que las nuevas reglas pueden afectar de forma directa a personalidades públicas que dependen de estos permisos para participar en residencias, seminarios, presentaciones y proyectos conjuntos con instituciones estadounidenses.
Antes de la revocación, Soyinka había rechazado una invitación de la Consulado para una reentrevista de visa programada para el 11 de septiembre de 2025. En aquella ocasión, calificó la invitación como “extraña y absurda” y criticó la elección de la fecha como “un día de luto nacional, de expiación por la Embajada de Estados Unidos. Deberían cerrar las oficinas ese día, no invitar a la gente a venir a que les quiten las visas.” Estas declaraciones, recogidas en distintos comunicados, ofrecen una visión de cómo el novelista percibe la interacción entre las autoridades estadounidenses y los críticos de sus políticas migratorias.
Quien observa el caso señala posibles lecturas sobre motivaciones y marcos de decisión. Soyinka ha sido crítico con algunas políticas de inmigración de administraciones anteriores en Estados Unidos y ha recordado públicamente su relación con ese país. En su testimonio, afirmó que
“no ha hecho nada criminal en los Estados Unidos”
y subrayó que mantiene relaciones cordiales con ciudadanos y comunidades estadounidenses. Esa línea refleja un tema recurrente en la cobertura de casos de visados de figuras públicas: la frontera entre la libertad de expresión, la crítica política y la seguridad migratoria, que a veces se cruzan de formas impredecibles para quienes viven en dos mundos culturales intensamente conectados.
Entre las reacciones iniciales, la Embajada de Estados Unidos en Nigeria no respondió de inmediato a las solicitudes de comentario, según fuentes cercanas al proceso. Sin embargo, Soyinka mostró ante la prensa la copia de la carta del consulado que confirmó la revocación, dando cuenta de su autenticidad. En Lagos, la noticia provocó un intenso debate entre periodistas, académicos y líderes culturales, que valoran la figura de Soyinka como un puente entre Nigeria y Estados Unidos, a la vez que reconocen que las políticas de visado pueden repercutir en la movilidad de artistas, académicos y empresarios africanos.
La vida de Wole Soyinka es, en muchos sentidos, una crónica de cruces entre continentes. Su estatura como Nobel de Literatura, su experiencia como dramaturgo y su papel como exprofesor en Cornell han contribuido a una imagen de Nigeria que no se limita a sus fronteras. En Lagos, su figura es también una vía de entendimiento hacia el resto del mundo. Por ello, la noticia de la revocación de su visa de Estados Unidos resuena no solo por la anécdota de una entrevista cancelada o por la ironía de la carta de la embajada, sino por lo que su caso revela sobre cómo la política migratoria puede afectar a voces que, a lo largo de décadas, han defendido el diálogo entre culturas y la defensa de la libertad intelectual.
La lectura de los hechos, tal como se presentaron a través de la cronología suministrada por el propio Soyinka y por las instituciones involucradas, muestra que el revés no especifica exactamente cuál fue la información “adicional” que llevó al veto. En la actualidad, no se han hecho públicas más explicaciones oficiales sobre los motivos o las evidencias que sustentaron la decisión. Ese silencio, sin embargo, no impide que el público y los analistas señalen posibles líneas de interpretación. Algunos señalan que el eco político de la crítica de Soyinka a ciertas políticas migratorias podría haber contribuido a un marco de revisión más estricto, mientras que otros sostienen que la práctica de limitar visas de no inmigrante a tres meses podría haber reforzado la percepción de que la movilidad de figuras culturales y académicas cambió de manera sustantiva en el último año.
Para el universo literario y cultural de Lagos, la noticia añade una capa de complejidad a la ya dinámica relación entre Nigeria y Estados Unidos. Wole Soyinka ha sido, en varias ocasiones, una voz de alerta y de esperanza para muchos que ven en las artes y la academia un terreno de encuentro. En ese marco, la conversación pública se centra en lo que significa poder viajar, enseñar y colaborar a través de fronteras. Lagos, como ciudad donde conviven la historia de la independencia y una era de rápida urbanización, continúa siendo un crisol de ideas donde el debate sobre visa de Estados Unidos, libertad de expresión y cooperación internacional se interpreta no como un choque de antagonismos, sino como una oportunidad para entender mejor las tensiones de un mundo que depende cada vez más de la movilidad intelectual.
