Puntos Clave
- Amenaza de bomba obligó a desalojar el Vuelo Delta 2313 en LaGuardia el 4 de noviembre de 2025.
- La Port Authority Police trasladó la aeronave desde la Terminal C y la revisó; a las 22:00 no hallaron explosivos.
- El vuelo se reprogramó para la mañana del 5 de noviembre; los pasajeros regresaron a la terminal y tuvieron que reacomodarse.
(NEW YORK, NY, UNITED STATES) Una amenaza de bomba obligó este martes a desalojar a los pasajeros del Vuelo Delta 2313 en el Aeropuerto LaGuardia, en Nueva York, poco antes de su horario de salida hacia Minneapolis. El incidente, que comenzó alrededor de las 20:00 horas del martes 4 de noviembre de 2025, llevó a escoltar a todos los ocupantes de la aeronave fuera del avión y a desplazar el aparato lejos de la Terminal C mientras las autoridades actuaban ante lo que se describió como una posible amenaza de seguridad. La investigación, coordinada por la Port Authority Police y servicios de emergencia, culminó alrededor de las 22:00 horas con la decisión de no hallar explosivos ni ninguna amenaza real, y a los pasajeros se les permitió regresar a la terminal mientras continuaban los trabajos de revisión.

La secuencia de eventos, narrada por quienes estuvieron presentes y por las autoridades, dejó en claro el peso inmediato de la situación. Jason Matheson, presentador de KMSP y pasajero del vuelo, describió la experiencia:
“We got boarded, the plane went a little way down the runway. Stopped for about 40 minutes, and then we were told there was a security issue.”
La frase, tomada tal cual por la cadena local durante la cobertura, captura el instante en que la aeronave fue detenida en la pista y el primer contacto con la alerta de seguridad. En otro recuento recogido por TMZ, un pasajero comentó que “the pilot announced there would be a delay, but that no one was in danger.” y añadió que “an individual [was] escorted from their seat before the rest of the passengers were removed.” Esas palabras, que aparecen tal cual en la cobertura de medios, subrayan la extensión de la incertidumbre y la secuencia de evacuación ordenada que siguió.
Delta Airlines emitió un comunicado oficial para explicar la situación:
“Delta flight 2313 customers were deplaned and transported back to the terminal due to a potential security concern. The safety and security of our customers and employees comes before all else and we apologize for the delay in their travels.”
La firma de la aerolínea enfatizó que la prioridad era la seguridad, y que las demoras eran inevitables ante la necesidad de revisar posibles riesgos. Los equipos de emergencia rodearon la aeronave con vehículos y personal, y las operaciones de búsqueda se ejecutaron con rigor, dio a entender el relato oficial de las autoridades presentes en LaGuardia.
A las 22:00 horas, el plan quedó claro para los pasajeros que aguardaban en la terminal: el avión fue inspeccionado y el área alrededor de la aeronave fue asegurada mientras los investigadores trabajaban. El resultado fue favorable: no se detectaron explosivos ni amenazas, y el avión quedó en tierra en condiciones que permitieron iniciar el regreso de los pasajeros a la terminal.
“La seguridad de nuestros clientes y empleados es la prioridad”,
se repitió desde las filas de las autoridades, que insistieron en que la revisión fue minuciosa y que no hubo heridos.
El desarrollo de la noche dejó un impacto visible en el flujo de viajes y en la experiencia de quienes esperaban montarse en ese vuelo hacia Minneapolis. La aeronave permanece fuera de la puerta de embarque, replegada para evitar ralentizar las labores de revisión, y la decisión de retrasar el Vuelo Delta 2313 hasta la mañana del miércoles 5 de noviembre de 2025, fue anunciada para los pasajeros que aguardaban en la terminal. La pausa de la operación, que comenzó poco antes de las 20:00 horas y se prolongó durante aproximadamente dos horas, demuestra la tensión que se vive cuando una amenaza de seguridad se detecta en un punto neurálgico del tráfico aéreo de una gran ciudad. Aunque los distritos aledaños mantienen su rutina, el Aeropuerto LaGuardia —uno de los hubs más transitados de la región— se vio obligado a reorganizar flujos de pasajeros y tiempos de salida, con un efecto colateral en otras operaciones y vuelos programados para esa franja horaria.