La noticia también ha puesto de relieve la forma en que las personalidades públicas gestionan sus relaciones con Estados Unidos cuando se encuentran en el cruce de intereses personales y responsabilidades públicas. Soyinka, que ha sido a la vez crítico y colaborador de instituciones estadounidenses, ha dejado claro que no considera que haya un crimen por lo que se refiere a su conducta en Estados Unidos y ha insistido en que no le deben nada ni él a ellos, en palabras de su propia declaración:
“They owe me nothing, I owe them nothing.”
Aunque la frase exacta citada por los asistentes y periodistas ha sido interpretada en diferentes sentidos, la idea subyacente se mantiene firme: la relación entre un artista y un país puede definirse por la reciprocidad de la cooperación y los límites de la crítica pública.
En Lagos, la conversación continúa mientras Soyinka establece un marco para entender su situación dentro de un paisaje global que ha cambiado. Por un lado, la figura de Soyinka continúa siendo una referencia para las generaciones jóvenes de escritores y activistas que ven en su dedicación a la libertad y a la verdad una inspiración. Por otro, la decisión de la embajada de revocar su visa abre preguntas sobre la estabilidad de los procesos de visado para figuras culturales en África y la manera en que tales medidas pueden afectar agendas de producción, investigación y eventos culturales que involucran socios en Estados Unidos. Con todo, la historia de Wole Soyinka se convirtió en un espejo que refleja no solo la política migratoria, sino también la complejidad de tener una voz que cruza fronteras en un mundo que exige cada vez más claridad, responsabilidad y paciencia ante las decisiones administrativas.
En cuanto a la vida pública de Soyinka, su decisión de no buscar una reentrada en un momento inmediato contrasta con la visión de un escritor que ha dejado claro, a lo largo de su trayectoria, su compromiso con instituciones norteamericanas y con la libertad de expresión. Si bien la carta de la embajada no ofrece detalles adicionales, la audiencia que sigue su carrera en Lagos y en otros centros culturales entiende que, para Soyinka, la movilidad ha sido una herramienta para el intercambio de ideas más que un fin en sí misma. En ese sentido, la situación actual no solo marca una derrota personal para el dramaturgo y novelista, sino que también señala una fricción más amplia: la tensión entre un proceso migratorio que pretende ser seguro y una comunidad creativa que busca continuar sus colaboraciones y debates sin interrupciones.
Aun así, el debate no se agota en la figura de Wole Soyinka. La conversación se extiende a políticos, académicos y líderes culturales que evalúan el impacto de restricciones como la nueva política de visados para Nigeria y la forma en que estas medidas influyen en la movilidad de artistas, investigadores y empresarios. El caso de Soyinka, con su suma de historia personal y significado público, puede convertirse en un referente para futuras coberturas sobre visados, transparencia administrativa y el escrutinio público de las decisiones migratorias que afectan a figuras de alto perfil en Africa.
Mientras tanto, Lagos continúa viviendo entre la memoria de la figura que es Wole Soyinka y la realidad de un mundo que, a veces, parece requerir más respuestas que explicaciones. En el tablero de la política migratoria y cultural, la historia del Nobel allí presente recuerda que la conversación entre Nigeria y Estados Unidos no se agota en las noticias de una revocación de visa, sino que plantea preguntas sobre cómo proteger el derecho de los artistas y académicos a circunvalar fronteras para enseñar, aprender y continuar colaborando en un entorno global. Y, en esa conversación, la figura de Wole Soyinka permanece como un hilo que conecta Lagos con la historia y el futuro de la literatura, de la crítica social y de las instituciones que sostienen la capacidad de ver el mundo a través de los ojos de un escritor que, pese a todo, continúa vivo en el centro de la escena cultural y política.
Para quienes siguen de cerca la escena cultural e intelectual de Lagos, este episodio subraya la volatilidad de las normas de migración y su impacto en la vida cotidiana de figuras que, a pesar de su edad, siguen siendo activos y demandados en escenarios internacionales. Soyinka, por su parte, ha dejado claro que su posición no se reduce a un único episodio. Más allá de la noticia de la revocación de su visa, su vida y su legado continúan siendo un recordatorio de que la cultura puede y debe cruzar fronteras, incluso cuando las políticas migratorias de los países de destino cambian de manera abrupta. En Lagos, la conversación continúa, alimentada por la memoria de un hombre que ha vivido múltiples experiencias y que, pese a la revocación de su visa, sigue invitando al mundo a mirar con atención la compleja relación entre la libertad de crear y la soberanía de los Estados que hostigan o acogen a los artistas y pensadores que, como Wole Soyinka, configuran la historia viva de la diáspora y la cultura global.
Para ampliar el contexto y facilitar el acceso a la información oficial relacionada con la visa de Estados Unidos, los lectores pueden consultar la página oficial de información sobre visados de Estados Unidos. Esta fuente ofrece orientación sobre requisitos y procesos para solicitantes internacionales, y puede ser particularmente útil para académicos y artistas que contemplan futuras visitas o proyectos transnacionales. En particular, para aquellos que ya han gestado planes en EE. UU. y necesitan aclarar las diferencias entre los tipos de visado, la situación descrita en Nigeria en 2025 resalta la necesidad de consultar regularmente las actualizaciones de política migratoria y de buscar asesoría legal cuando las reglas cambian repentinamente. En ese marco, el caso de Wole Soyinka, con su resonancia mundial, recuerda que la movilidad cultural permanece como un componente crucial en la conversación sobre libertad, ciudadanía y cooperación entre naciones. Para más información, consulta la página oficial de visa de Estados Unidos y los recursos proporcionados por el gobierno estadounidense. Visa de Estados Unidos
Notas de contexto: este artículo usa las declaraciones públicas de Wole Soyinka y la información de la carta de la embajada citada por el propio autor y reportes de prensa, con énfasis en la fecha de la revocación de la visa, el contenido de la carta y las respuestas de Soyinka. Las fechas relevantes incluyen la carta fechada el 23 de octubre de 2025 y el anuncio público el 28 de octubre de 2025, marcando un hito en la evolución de las políticas de visado para Nigeria. En Lagos, la búsqueda de claridad sobre las implicaciones prácticas de la medida continúa, con particular interés en cómo estas decisiones afectarán a otros artistas y académos que dependen de permisos de entrada de Estados Unidos para colaborar con instituciones estadounidenses y participar en proyectos culturales y educativos.
Aprende Hoy
Visa B1/B2 → Categoría de visa no inmigrante de EE. UU. para viajes de negocios (B1) y turismo o visitas (B2).
Revocación consular → Acción del consulado de cancelar una visa ya emitida, a veces por nueva información disponible.
Auditoría del IRS → Revisión del Servicio de Impuestos Internos de EE. UU. para verificar la exactitud de declaraciones fiscales.
Entrada única → Tipo de visa que permite solo una entrada a EE. UU.; se requiere nueva visa para regresar.
Este Artículo en Resumen
El consulado de Estados Unidos en Lagos revocó la visa B1/B2 del Nobel Wole Soyinka mediante una carta del 23 de octubre de 2025 que aludía a “información adicional”. Soyinka dijo que la visita planeada buscaba resolver una auditoría fiscal con el IRS y que rechazó una reentrevista programada para el 11 de septiembre de 2025. Afirmó que no solicitará otra visa y continuará su actividad desde Lagos. La decisión ocurre tras la limitación de julio de 2025 que restringió visados nigerianos a permisos de entrada única por tres meses.
— Por VisaVerge.com