La coincidencia temporal de otro incidente de seguridad ese mismo día en el Reagan National Airport de Washington, D.C. dejó a las autoridades investigando posibles conexiones, aunque hasta el cierre de esta crónica no había confirmación oficial de un vínculo entre ambos hechos. Las autoridades indicaron que, por ahora, se trató de dos eventos separados, con protocolos y equipos de respuesta operando de manera autónoma en cada instalación. En LaGuardia, la Port Authority Police asumió la operación de respuesta y coordinación, mientras Delta gestionó la comunicación con los pasajeros y las soluciones logísticas para la reubicación y el reacomodo de las personas afectadas.
El relato de la noche también dejó constancia de la experiencia de las personas que estaban a bordo o cerca del incidente. En las horas posteriores al desalojo, la atención se centró en la seguridad de quienes fueron trasladados de regreso a la terminal y en la necesidad de mantener a la gente informada en un momento de alta tensión y confusión inevitable en un aeropuerto de gran tamaño. Las autoridades enfatizaron que, tras la revisión, la pista y las áreas de embarque fueron autorizadas para su uso de nuevo y que la operación de despegar de nuevo el Vuelo Delta 2313 requeriría reprogramación y confirmación de los pasajeros para una nueva salida. En el entorno de un Aeropuerto LaGuardia que, como otros, funciona con sistemas complejos de seguridad y control de tráfico, los procedimientos y la coordinación entre agencias se mostraron robustos, con resultados que, aunque no eliminan el retraso, aseguraron la ausencia de daños o amenazas reales.
Con el paso de las horas, el ambiente a la salida de la terminal mostró una mezcla de frustración y alivio entre quienes esperaban respuestas y soluciones para el viaje interrumpido. En términos prácticos, la investigación dejó claro que no hubo explosivos ni riesgo posterior, y que la operación concluyó sin víctimas ni daños, lo que evita consecuencias más amplias para otros pasajeros que dependían de conexiones y vuelos programados para ese día. Aun así, la interrupción fue especialmente notable para los viajeros que tenían reservas, compromisos y conexiones en destinos clave del Medio Oeste y Noroeste del país, así como para quienes, como parte de su viaje de negocio o de familia, esperaban llegar a Minneapolis ese mismo día.
La información oficial presentada por Delta, Port Authority Police y servicios de emergencia describe un cuadro claro de lo sucedido: una amenaza de bomba, que constituye un hecho grave, activó la alarma de seguridad en un momento en que el aeropuerto operaba a alta capacidad. Los equipos de respuesta actuaron con diligencia, detuvieron el vuelo y llevaron a cabo una revisión exhaustiva para garantizar que no hubiese peligro alguno. Los pasajeros que fueron desalojados regresaron a la terminal y fueron asistidos para reacomodarse en el proceso de reprogramación, mientras la aeronave permanecía en un estado de revisión y seguridad que requería tiempo para completar.
En el contexto de la seguridad aérea, el incidente subraya la importancia de las rutas y las instalaciones de alto tráfico en Estados Unidos para gestionar rápidamente incidentes que podrían generar interrupciones extensas. Aunque la amenaza de bomba provocó preocupación inmediata entre los presentes, las autoridades pudieron confirmar, con el paso de las horas, que la evaluación fue concluida sin hallazgos peligrosos. En ese sentido, la experiencia a la hora de gestionar la seguridad, la evacuación y el control de daños sirve como un recordatorio de la necesidad de respuestas coordinadas entre agencias, aerolíneas y personal de seguridad para minimizar riesgos y mantener informados a los viajeros.
La historia de lo ocurrido en LaGuardia llega en un momento en que la seguridad y la confiabilidad de las operaciones aeroportuarias siguen siendo una prioridad para los viajeros, las aerolíneas y el público en general. Los pasajeros de Delta 2313, que aguardaban una salida prevista para las 20:00 horas, ahora esperan a confirmar nuevamente su viaje para la mañana siguiente, con la esperanza de una salida que permita retomar el itinerario sin más contratiempos. Para quienes están pendientes de detalles prácticos, el estado de la aeronave y su programación se actualiza a medida que las autoridades terminan de analizar la escena y que Delta coordina las reposiciones de asientos, cambios de reserva y servicios de asistencia para los viajeros que fueron impactados por la demora.
La narrativa de la noche en LaGuardia, alimentada por las declaraciones de Delta y las autoridades, se acompasa con un sentimiento de agradecimiento por la cooperación de pasajeros y personal que, en medio de la confusión, siguió las indicaciones y colaboró para que el operativo transcurriera sin incidentes mayores. En términos humanos, lo que está en juego es la seguridad de las personas, la confianza de quienes viajan y la capacidad de la infraestructura aeroportuaria para responder con rapidez ante una amenaza que, sin confirmación de daño, mostró cuánta preparación y disciplina tienen las operaciones de seguridad en un momento de crisis.
Para el público que observa desde casa o desde la terminal, la lección más tangible es que, incluso cuando las tensiones aumentan y la incertidumbre se instala, la respuesta coordinada entre Port Authority Police, servicios de emergencia y Delta puede convertir una situación potencialmente traumática en una resolución relativamente limpia. Mientras se evalúa la duración real de las demoras y se ultiman los arreglos para el Vuelo Delta 2313, la cobertura de este episodio se mantiene con atención a cualquier nuevo detalle que pueda surgir, especialmente en un entorno donde cada minuto puede significar un cambio para quienes esperan sus destinos.
Si bien la atmósfera era tensa, la experiencia dejó una nota clara: la seguridad es, ante todo, prioridad en un aeropuerto de la escala de LaGuardia, y las autoridades trabajan con transparencia para explicar a los pasajeros lo que sucede, incluso cuando la verdad tarda en aclararse. En el mundo de la aviación moderna, donde las amenazas pueden emerger repentinamente y afectar a miles, la capacidad de respuesta rápida y la claridad de la información resultan cruciales para preservar la confianza en el sistema y para asegurar que, al final, la seguridad se imponga sin dañar a quienes dependen del transporte aéreo para sus vidas, sus familias y sus empleos.
Para quienes buscan orientación oficial sobre seguridad y preparativos ante incidentes en aeropuertos, las autoridades recomiendan consultar recursos de seguridad y orientación proporcionados por organismos gubernamentales como TSA. En este episodio, la combinación de mensajes claros, respuesta inmediata y revisión detallada ofreció la salvaguarda necesaria y, al mismo tiempo, dejó en claro que la ruta de un Vuelo Delta 2313 hacia Minneapolis tendrá que esperar una nueva ventana, a la espera de la confirmación de una salida que, cuando llegue, deberá coexistir con un aprendizaje continuo sobre cómo actuar ante amenazas en los aeropuertos que no dejan de vivir en la primera línea de la seguridad pública.
Aprende Hoy
Amenaza de bomba → Advertencia sobre la posible presencia de un artefacto explosivo que activa protocolos de seguridad y evacuación.
Terminal C → Una de las áreas de embarque de LaGuardia desde donde despegaba el Vuelo Delta 2313.
Port Authority Police → Agencia policial que supervisa seguridad en aeropuertos y bienes gestionados por la Port Authority en la región.
Desalojo → Proceso de hacer salir a los pasajeros de la aeronave para permitir una inspección o aumentar la seguridad.
Este Artículo en Resumen
El 4 de noviembre de 2025, una amenaza de bomba detuvo el Vuelo Delta 2313 en LaGuardia antes de su salida programada a las 20:00. La Port Authority Police movió el avión desde la Terminal C, escoltó a una persona fuera de la cabina y desalojó a los pasajeros mientras equipos de emergencia realizaron una búsqueda que duró alrededor de dos horas. A las 22:00 no se encontraron explosivos ni heridos. Delta reprogramó el vuelo para el 5 de noviembre y los pasajeros debieron reacomodarse.
— Por VisaVerge.com
